sábado, 1 de marzo de 2014

Los Sueños- Parte II





Esta impresión se registra en el cerebro, en su correspondiente célula o centro nervioso, pero, debido a alguna circunstancia accidental, le “falla el tiro” por así decir, hasta que algo le da el impulso necesario. Entonces, el cerebro la introduce inmediatamente dentro de la memoria consciente del hombre despierto; pues tan pronto como las condiciones requeridas le han sido proporcionadas, ese particular centro entra en actividad y realiza el trabajo que tenía que cumplir pero que, en aquel momento, estaba impedido de completar.

P: ¿Cómo se realiza este proceso?

R: Existe una especie de consciente comunicación “telegráfica” que actúa incesantemente, día y noche, entre el cerebro físico y el hombre interno. El cerebro es algo tan complejo, tanto física como metafísicamente, que puede compararse a un árbol cuya corteza podéis quitar, capa tras capa, siendo cada capa diferente de todas las demás, y teniendo cada una su propio y especial trabajo, su función, y sus propiedades.

P: ¿Qué es lo que distingue a los estados de la memoria e imaginación “que sueñan”, de
aquellos de la conciencia despierta?

R: Durante el sueño, la memoria física y la imaginación son, naturalmente pasivas, porque la persona que sueña está dormida: su cerebro está dormido, su memoria está dormida, todas sus funciones se encuentran durmiendo y en reposo. Solamente cuando se las estimula, como os he dicho, despiertan. De este modo, la conciencia de la persona que duerme no está activa, sino pasiva. El hombre interno, sin embargo, el verdadero Ego, actúa independientemente durante el sueño del cuerpo; pero es dudoso que cualquiera de nosotros –a menos que esté completamente familiarizado con la fisiología del ocultismo– pueda comprender la naturaleza de su acción.

P: ¿Qué relación tienen la Luz Astral , el Akâsa  con la memoria?

R: La primera es el “tabulario de la memoria” del hombre animal; la última, la del Ego espiritual. Los “sueños” del Ego, lo mismo que los actos del hombre físico, están todos registrados, desde que ambos son acciones basadas en causas que producen sus efectos. Nuestros “sueños”, siendo simplemente el estado de vigilia y las acciones del verdadero Yo, deben, naturalmente, estar registrados en alguna parte. Leed el artículo “Visiones Kármicas”, publicado en Lucifer, y reparad en la descripción del verdadero Ego, el cual permanece sentado como un espectador delante de la vida del héroe, y hallaréis quizá, algo que os llame la atención.

P: ¿Qué es, en realidad, la Luz Astral?

R: Como la Filosofía Esotérica nos lo enseña, la Luz Astral, es simplemente la escoria del Âkâsa o Ideación universal, en su sentido metafísico. Aunque invisible es, no obstante, y por así decir, la radiación fosforescente de la última, y el intermediario entre ella y las facultades pensantes del hombre. Son estas últimas las que mancillan la Luz Astral y la hacen lo que es: el almacenamiento de todas las iniquidades humanas, y de modo especial, de las psíquicas. En su formación primordial, la Luz Astral, como radiación, es completamente pura aunque, cuanto más hacia abajo desciende, y se aproxima a nuestra esfera terrestre, más se diferencia, convirtiéndose, como consecuencia de ello, en impura en su mismísima constitución. Pero el hombre contribuye de modo considerable a esta corrupción y restituye su esencia mucho peor de lo que la recibió.

P: ¿Podría explicarnos de qué modo se relaciona ella con el hombre, y cuál es su acción
en la vida de sueño?

R: La diferenciación en el mundo físico es infinita. La Ideación universal (o Mahat, si lo preferís), envía su radiación homogénea al mundo heterogéneo, y éste alcanza a las mentes humanas o personales por medio de la Luz Astral.

P: Pero, ¿no reciben nuestras mentes su iluminación directamente desde el Manas superior por medio del Manas inferior? Y, ¿no es el primero la pura emanación de la Ideación divina: los “Mânasa–Putras”, los cuales encarnaron en los hombres?

