P: ¿Cuál es la diferencia entre los sueños de los hombres y
los de los animales?
R: El
estado de sueño, es común no solamente a todos los hombres, sino también a todos los animales, por supuesto que desde
los más elevados mamíferos hasta las aves más diminutas, y aún hasta los
insectos. Todo ser dotado de cerebro físico, o de órganos que se le asemejen,
puede soñar. Todo animal, grande o pequeño, tiene, más o menos, sentidos
físicos; y aunque estos sentidos estén aletargados durante el sueño, la memoria
sigue, por así decir, obrando mecánicamente, reproduciendo las sensaciones
pasadas. Que los perros, los caballos y el ganado sueñan, todos lo sabemos,
como así también los canarios, pero tales sueños son, así lo creo, simplemente
fisiológicos. Cual las últimas brasas de un fuego que se extingue con
espasmódico destello y ocasionales llamas, así actúa el cerebro al entregarse
al sueño. Los sueños no son, como dice Dryden, “interludios creados por la
fantasía” pues ello puede referirse únicamente a los sueños fisiológicos
provocados por la indigestión, o por alguna idea o acontecimiento que se haya
impreso sobre el cerebro en actividad durante las horas de vigilia.
P: ¿Cual es, entregarse al sueño?
R: Este,
en parte, ha sido explicado por la fisiología.
El Ocultismo sostiene que es el
agotamiento periódico y regulado de los centros nerviosos, y especialmente de
los ganglios sensorios del cerebro, los cuales se rehúsan a seguir trabajando
en este plano, y (a no ser que se vuelvan inadecuados
para el trabajo) son compelidos a recuperar sus fuerzas en otro plano o Upâdhi. Primero viene Svapna o estado de sueño, y este conduce
al de Sushupti.
Debe recordarse ahora que todos nuestros sentidos son
duales y que obran según el plano de conciencia sobre el cual la entidad
pensante enfoca su energía. El sueño físico depara la mayor facilidad para su
acción en los diferentes planos; al, mismo tiempo, es una necesidad, con el fin
de que los sentidos puedan recuperarse y obtener así una nueva probabilidad de
vida para Jagrata, o estado de
vigilia, desde Svapna y Sushupti. Según el Râja–Yoga, Turîya es el estado más
elevado.
Así como el hombre, agotado por determinado estado de fluido vital,
busca otros, como, por ejemplo, cuando está agotado por el aire cálido y se
refresca con el agua fría: así el sueño es un sombrío rincón, en el asoleado
valle de la vida. El sueño es un indicio de que la vida de vigilia se ha vuelto
demasiado fuerte para el organismo físico, y de que la fuerza de la corriente
vital debe romperse, cambiando el estado de vigilia por el de sueño. Pedid a un
buen clarividente que os describa el aura de una persona vitalizada mediante el
sueño, y el de otra, momentos antes de dormirse. La primera se verá bañada por
las vibraciones rítmicas de las corrientes vitales: doradas, azules y rosadas,
como si estuviese envuelta en un vaho de intenso tinte oro–anaranjado, compuesto
de átomos que giran con vertiginosa y casi increíble rapidez, demostrando que
la persona comienza a estar muy fuertemente saturada de Vida; la esencia vital
es demasiado fuerte pava sus órganos físicos, y debe buscar alivio en el lado
sombrío de esa esencia, el cual es el elemento del sueño, o sueño físico, uno
de los estados de conciencia.
P: Pero ¿qué es
el sueño?
R: Eso depende del significado del término. Podéis
”soñar” o como solemos decir, ver visiones, ya estéis despierto, ya dormido. Si
se recogiese la Luz Astral en una
taza o vaso metálico, mediante la fuerza de la voluntad, y se fijaran los ojos
en algún punto de ella, con fuerte voluntad de ver, el resultado sería una
visión de vigilia o “sueño”, si la persona fuera bastante sensitiva. Los
reflejos en la Luz Astral se ven
mejor con los ojos cerrados, y en el sueño, son aún más nítidos. Desde un
estado de lucidez, la visión se vuelve translúcida; desde un estado de
conciencia orgánica normal, se eleva a un estado de conciencia trascendental.
P: ¿A cuáles
causas, principalmente, se deben los sueños?
R: Como todos sabemos, existen muchas clases de sueños.
