domingo, 6 de septiembre de 2015

LA NATURALEZA, NO AYUDADA, FRACASA




ESTANCIA II

5.Después de enormes períodos,la Tierra cría monstruos.6.Los “Creadores”
se disgustan. 7.Ellos secan la Tierra.8.Destruyen ellos las formas.9.Las
primeras grandes mareas.10.El principio de la incrustación.

5LA RUEDA VOLTEÓ POR TREINTA CRORES MÁS. CONSTRUYÓ RÛPAS;
PIEDRAS BLANDAS QUE SE ENDURECIERON , PLANTAS DURAS QUE SE
ABLANDARON. LO VISIBLE DE LO INVISIBLE, INSECTOS Y PEQUEÑAS VIDAS
ELLA  LAS SACUDÍA DE SU DORSO CUANDO INVADÍAN A LA MADRE (a)...
DESPUÉS DE TREINTA CRORES, SE VOLVIÓ POR COMPLETO. REPOSABA SOBRE SU DORSO, SOBRE SU COSTADO... NO QUERÍA LLAMAR A HIJOS DEL CIELO, NO QUERÍA
BUSCAR A HIJOS DE LA SABIDURÍA. ELLA CREÓ DE SU PROPIO SENO, PRODUJO
HOMBRES ACUÁTICOS , TERRIBLES Y PERVERSOS (b).


            a)  Esto se refiere a una inclinación del eje, de las cuales hubo varias, y a un consiguiente diluvio y caos sobre la Tierra (sin referencia, sin embargo, al Caos Primordial), en que fueron creados monstruos, medio humanos, medio animales. Lo encontramos mencionado en el Libro de los Muertos, y también en la relación caldea de la creación, en las tablas Cutha, aunque se hallen mutiladas.
           
  No es ni siquiera una alegoría. Aquí se trata de hechos que se encuentran repetidos en la relación del Pymander, así como en las tablas caldeas de la creación. Los versículos casi pueden ser confrontados con la Cosmogonía, según la dio Beroso, la cual ha sido desfigurada por Eusebio, hasta el punto de no ser reconocible, pero algunos de cuyos rasgos pueden encontrarse en fragmentos dejados por autores griegos, como Apolodoro, Alejandro Polyhistor, etc. “Los hombres acuáticos terribles y perversos” que fueron producto de la Naturaleza Física sola, resultado del “impulso evolucionario”, y el primer intento para crear el hombre, la corona, el objeto y la meta de toda vida animal en la Tierra, se indican como fracasos en nuestras Estancias. 

¿No vemos esto mismo en la Cosmogonía berosiana, denunciada con la mayor vehemencia como el colmo del absurdo pagano? Y, sin embargo, ¿quién entre los evolucionistas puede asegurar que las cosas en el principio no pasaron tal como se describen? Sostienen los Purânas, los fragmentos egipcios y caldeos y hasta el Génesis, que ha habido dos y aún más “creaciones” antes de la última formación del Globo, el cual, al cambiar sus condiciones geológicas y atmosféricas, cambió también su flora, su fauna y sus hombres. Este aserto no sólo concuerda con todas las Cosmogonías antiguas, sino también con la Ciencia Moderna, y aun, hasta cierto punto, con la teoría de la evolución, como puede demostrarse en pocas palabras.
            
En las primeras Cosmogonías del Mundo no hay “Creación Obscura”, ni “Dragón Malo” conquistado por un Dios-Sol. Aun entre los accadios, el Gran Océano -el Abismo acuoso, o Espacio- fue el lugar de nacimiento y mansión de Ea, la Sabiduría, la Deidad infinita incognoscible. Pero para los semitas y los últimos caldeos, el Océano insondable de la Sabiduría se convierte en la Materia grosera, la substancia pecadora, siendo Ea transformada en Tiamat, el Dragón muerto por Merodach o Satán, en las ondas astrales.
             En los Purânas indos se ve a Brahmâ, el Creador, volviendo a empezar de nuevo varias “Creaciones” después de otros tantos fracasos; y se mencionan dos grandes Creaciones, la Pâdma y la Vârâha, la actual, cuando la Tierra fue sacada del Agua por Brahmâ en forma de Verraco, el Vârâha Avatâra. La Creación es presentada como un ejercicio recreativo, una diversión (Lilâ) del Dios Creador. El Zohar habla de mundos primordiales que perecieron tan pronto vinieron a la existencia. Y lo mismo se dice en el Midraish; explicando claramente Rabí Abahu que “el Santísimo” había sucesivamente creado y destruido diversos Mundos antes de tener éxito con el presente. Esto no sólo se refiere a otros Mundos en el Espacio, sino también a un misterio de nuestro propio Globo contenido en la alegoría acerca de los “Reyes de Edom”; pues las palabras “Éste me Agrada” están repetidas en el Génesis, aunque en términos desfigurados como de costumbre. Los fragmentos caldeos de la Cosmogonía en las inscripciones cuneiformes, y en otras partes, muestran dos creaciones distintas de animales y hombres, siendo destruida la primera por ser un fracaso. Las tablas cosmogónicas prueban que esta nuestra creación actual fue precedida de otras; y, como también lo ha mostrado el autor de The Qabbalah, en el Zohar, Siphra Dtzenioutha, en Jovah Rabba, 128 a, etc.; la Kabalah afirma lo mismo.