R: Lo son. Los Mânasa–Putras  individuales o Kumâras son las radiaciones directas de la Ideación divina; son “individuales” en el sentido de una posterior diferenciación, debido a innumerables encarnaciones. En suma, ellos son la totalidad colectiva de esa Ideación, que se convierte, en nuestro plano, o desde nuestro punto de vista, en Mahat, del mismo modo que los “Dhyân Chohans” son, en su conjunto o totalidad, la PALABRA o “Logos”, en la formación del mundo. Si las Personalidades (Manas inferiores o mentes físicas) estuvieran inspiradas e iluminadas únicamente por sus elevados alter Egos, pocos pecados existirían en este mundo. Pero no lo están; y, al hallarse apresadas en las redes de la Luz Astral, se separan cada vez más de sus padres, los Egos

Leed y estudiad lo que dice Eliphas Lévi acerca de la Luz Astral, a la que él denomina Satán y la Gran Serpiente. La Luz Astral ha sido tomada demasiado literalmente para que signifique alguna especie de segundo cielo azul. Este espacio imaginario, sin embargo, en el que están impresas las incontables imágenes de todo lo que siempre fue, es y será, no es más que una demasiado triste realidad. Se convierte en (y es para el hombre, si es algo psíquico, ¿quién no lo es?) un Demonio tentador, su “ángel malo”, y él inspirador de todas sus peores acciones. Actúa aún sobre la voluntad del hombre mientras duerme, mediante visiones impresas sobre su adormecido cerebro (visiones que no deben ser confundidas con los “sueños”), y estos gérmenes dan sus frutos cuando el hombre despierta.

P: ¿Cuál es el papel desempeñado por la voluntad en los sueños?

R: La voluntad del hombre externo, nuestra volición, está naturalmente dormida e inactiva durante el sueño; pero una cierta inclinación puede dársele a la adormecida voluntad mientras dura su inactividad, y ciertos resultados posteriores, desarrollados por la acción recíproca –producida casi mecánicamente– mediante la unión de dos o más “principios” en uno, de modo que actúen en perfecta armonía, sin ninguna fricción, sin ninguna nota falsa, cuando despierte. Pero, este es uno de los recursos de la “magia negra” que, cuando se usa con buenos propósitos, pertenece al adiestramiento del Ocultista. Debe estar uno muy adelantado en el “sendero” para tener una voluntad que pueda actuar conscientemente durante el sueño físico, o actuar sobre la voluntad de otra persona durante el sueño de esta última; por ejemplo: dominar sus sueños, y de este modo, dominar sus acciones cuando despierte.

P: Se nos ha enseñado que el hombre puede unir todos sus “principios” en uno solo: ¿qué significa esto?

R: Cuando un Adepto alcanza éxito en hacer tal cosa es un Jivanmukta  y, virtualmente, ya no es más de esta tierra; se convierte en un Nirvâni  pudiendo entrar en Samadhi  a voluntad. Generalmente se clasifica a los Adeptos según el número de “principios” que tienen bajo su perfecto dominio, porque aquello que denominamos voluntad, tiene su asiento en el Ego superior, y este último, cuando está libre de su personalidad cargada de pecados, es divino y puro.

P: ¿Qué papel desempeña el Karma  en los sueños? En la India dicen que todos los hombres reciben la recompensa o el castigo de todos sus actos, ya sea en el estado de vigilia, o durante el estado de sueño.

R: Si eso dicen, es porque han conservado en toda su pureza, y la recuerdan, la tradición de sus antepasados. Ellos saben que el Yo es el verdadero Ego, y que él vive y actúa, aunque en plano diferente. La vida externa es como un “sueño” para este Ego, mientras que la vida interna, o sea la vida en lo que denominamos “plano del sueño” es, para él, la vida verdadera. Por eso los hindúes (los profanos, naturalmente), dicen que Karma es generoso y recompensa al hombre verdadero durante el sueño, del mismo modo que lo hace la falsa personalidad en la vida física.

P: ¿Cuál es, “kármicamente” la diferencia entre los dos?

R: El hombre físico animal es tan poco responsable como un perro o un ratón. Para la forma corpórea, todo termina con la muerte del cuerpo. Pero el verdadero Yo, el que proyectó su propia sombra o inferior personalidad pensante, que desempeñó su papel y tiró de los hilos durante la vida del autómata físico, tendrá que sufrir, juntamente con su factotum y alter ego, en su encarnación próxima.

P: Pero ambos, el Manas superior y el inferior, son uno: ¿no es así?

R: Lo son, y sin embargo, no lo son; y ese es el gran misterio. El Manas superior o Ego es esencialmente divino, y, por consiguiente, puro; ningún desdoro le puede mancillar, ni tampoco ningún castigo puede alcanzarle, per se, puesto que es inocente y no interviene en las deliberadas transacciones de su Ego inferior. Empero, a pesar del hecho de que es dual, y que durante la vida, el Ego superior es distinto del inferior, “el Padre y el Hijo” son uno; por ello, al reunirse con su progenitor el Ego, el Alma inferior fija e imprime en él tanto sus malas como sus buenas acciones; ambos tienen que sufrir. El Ego superior, aunque inocente y sin tacha, tiene que padecer el castigo de las malas acciones cometidas por el Yo inferior, junto con él, en una futura encarnación. 