Dejando a un lado los “sueños producidos por la digestión”, existen sueños
cerebrales y sueños recordatorios; visiones mecánicas y visiones conscientes.
Los sueños de admonición y los premonitorios, requieren la activa participación
del Ego interno. Los sueños se deben también, a menudo, a la participación consciente o
inconsciente de los cerebros de dos personas vivientes, o de sus respectivos
Egos.
P: ¿Qué es, entonces, lo que sueña?
R: Generalmente,
es el cerebro físico del Ego personal,
el asiento de la memoria, que emite y arroja chispas, cual las agonizantes
brasas de un fuego. La memoria del durmiente se asemeja a un arpa eolia de siete
cuerdas, y su estado mental puede compararse al viento que se desliza por entre
las cuerdas. La respectiva cuerda del arpa responderá a uno de los siete
estados de la actividad mental en que se encuentre el durmiente, antes de que
éste se entregue al sueño.
Si se tratara de una suave brisa, el arpa será
afectada apenas; si de un huracán, sus vibraciones serán proporcionalmente más
poderosas. Si el Ego personal está en
contacto con sus principios superiores y los velos de los planos más elevados
se le descorren, ello está bien; si por el contrario, es de una materialista
naturaleza animal, es probable que no haya sueños; o si la memoria capta, al
azar, el hálito de un “viento” de un plano superior, viento que será impreso a
través de los ganglios sensorios del cerebelo, y no por la influencia directa
del Ego espiritual, recibirá imágenes
y sonidos tan torcidos e inarmónicos, que aún una visión devachánica parecerá
una pesadilla o una caricatura grotesca. Por lo tanto, no hay sólo una
respuesta a la pregunta: “¿Qué es lo que sueña?”, porque todo depende de cada
individuo, cuál de sus principios es el motor principal de los sueños, y si los
recordará u olvidará.
P: ¿Es la aparente objetividad del sueño, verdaderamente
objetiva o subjetiva?
R: Si se
admite que es aparente, es natural entonces que sea subjetiva, La pregunta
debería ser: ¿para quién y qué, son las imágenes o representaciones en los
sueños, ya sean objetivas o subjetivas? Para el hombre físico, o persona que
sueña, todo lo que vea con los ojos cerrados y, sea dentro o a través de la
mente, es naturalmente subjetivo. Pero, para el Vidente que está dentro del que sueña físicamente, siendo subjetivo
ese mismo vidente para nuestros sentidos materiales, todo lo que ve es tan
objetivo, como lo es él para sí mismo, y para otros como él. Los materialistas
probablemente sonreirán, y dirán que hacemos de un hombre una entera familia de
entidades, pero no es así. El Ocultismo enseña que el hombre físico es uno,
pero que el hombre pensante es septenario, ya sea que piense, actúe o sienta; y
que vive en siete diferentes estados de existencia o planos de conciencia; y
que para todos estos estados y planos, el Ego
permanente (no la falsa personalidad) tiene una serie distinta de sentidos.
P: ¿Pueden distinguirse estos diferentes sentidos?
R: No, a
menos que seáis un Adepto o un Chela altamente adiestrado y por completo
familiarizado con estos diferentes estados. Ciencias tales como la biología, la
fisiología y aún la psicología misma (de las escuelas dé Maudsley, Bain y
Herbert Spencer), no tratan el tema. La ciencia nos instruye respecto a los
fenómenos de la volición, la sensación, el intelecto y el instinto, y dice que
todos ellos se manifiestan a través de los centros nerviosos, el más importante
de los cuales es el cerebro. Nos podrá hablar de la sustancia o agente peculiar
a través del cual tienen lugar estos fenómenos, como los tejidos vasculares y
fibrosos, y explicar su recíproca relación, dividiendo los centros ganglionares
en motores, sensitivos y simpáticos, pero jamás revelará una palabra de la
misteriosa acción del intelecto propiamente dicho, ni de la mente y sus
funciones.
Ahora
bien, ocurre, con alguna frecuencia que somos conscientes y sabemos que estamos
soñando; esto es muy buena prueba, de que el hombre es un ser múltiple en el
plano del pensamiento; de modo que no sólo es el Ego, u hombre pensante, Proteo, una entidad multiforme, siempre
cambiante, sino que también es, por así decir, capaz de separarse él mismo en
el plano de la mente o del sueño, en dos o más entidades; y en el plano de la
ilusión que nos sigue hasta el umbral del Nirvâna.