            b)  Oannes o Dragón, el “Hombre-pez” caldeo, divide su Cosmogonía y Génesis en dos partes. Primeramente  el abismo de aguas y tinieblas, en donde residían los seres más horrendos: hombres con alas, hombres con dos y cuatro alas, seres humanos con dos cabezas, con piernas y cuernos de cabra -nuestros “hombres cabríos” - hipocentauros, toros con cabeza de hombre, y perros con colas de pez. En una palabra, combinaciones de diversos animales y hombres, de peces, reptiles y otros animales monstruosos, asumiendo unos las formas y el aspecto de otros. el elemento femenino en que residían está personificado por Thalatth -el Mar o el “Agua”-, la cual fue finalmente vencida por Belus, el principio masculino. Polyhistor dice:

            Belus vino, y dividió a la mujer en dos: y de una mitad formó la tierra, y de la otra mitad el cielo; y al mismo tiempo destruyó los animales en ella.

            Según observa pertinentemente Isaac Myer:

             Para los accadios, cada objeto y poder de la Naturaleza tenía su Zi o Espíritu. Los accadios formaron sus deidades en tríadas, generalmente de varones (¿más bien sin sexo?), los semitas tenían también deidades triádicas, pero introdujeron el sexo.

o el falicismo. entre los Arios y los primeros accadios, todas las cosas son emanaciones por medio de, no por un Creador o Logos. entre los semitas, todo es engendrado.

6-LOS HOMBRES ACUÁTICOS TERRIBLES Y PERVERSOS, LOS CREÓ ELLA MISMA DE
LOS RESTOS DE OTROS. DE LOS DESPERDICIOS Y EL FANGO DE SU PRIMERA,
SEGUNDA Y TERCERA  LOS FORMÓ. LOS DHYÂNI VINIERON Y MIRARON... LOS
DHYÂN0I, PROCEDENTES DEL RESPLANDECIENTE PADRE-MADRE , VINIERON
DE LAS BLANCAS REGIONES, DE LAS MANSIONES DE LOS MORTALES INMOR-
TALES (a).  

            a)  Las explicaciones dadas en nuestras Estancias son mucho más claras que la que daría la leyenda de la creación de la tabla Cutha, aun cuando estuviese completa. Sin embargo, lo que queda de ella las corrobora. Pues, en la tabla, el “Señor de los Ángeles” destruye los hombres del abismo, “no quedando esqueletos ni restos” después que fueron muertos. Después de lo cual los Grandes Dioses crearon hombres con cuerpos de aves del desierto, seres humanos, “siete reyes, hermanos de la misma familia”, etc., lo cual se refiere a las cualidades locomotivas de los cuerpos etéreos primitivos de los hombres, que podían volar lo mismo que andar, pero que fueron “destruidos” porque no eran “perfectos”, esto es, “no tenían sexo como los Reyes de Edom”.
            
Descartando metáforas y alegorías, ¿qué dirá la Ciencia de esta idea de una creación primordial de las especies? Rechazará que los “Ángeles” y “Espíritus” tengan nada que ver en ello; pero si la Naturaleza y la ley física de evolución son los creadores de todo lo que existe en la Tierra, ¿por qué no habría de haber “tales abismos”, cuando el Globo estaba cubierto por las aguas, en los cuales se engendrasen innumerables seres monstruosos? ¿Son los “seres humanos” y los animales con cabezas humanas y dos caras, el punto inadmisible? Pero si el hombre es sólo un animal superior y desciende del bruto por una serie infinita de transformaciones, ¿Por qué no habían de tener los “eslabones perdidos” cabezas humanas sobre cuerpos de animales, o teniendo dos cabezas, que éstas fueran de bestias o viceversa, en aquellos esfuerzos primitivos de la Naturaleza? 

¿No se nos muestran, durante los períodos geológicos, en la época de los reptiles y de los mamíferos, lagartos con alas de pájaro y cabezas de serpiente en cuerpos de animales?. Y, arguyendo desde el punto de vista de la Ciencia, ¿no vemos que aun nuestra misma raza humana moderna nos proporciona ejemplares monstruosos de vez en cuando: niños con dos cabezas; cuerpos animales con cabezas humanas; niños con cabezas de perro, etc.? Esto prueba que si la Naturaleza se permite todavía tales caprichos después de estar normalizada durante edades en el orden de su trabajo evolucionario, monstruos tales como los que Beroso ha descrito eran posibles en los principios de su programa; posibilidad que ha podido existir una vez como ley, antes de escoger definitivamente sus especies y principiar con ellas su obra regular. Y ello, verdaderamente, permite ahora una prueba definida por el solo hecho de la “Reversión”, como la Ciencia lo llama.
            Esto es lo que enseña la Doctrina y lo que demuestra con pruebas numerosas. Pero no vamos a esperar la aprobación de la Teología dogmática ni la de la Ciencia materialista, sino que continuaremos con las Estancias. Que hablen éstas por sí mismas, con ayuda de la luz que los comentarios y sus explicaciones arrojan sobre ellas: el aspecto científico de estas cuestiones será considerado más adelante.
            
La Naturaleza física, al estar abandonada a sí misma en la creación del hombre animal, vemos que fracasó. Ella puede producir los dos primeros reinos, así como el de los animales inferiores; pero cuando le toca el turno al hombre, son necesarios para su creación poderes espirituales, independientes e inteligentes, además de los “vestidos de piel” y del “soplo de vida animal”. Las Mónadas humanas de las Rondas precedentes necesitan algo más elevado  que los materiales puramente físicos, para construir sus personalidades, bajo pena de permanecer aún más bajo que cualquier “Frankenstein” animal (20).

7 ELLOS SE DISGUSTARON. “NUESTRA CARNE NO ESTÁ AHI . NO HAY RÛPAS
APTOS PARA NUESTROS HERMANOS DE LA QUINTA. NO HAY MORADAS PARA LAS
VIDAS. AGUAS PURAS, NO TURBIAS, DEBEN ELLOS BEBER (a). SEQUÉMOSLAS”
     

            a)   Dice el  Catecismo sobre los Comentarios:

            De los Mundos materiales descienden los que dan forma al hombre físico en los nuevos Manvántaras. Son ellos Lha (Espíritus) inferiores, que poseen un doble cuerpo (una Forma Astral dentro de una Etérea). Son los constructores y creadores de nuestro cuerpo de ilusión...
            
Las Dos Letras  (la Mónada, llamada también el “Dragón Doble”) descendieron dentro de las formas proyectadas por los Lha (Pitris) desde las esferas de Expectación. Pero son como un tejado sin muros ni pilares en que descansar...
            
El Hombre necesita cuatro Llamas y tres Fuegos para serlo en la Tierra, y requiere la esencia de los cuarenta y nueve Fuegos  para ser perfecto. Aquellos que han abandonado las Esferas Superiores, los Dioses de la Voluntad , son los que completan al Manu de ilusión. Pues el “Dragón Doble” no tiene influencia sobre la mera forma. Es como la brisa en donde no hay árboles ni ramas que la reciban ni alberguen. No puede afectar la forma cuando no hay agente transmisor (Manas, “la Mente”) y la forma no le conoce.
            En los mundos más elevados, los tres son uno; en la Tierra (al principio) el uno se convierte en dos. Son como las dos líneas (lados) de un triángulo que ha perdido su línea base, la cual es el tercer Fuego.
             Ahora bien; esto necesita alguna explicación antes de pasar adelante. Para hacer esto, especialmente en beneficio de nuestros hermanos indo-arios (cuya interpretación esotérica puede diferir de la nuestra), tenemos que explicarles lo anterior por ciertos pasajes de sus propios libros exotéricos, especialmente los Purânas. En las alegorías de este último, Brahmâ, que es colectivamente la Fuerza Creadora del Universo, es descrito como sigue:

            Al principio de las Yugas (Cielos)... poseído del deseo y del poder de crear, e impulsado por las potencias de lo que va a ser creado, una y otra vez, al comenzar un Kalpa, produce una creación semejante 


            Ahora nos proponemos examinar la relación exotérica del Vishnu Purâna, y ver hasta qué punto concuerda con nuestra versión Oculta.

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