La doctrina de la expiación en su totalidad está fundada sobre este viejo principio esotérico; porque el Ego superior es el prototipo de aquello que, en la tierra, es el tipo, o sea la personalidad. Para los que la comprenden es, una vez más, la vieja historia védica de Visvakarman, demostrada en forma práctica. Visvakarman, el omnividente Dios–Padre, que está más allá de la comprensión de los mortales, termina, como hijo de Bhuvana, el Espíritu Santo, por sacrificarse él a sí mismo, para la salvación de los mundos. En la filosofía hindú, el místico nombre del Ego superior es Kshetrajna, o sea el “Espíritu encarnado”, aquello que conoce y da forma a kshetra, “el cuerpo”. Averiguad la etimología del nombre y hallaréis en él, el término aja, “primogénito”, y también el de “cordero”. 

Todo esto es muy sugestivo y podrían escribirse varios volúmenes sobre el desarrollo pregenético y postgenético del tipo y del prototipo: Cristo–Kshetrajna, el “Dios–Hombre”, el Primogénito, simbolizado en el “cordero”. 

La Doctrina Secreta muestra que los Mânasa–Putras o Egos encarnantes, han tomado sobre sí mismos, voluntariamente y a sabiendas, la carga todos los futuros pecados de sus futuras personalidades. Por eso, es fácil entender que no es el señor A, ni el señor B, ni ninguna de las personalidades que periódicamente viste el Auto–Sacrificado Ego, quienes son los verdaderos sufrientes, sino en realidad el inocente Christos, dentro de nosotros mismos. De aquí que los místicos hindúes digan que el Yo Eterno, o el Ego (el uno en los tres y los tres en el uno), es el “Auriga” o conductor; siendo las personalidades los temporarios pasajeros; mientras que los caballos son las pasiones animales del hombre. Por lo tanto, es exacto decir, cuando permanecemos sordos a la Voz de la Conciencia, que crucificamos al Christos dentro de nosotros. Pero, volvamos a los sueños.

P: Los llamados sueños proféticos, ¿son indicio de que la persona que sueña tiene señaladas facultades clarividentes?

R: Puede decirse, en el caso de las personas que verdaderamente tienen sueños proféticos, que ello se debe a que su cerebro y memoria físicos, están en más estrecha relación y simpatía con su Ego superior, que en la generalidad de los hombres. El Yo–Ego tiene mayores facilidades para impresionar a la cáscara física y memoria en aquello que es de importancia para tales personas, que en el caso de otras personas menos dotadas. Recuérdese que el único Dios con el que el hombre se pone en contacto, es su propio Dios, llamado Espíritu, Alma y Mente, o Conciencia, y que estos tres son uno.

Pero hay malezas que deben ser destruidas para que crezca una planta. Debemos morir, dijo San Pablo, para poder vivir de nuevo. Es mediante la destrucción que podemos adelantar, y las tres fuerzas: la conservadora, la creadora y la destructora, son otros tantos aspectos de la divina chispa que existe en el hombre.

P: Los Adeptos, ¿sueñan?

R: Ningún Adepto adelantado sueña. Adepto, es alguien que ha logrado el pleno dominio sobre sus cuatro principios inferiores, incluso el cuerpo, no permitiendo, por lo tanto, a la carne, que siga sus inclinaciones propias. El, simplemente, paraliza su Yo inferior durante el sueño, y se convierte en un ser completamente libre. El sueño, tal como nosotros lo entendemos, es una ilusión. ¿Cómo podrá soñar un Adepto, entonces, cuando se halla exento de toda otra ilusión? Durante el sueño, él vive simplemente en otro plano más real.

P: ¿Existen personas que nunca soñaron?


R: Según mi conocimiento, no existen en el mundo tales personas. Todas sueñan, quien más, quien menos; solo que, en la mayoría de las personas, los sueños se desvanecen súbitamente al despertar. Esto depende de la condición más o menos receptiva de los ganglios del cerebro. Los hombres poco espirituales y los que no ejercitan sus facultades imaginativas, o aquellos que están extenuados por las labores manuales, de suerte que sus ganglios no actúan, ni aún mecánicamente, mientras reposan rara vez sueñan, si acaso lo hacen, con alguna coherencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario