viernes, 7 de agosto de 2015

LA CRUZ Y EL CÍRCULO



           

            Los antiguos Filósofos han atribuido siempre algo de divino y misterioso a la forma del círculo. El mundo antiguo, consecuente con su simbolismo y sus intuiciones panteísticas, uniendo los dos infinitos, visible e invisible, en uno, representaba a la Deidad, así como a su Velo externo, por un círculo. Esta fusión de los dos en una unidad, y la aplicación del nombre Theos indistintamente a ambos, es explicada, con lo cual se hace más científica y filosófica. 

La definición etimológica de Platón de la palabra theos, se ha expuesto ya en otra parte. En su Cratylus la deriva del verbo the-ein, “mover”, como sugerida por el movimiento de los cuerpos celestes, a los cuales relaciona con la Deidad. Según la Filosofía Esotérica, esta Deidad, durante sus “Noches” y sus “Días”, o Ciclos de Reposo y Actividad, es el Movimiento Perpetuo, Eterno, el “ETERNO DEVENIR, así como lo siempre universalmente Presente y lo Siempre Existente”.

 Lo último es la raíz abstracta; lo primero es el único concepto posible para la mente humana, si no relaciona esta Deidad con alguna figura o forma. Es una evolución perpetua e incesante, que dando vuelta al círculo en su progreso constante, torna, después de evos de duración, a su estado original - la UNIDAD ABSOLUTA.
            
Sólo los Dioses menores llevaban los atributos simbólicos de los superiores. así, el Dios Shoo, la personificación de Ra, que aparece como el “Gran Gato de la Cuenca de Persea en An” , era muchas veces representado en los monumentos egipcios sentado y teniendo una cruz, símbolo de los cuatro Cuadrantes o Elementos, unida a un círculo.
            En la erudita obra de Gerald Massey, The Natural Genesis, bajo el título “Typology of the Cross”, hay más que aprender acerca de la cruz y del círculo, que en ninguna otra obra conocida. El que desee tener pruebas de la antigüedad de la cruz, puede dirigirse a dicho libro. El autor dice:

                                        El círculo y la cruz son inseparables... La Cruz Ansata
 une al círculo y la cruz de cuatro extremos. Partiendo de esto, el círculo y la cruz fueron a veces intercambiables. Por ejemplo, el Chakra, o Disco de Vishnu, es un círculo.

 El nombre denota el círculo, dar vueltas, periodicidad, la rueda del tiempo.




Ésta la usa el dios como un arma para lanzar al enemigo. De un modo semejante, Thor arroja su arma, el Fylfot, una forma de la cruz de cuatro pies (la Svastika) y tipo de los cuatro cuadrantes.



 Así la cruz es equivalente al círculo del año. El emblema de la rueda une la cruz y el círculo en uno, como sucede con el pan jeroglífico y el lazo-Ankh .

 No era el doble signo sagrado para el profano, sino sólo para los Iniciados. Raúl Rochette muestra que :

            El signo ...
se presenta como el reverso de una moneda fenicia, con un morueco como anverso... El mismo signo, llamado algunas veces Espejo de Venus, porque representa la reproducción, fue empleado para marcar las ancas de yeguas de valor de Corinto, y otras hermosas razas de caballos.

            Esto prueba que aun en tiempos tan remotos la cruz se había convertido ya en símbolo de la procreación humana, y que ya había empezado a olvidarse el origen divino de la cruz y el círculo.
           


  El Journal of the Royal Asiatic Society  da otra forma de la cruz:

            En cada uno de los cuatro extremos está colocado un arco de curva oviforme, y cuando se unen los cuatro forman un óvalo; así, la figura combina la cruz con el círculo a su alrededor en cuatro porciones, que corresponden a los cuatro extremos de la cruz. Los cuatro segmentos corresponden a los cuatro pies de la cruz Svástica y al Fylfot de Thor. La flor de loto de cuatro pétalos de Buddha está también figurada en el centro de esta cruz, pues el loto es una representación egipcia e inda de los cuatro cuadrantes. Si se unen los cuatro cuartos de arco, forman una elipse, y la elipse está igualmente figurada en cada brazo de la cruz. esta elipse, por tanto, denota la órbita de la tierra... Sir J. Y. Simpson copió el siguiente ejemplar ......... que se presenta aquí como la cruz de los dos equinoccios y de los dos solsticios colocada dentro de la figura de la órbita de la tierra. La misma figura ovoide, o en figura de bote, se ve algunas veces en los dibujos indos con siete escalones en cada extremo, como la  forma o modalidad de Meru.

            Éste es el aspecto astronómico del doble signo. Pero hay seis aspectos más, y podemos intentar la interpretación de algunos de estos. El asunto es tan vasto, que por sí solo requeriría muchos volúmenes.
            El más curioso de estos símbolos egipcios de la cruz y el círculo, que menciona la obra antes citada, es uno que obtiene toda su explicación y colorido final de los símbolos arios de la misma naturaleza. Dice el autor:

            La cruz de cuatro brazos es simplemente la cruz de los cuatro cuadrantes, pero el signo de la cruz no es siempre sencillo. Éste fue un tipo que se desarrolló de un principio identificable, y que fue después adaptado a la expresión de varias ideas. La cruz más sagrada de Egipto, que llevaban en las manos los Dioses, los  Faraones y los muertos momificados, es el Ankhel Ru del signo Ankh sea el tipo femenino del lugar del nacimiento, que representa el norte. En el cuadrante del norte fue donde la Diosa de las Siete Estrellas, llamada la “Madre de las Revoluciones”, dio a luz al tiempo, en el primer ciclo del año. El primer signo de este círculo y ciclo primordiales hechos en el cielo, es la forma más primitiva de la cruz-Ankh ........ un simple lazo que contiene a la vez en una imagen el círculo y la cruz. Este ojal o lazo está puesto enfrente del más antiguo generador, el Tifón de la Osa Mayor, como su Ark, ideografía de un período, de una terminación, de un tiempo, como mostrando el significado de una revolución. Esto, pues, representa el círculo descripto en el cielo del norte por la Osa Mayor, el cual constituía el año más primitivo del tiempo; de cuyo hecho inferimos que el ojal o Ru del norte representa ese cuadrante, el lugar del nacimiento del tiempo, cuando se figura como el Ru del símbolo Ankh. Ciertamente, esto puede probarse. El lazo es un tipo de Ark o Rek, para cálculo. El Ru de la cruz Ankh fue continuado en R cipriota, ............, y en el Ro, ...........(30) copto. El Ro se llevaba en la cruz griega ............. la cual está formada del Ro y Chi, o R-k... El Rek, o Ark, era el signo de todo principio (Arche) en este punto, y el lazo-Ark es la cruz del norte, la parte de atrás del cielo .
.......,
el signo de la vida, lo vivo, un roble, la alianza... El extremo superior es el jeroglífico Ru ........ puesto sobre la cruz Tau. El Ru es la puerta, la entrada, la boca, el sitio de salida. Esto denota el lugar de nacimiento en el cuadrante norte de los cielos, de donde renace el Sol. De aquí que

            Ahora bien; esto es, igualmente, astronómico y fálico por completo. La versión Puránica en la India da a todo el asunto otro colorido. Sin destruir la anterior interpretaciòn, revela una parte de sus misterios con ayuda de la clave astronómica, ofreciendo así una interpretación más metafísica. El lazo Ankh ........... no pertenece solamente a Egipto. Existe con el nombre de pâsha, una cuerda que el Shiva de cuatro brazos tiene en la mano del




 ...........brazo derecho posterior  Mahâdeva es representado en la postura de un asceta, como Mahâyogi, con su tercer ojo ............, que es en otra forma “el Ru ............, puesto sobre la cruz Tau”. El pâsha está cogido de tal modo, que el primer dedo y la mano cerca del pulgar hacen la cruz, u ojal y cruzamiento. 


¡Nuestros orientalistas quieren que represente una cuerda para atar a criminales refractarios, en vista de que Kâlî, consorte de Shiva, la tiene como atributo!


            

El pâsha tiene aquí un doble significado, como lo tiene el trishûla de Shiva y todos los demás atributos divinos. Este doble significado radica en Shiva, pues Rudra tiene seguramente la misma significación que la Cruz Ansata egipcia, en su sentido cósmico y místico. En manos de Shiva, el pâsha se convierte en lingyónico. Shiva, como ya se dicho, es un nombre desconocido en los Vedas. En el Yajur Veda Blanco es donde Rudra aparece por primera vez como el gran Dios, Mahâdeva, cuyo símbolo es el Lingam. En el Rig Veda se le llama Rudra, el “aullador”, la Deidad benéfica y maléfica a la vez, el Sanador y el Destructor. En el Vishnu Purâna, él es el Dios que surge de la frente de Brahmâ, que se separa en macho y hembra, y es el padre de los Rudras o Maruts, la mitad de los cuales son brillantes y bondadosos, y la otra mitad negros y feroces. En los Vedas, él es el Ego Divino aspirando a volver a su puro estado deífico; y, al mismo tiempo, es ese Ego Divino aprisionado en una forma terrestre, cuyas fieras pasiones hacen de él el “rugiente”, el “terrible”. Esto se ve bien en el Brihadâranyaka Upanishad, en donde los Rudras, la progenie de Rudra, 



Dios del Fuego, es llamada “los diez alientos vitales (prâna, la vida), con el corazón (manas) como onceno”  mientas que como Shiva, es el destructor de esa vida. Brahmâ le llama Rudra, y le da, además, otros siete nombres, que significan siete formas de manifestación y también los siete poderes de la naturaleza, que destruye, sólo para volver a crear o regenerar.


          
             De aquí que el lazo cruciforme, o pâsha, en mano de Shiva, cuando se le representa como un asceta, Mahâyogin, no tenga significación fálica; y verdaderamente, se necesita una imaginación muy inclinada en este sentido para ver tal significado hasta en un símbolo astronómico. Como emblema de “puerta, entrada, boca, lugar de salida”, significa la “puerta estrecha” que conduce al Reino de los Cielos, mucho más que el “sitio de nacimiento” en sentido fisiológico.
            

Es una Cruz en un Círculo y Cruz Ansata, verdaderamente; pero es una cruz sobre la cual tienen que ser sacrificadas todas las pasiones humanas, antes de que el Yogi pase por la “puerta estrecha”, el círculo estrecho que se convierte en uno infinito, tan pronto como el Hombre Interno ha pasado el umbral.
            Respecto de los siete Rishis misteriosos de la constelación de la Osa Mayor, si Egipto los consagró a “Tifón, el generador más antiguo”, la India ha relacionado estos símbolos, edades hace, con el Tiempo o revoluciones del Yuga; y los Saptarishis están íntimamente relacionados con nuestra edad presente: el tenebroso Kali Yuga . El gran Círculo del Tiempo, sobre cuya faz la imaginación india ha representado el Puerco Marino, o Shishumâra, tiene la cruz implantada en él por la naturaleza, en sus divisiones y localización de estrellas, planetas y constelaciones. En el Bhâgavata Purâna ,se dice:

            A la extremidad de la cola de aquel animal cuya cabeza se dirige hacia el Sur, y cuyo cuerpo tiene forma de anillo (círculo), se encuentra a Dhruva (la ex estrella polar); a lo largo de su cola están Prajâpati, Agni, Indra, Dharma, etc., y a través de sus lomos los siete Rishis.



            Ésta es, pues, la primera y más primitiva cruz y círculo formada por la Deidad, simbolizada por Vishnu, el Círculo Eterno del Tiempo Ilimitado, Kâla, en cuyo plano se hallan atravesados todos los Dioses, criaturas y creaciones nacidas en el Espacio y el Tiempo; todos los cuales, según expresa la Filosofía mueren en el Mahâpralaya.


           

  Mientras tanto, los siete Rishis son los que marcan el tiempo y la duración de los sucesos en nuestro Ciclo de Vida septenario. Son ellos tan misteriosos como sus supuestas esposas, las Pléyades, de las cuales sólo una (la que se oculta) ha resultado virtuosa. Las Pléyades, o Krittikâs, son las nodrizas de Kârtikeya, el Dios de la Guerra (el Marte de los paganos occidentales), llamado el Jefe de los Ejércitos Celestes, o más bien de los Siddhas -Siddha-sena (traducido Yogis en el Cielo, y santos Sabios en la Tierra)-, lo cual haría a Kârtikeya idéntico a Miguel, el “Jefe de las Huestes Celestiales”; y como él un Kumâra virgen. 

En verdad, él es el Gua, el Misterioso, tanto como lo son los Saptarishis  las Krittikâs, los siete Rishis y las Pléyades, pues la interpretación de todos estos combinados revela al Adepto los misterios más grandes de la Naturaleza Oculta. 


Un punto es digno de mencionarse en esta cuestión de la cruz y el círculo, por hallarse muy relacionado con los elementos del Fuego y del Agua, que representan un papel tan importante en el simbolismo de la cruz y del círculo

Lo mismo que Marte, el cual supone Ovidio que nació solamente de su madre Juno, sin participación de padre alguno, o como los Avatâras (Krishna, por ejemplo) -tanto en Occidente como en Oriente-, Kârtikeya nació, aunque de un modo más milagroso, sin ser engendrado por padre ni madre, sino de una semilla de Rudra-Shiva, que fue arrojada al Fuego (Agni) y recibida después por el agua (el Ganges). Así, pues, nació del Fuego y del Agua: un “niño resplandeciente como el Sol y hermoso como la Luna”. 



De aquí que sea llamado Agnibhû (hijo de Agni) y Gangâputra (hijo del Ganges). Añádase a esto el hecho de que el Krittikâ y sus nodrizas, como muestra el Matsya Purâna, son presididos por Agni, o usando las palabras auténticas, “los siete Rishis están en la misma línea que el brillante Agni”; y de aquí que “Krittikâ tenga por sinónimo Âgneya” , siendo la consecuencia fácil de deducir.
            Los Rishis son, pues, los que marcan el tiempo y los períodos del Kali Yuga, la edad del pecado y de la aflicción. Según nos dice el Bhâgavata Purâna:

            Cuando el esplendor de Vishnu, llamado Krishna, se fue al cielo, entonces la edad Kali, durante la cual los hombres gozan en el pecado, invadió el mundo...
            Cuando los siete Rishis estaban en Maghâ, principió la edad Kali, que  comprende 1.200 años (divinos, o 432.000 años comunes); y cuando desde Maghâ llegan a Pûrvâsh^dhâ, entonces alcanzará su desarrollo esta edad Kali, bajo Nanda y sus sucesores.

            Ésta es la revolución de los Rishis -

            Cuando las dos primeras estrellas de los siete Rishis (la Osa Mayor) se levantan en el cielo, y se ve por la noche algún asterismo lunar, a igual distancia entre ellas, entonces los siete Rishis continúan estacionados en esa conjunción durante cien años,


           
- como hace decir a Parâshara, uno que odiaba a Nanda. Según Bentley, esta noción se originó entre los astrónomos, a fin de mostrar el valor de la precisión de los equinoccios.

            Esto se hizo ideando una línea imaginaria o gran círculo, que pasaba por los polos de la eclíptica y por el principio del Maghâ fijo, cuyo círculo se suponía que cortaba algunas de las estrellas de la Osa Mayor... Las siete estrellas de la Osa Mayor se llamaban los Rishis, y el círculo así ideado se llamó la línea de los Rishis; y estando invariablemente fijo al principio del asterismo lunar Maghâ, la precisión se anotaría estableciendo el grado, etc. de cualquier mansión lunar movible cortada por aquella línea o círculo, como un índice.

            Ha habido y hay todavía una controversia al parecer interminable acerca de la cronología de los indos. Aquí hay, sin embargo, un punto que podía ayudar a determinar, aproximadamente por lo menos, la época en que principió el simbolismo de los Rishis, y su relación con las Pléyades. Cuando Kârtikeya fue entregado por los Dioses a las Kreittikâs para que éstas lo criasen, ellas sólo eran seis, por lo cual Kârtikeya es representado con seis cabezas; pero cuando la fantasía poética de los simbologistas arios primitivos hizo de ellas las consortes de los siete Rishis, fueron siete. Sus nombres se dan, y son Ambâ, Dulâ, Nitatui, Abrayanti, Mighâyanti, Varshayanti y Chupunikâ. 

Hay otras series de nombres, pero difieren. Sea como quiera, a los Rishis se les supuso casados con las siete Krittikâs, antes de la desaparición de la séptima Pléyade. De otro modo, ¿cómo podían los astrónomos indos hablar de una estrella que nadie puede ver sin la ayuda de telescopios de la mayor potencia?  Ésta es quizás la razón, por la que se ha resuelto que en todos estos casos, la mayor parte de los sucesos descritos en las alegorías indas son “una invención muy reciente, ciertamente dentro de la Era cristiana”.
            

Los manuscritos sánscritos más antiguos sobre Astronomía principian sus series de Nakshatras, los veintisiete asterismos lunares, con el signo de Krittikâ, y esto puede apenas remontar su antigüedad más allá de 2.780 años antes de Cristo. 

Esto es con arreglo al “Calendario Védico”, aceptado hasta por los orientalistas, aun cuando resuelven la dificultad diciendo que el referido Calendario no prueba que los indos supieran nada de Astronomía en aquella fecha; y aseguran a sus lectores que, a pesar de los Calendarios, los Pandits indos han podido adquirir sus conocimientos de las casas lunares encabezadas por Krittikâ, de los fenicios, etc. 

Como quiera que esto sea, las Pléyades constituyen el grupo central del sistema de la simbología sideral. Están situadas en el cuello de la constelación de Tauro, considerada por Mädler y otros, en Astronomía, como el grupo central del sistema de la Vía Láctea; y en la Kabalah y en el Esoterismo Oriental, como el septenario sideral nacido del primer lado manifestado del triángulo superior, el ....... oculto. Este lado manifestado es Tauro, el símbolo del UNO (el número 1), o de la primera letra del alfabeto hebreo, Aleph, “toro” o “buey” cuya síntesis es Diez (10) o Yod, la letra y número perfectos. 

Las Pléyades (especialmente Alcione) son, pues, consideradas, hasta en Astronomía, como el punto central a cuyo alrededor da vueltas nuestro universo de estrellas fijas, el foco desde el cual y en el cual trabaja incesantemente el Aliento divino,  el Movimiento, durante el Manvántara. De aquí que, en los símbolos siderales de la  Filosofía Oculta, este círculo, con la cruz de estrellas sobre su faz, sea el que represente el papel principal.
            

La Doctrina Secreta nos enseña que todo en el Universo, así como el Universo mismo, se forma (se “crea”), durante sus manifestaciones periódicas, por el MOVIMIENTO acelerado puesto en actividad por el ALIENTO del Poder por Siempre desconocido  -desconocido para la humanidad presente, en todo caso- dentro del mundo fenomenal. 

El Espíritu de la Vida y de la Inmortalidad era simbolizado en todas partes por un círculo; de aquí que la serpiente mordiéndose la cola represente el Círculo de la Sabiduría en el Infinito; 


como sucede con la cruz astronómica, la cruz dentro del círculo, y el globo con el aditamento de dos alas, el cual se convertía entonces en el Escarabajo sagrado


de los egipcios, siendo su mismo nombre una indicación de la idea secreta que representaba. Pues el Escarabajo es llamado en los papiros egipcios, Khopirron y Khorpi; del verbo khopron, “devenir”; y por esto se ha hecho de él un símbolo y un emblema de la vida humana y de los sucesivos “devenires” del hombre a través de las diversas peregrinaciones y metempsícosis, o reencarnaciones, del alma libertada. Este símbolo místico muestra claramente que los egipcios creían en la reencarnación, y en las vidas y existencias sucesivas de la Entidad Inmortal. 

Como ésta, sin embargo, era una Doctrina Esotérica, revelada solamente en los Misterios por los Sacerdotes-hierofantes y los Reyes-iniciados a los Candidatos, era conservada secreta. Las inteligencias Incorpóreas (los Espíritus Planetarios, o Poderes Creadores) eran siempre representados bajo la forma de círculos. En la primitiva Filosofía de los Hierofantes, estos círculos invisibles eran las causas prototípicas y constructores de todos los orbes celestes, que eran sus cuerpos visibles o cubiertas, cuyas almas eran ellos. Ésta era, ciertamente, una enseñanza universal en la antigüedad. Según dice Proclo:             

            Antes de los números matemáticos, hay números animados; antes que las cifras aparentes, las cifras vitales, y antes de producir los mundos materiales que se mueven en un círculo, el Poder Creador produjo los círculos invisibles.

            Deus enim et circulus est, dice Ferecides en su Himno a Júpiter.

 Éste era un axioma hermético, y Pitágoras prescribía esta postración y colocación circular, durante las horas de contemplación. “El devoto debe imitar tan bien como le sea posible la forma de un círculo perfecto”, prescribe el Libro Secreto. Numa intentó vulgarizar la misma costumbre entre la gente, dice Pierius a sus lectores; y Plinio dice:

            Durante nuestro culto, arrollamos nuestros cuerpos, por decirlo así, formando un anillo - totum corpus circumaginur .    

            La Visión del profeta Ezequiel hace recordar forzosamente este misticismo del círculo, cuando contempló un “torbellino” del que salióuna rueda sobre la tierra”, cuyo trabajo “ era, como si dijéramos, una rueda en medio de una rueda”; “pues el espíritu de la criatura viviente estaba en las ruedas” .
             



(El Espíritu) da vueltas continuamente, y... retorna otra vez con arreglo a su circuito”, dice Salomón , a quien se hace en la traducción inglesa hablar del “viento”, y en el texto original se refiere tanto al espíritu como al sol. Pero el Zohar, la única glosa verdadera del predicador kabalista -explicando este versículo, que es quizás algún tanto oscuro y difícil de comprender- dice:

            Parece decir que el sol se mueve en circuitos, mientras que se refiere al Espíritu bajo el sol, llamado el Espíritu Santo, que se mueve en sentido circular, hacia ambos lados, a fin de unirse (Él y el sol) en la misma Esencia.

            El “Huevo de Oro” brahmínico,



 del cual surge, Brahmâ, la Deidad creadora, es el “Círculo y el Punto Central” de Pitágoras, 




y su símbolo apropiado. en la Doctrina Secreta, la Unidad oculta (ya la represente Parabrahman, o el “Gran Extremo” de Confucio, o la Deidad oculta por Phtah, la Luz Eterna, o hasta el Ain Soph judío), se ve siempre simbolizada por un círculo o el “cero”, (la No-Cosa y Nada absolutos, porque es lo Infinito y el TODO), mientras que el Dios-manifestado (por sus obras) se menciona como el Diámetro de ese Círculo

Esto hace evidente el simbolismo de la idea subyacente: la línea recta que pasa por el centro de un círculo tiene longitud en el sentido geométrico, pero no tiene ancho ni espesor; es un símbolo imaginario y femenino, que cruza la eternidad, y hecho para descansar sobre el plano de existencia del mundo fenomenal. Tiene dimensiones, mientras que su círculo no tiene ninguna; o, usando un término algebraico, él es la dimensión de una ecuación. Otro modo de simbolizar la idea se ve en la Década sagrada Pitagórica, que sintetiza en el número dual Diez (el uno y un círculo o cero), el TODO Absoluto, manifestándose en el verbo o Poder Generador de la Creación.

H.P Blavatsky  D.S T IV

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