miércoles, 17 de octubre de 2018

LOS SIETE PRINCIPIOS



El “Misterio de Buddha” puede aplicarse a varios otros adeptos. 
Lo dificultoso es comprender debidamente aquel otro misterio de “los siete principios” del hombre, los reflejos en el hombre de las siete fuerzas de la naturaleza,ísicamente, y de las siete jerarquías del ser, intelectual y espiritualmente.

Esto es cierto, aunque a primera vista parezca trascendental y abstruso. Aunque para más clara comprensión de su naturaleza trina (en líneas generales) se divida el hombre en grupos cuyo número varía según el sistema, siempre resultan idénticas la base y la cúspide de esta división. En el hombre sólo hay tres upâdhis (bases); pero sobre ellas puede considerarse, cualquier número de koshas (envolturas) y aspectos, sin menoscabo de la armonía del conjunto. Así es que mientras el sistema esotérico acepta la división septenaria, el vedantino admite sólo cinco koshas, y el Taraka Râja Yoga los reduce a cuatro, que son los tres upâdhis, sintetizados en Âtmâ o principio supremo.


De esto deriva naturalmente la siguiente pregunta: “¿Cómo puede una personalidad, espiritual (o semiespiritual) tener doble o triple vida cambiando arbitrariamente su“Yoes  espirituales”,  y  sin  embargo  ser  la  eterna  mónada  en  la  infinidad  de  un manvántara?” La respuesta es fácil para el verdadero ocultista, pero le parecerá absurda al profano. 

Los “siete principios” son, por supuesto, manifestación de un espíritu indivisible; pero la unidad de los siete principios sólo se realiza al fin del manvantara, cuando  todos  se  reúnen  en  el  plano  de  la  Única  Realidad.  Mientras  dura  l“peregrinación”, cada reflejo de la indivisible Llama, cada aspecto del eterno Espíritu, actúa en uno de los planos de existencia (que a su vez son graduales diferenciaciones del plano inmanifestado) a que en realidad pertenece. 

Nuestro mundo terrestre reúne todas las condiciones mâyâvicas o de ilusión, y en consecuencia se infiere que si la purificada personalidad de un adepto se integra en conjunto con su Yo superior (Âtmâ y Buddhi), puede, no obstante, separarse para hacer el bien de su divina mónada y llevar en el terrestre plano de ilusión y temporánea existencia, una vida consciente en un prestado e ilusorio cuerpo que a un tiempo sirva para dos objetos: la extinción de su propio karma y la salvación de millones de hombres menos evolucionados. Si se pregunta: “Cuando un Buddha o un Jîvanmukta pasa al nirvâna, ¿en dónde continúa residiendo la conciencia? ¿En el nirvâni o en las sucesivas reencarnaciones de lo“residuos” de éste, es decir, en el nirmânakâya?” Responderemos que la conciencia encarnada puede ser, como dice Gibbon, “el conocimiento adquirido por la observación y la experiencia”; pero la conciencia desencarnada es causa y no efecto: es una parte del todo, o más bien un rayo de la ilimitada y omnidifusa Luz que se diferencia con variados reflejos en la gradual escala de su manifestada actividad. 

Por lo tanto, la conciencia eubicua; y no cabe localizarla, centrarla ni limitarla, en individuo alguno. Sus efectos pertenecen sólo a la región de la materia, porque el pensamiento es una forma de energía que de varios modos actúa sobre la materia; pero la conciencia en misma, como enseña la filosofía oculta, es la cualidad suprema del principio senciente espiritual que está en nosotros, el alma divina (o Buddhi) y nuestro Ego Superior, y no pertenece al plano de la materia. 

Después de la muerte física del hombre, si es un iniciado, la conciencia se transforma de cualidad humana en el principio independiente mismo; el ego consciente se convierte en conciencia per se sin ego alguno, pues éste ya no está limitado por el espacio y el tiempo, ni condicionado por los sentidos. Por lo tanto, es él capaz  de  reflejarse  en  el  pasado  hombre  astral,  sin  necesidad  de  localizarse  ni desprenderse de Buddhi. Prueba de ello, aunque escasa e incompleta, es lo que nos sucede en sueños; porque si la conciencia puede actuar ubicuamente durante nuestros ensueños y mientras el cuerpo y el cerebro físico están profundamente dormidos, mucho más viva será su actividad cuando, libre por completo, no la ligue relación alguna al cerebro físico.

D.S TVI

No hay comentarios:

Publicar un comentario