El es semejante al Ain–Soph hablando con Ain–Soph, dialogando consigo mismo y
hablando a través de, y a sí mismo. Y este es el misterio de la inescrutable
Deidad del Zohar, como así también de
las filosofías de la India; lo mismo en la Kabbala,
en los Purânas, en la metafísica
Vedantina, y aun en el llamado misterio cristiano de la Divinidad y Trinidad.
El hombre es el microcosmos del macrocosmos; el dios sobre la tierra está
edificado sobre el modelo del dios en la naturaleza. Pero la conciencia
universal del verdadero Ego transciende
un millón de veces la auto–conciencia del Ego
personal o falso.
P: ¿Es aquello que se denomina “celebración inconsciente” durante
el sueño, un proceso mecánico del cerebro físico, o es una operación consciente
del Ego, cuyo resultado sólo se imprime en la conciencia ordinaria?
R: Es lo
último; por que, ¿cómo es posible recordar en nuestro estado consciente, lo que
tuvo lugar cuando nuestro cerebro trabajaba inconscientemente? Esto es,
aparentemente, una contradictio in
adjecto.
P: ¿Cómo puede suceder que personas que nunca han visto
montañas, en la naturaleza, a veces las vean claramente en el sueño y sean
capaces de observar sus rasgos característicos?
R: Probablemente,
porque han visto representaciones de montañas; o también, porque hay alguien o
algo en nosotros que las ha visto con anterioridad.
P: ¿Cuál es la causa de esa experiencia en el sueño, en la
cual el soñador parece estar siempre esforzándose por algo, sin que nunca lo
alcance?
R: Es
porque el yo físico y su memoria, están impidiendo la posibilidad de saber lo
que hace el verdadero Ego. El que
sueña, sólo recoge débiles vislumbres de las acciones del Ego, cuyas acciones producen los llamados sueños, en el hombre
físico, pero no es capaz de seguirlas consecutivamente. Un enfermo que delira
al recobrar la razón, guarda, con la enfermera que lo cuidó y atendió durante
la enfermedad, la misma relación que la del hombre físico con su verdadero Ego. El Ego actúa con tanta conciencia dentro y fuera de él, como lo hace
la enfermera que atiende y cuida al hombre enfermo. Pero, ni el paciente,
después de abandonar su lecho de enfermo, ni el que sueña, al despertar, serán
capaces de recordar algo, excepto vislumbres y eso a intervalos.
P: ¿En qué difieren el sueño y la muerte?
R: Hay,
en verdad, cierta analogía entre ambos, pero también una gran diferencia.
Durante el sueño existe una conexión, aunque débil, entre la mente inferior y
la superior del hombre, reflejándose la última, más o menos, en la primera, por
más que sus rayos puedan desviarse. Pero, una vez que el cuerpo ha muerto, el
cuerpo de ilusión, o Mâyavi Rûpa, se
convierte en Kâma–Rûpa, o alma animal, y queda abandonado a sus propios
recursos. Por lo tanto, existe tanta diferencia entre el fantasma y el hombre,
como la hay entre el animal, denso y grosero, aunque sea sobrio mortal, y el
hombre inveteradamente ebrio, incapaz de distinguir los contornos más salientes;
entre un hombre encerrado en una habitación a oscuras, y uno en una habitación
iluminada, aunque sea imperfectamente, por alguna que otra luz.
Los
principios inferiores, son semejantes a las bestias salvajes, y el Manas
superior, es el hombre racional que los somete y subyuga, con más o menos
éxito. Pero, una vez que el animal se libera del dueño que la mantenía en
sujeción, no bien ha cesado de verlo y oírlo, parte otra vez a la selva y a su
antigua guarida. Se requiere, sin embargo, cierto tiempo para que un animal
vuelva a su estado original y natural, pero estos principios inferiores o
“fantasmas” retornan instantáneamente, y tan pronto la Tríada Superior ha
entrado en el estado devachánico, la Duada inferior vuelve a ser lo que era
desde el comienzo: un principio dotado de instinto puramente animal, hecho más
feliz aún, por el gran cambio.
P: ¿Cuál es la condición del Linga Sarîra, o cuerpo
plástico, durante los sueños?
R: La
condición de la forma plástica es la de dormir con su cuerpo, a menos que sea
proyectada por algún deseo impetuoso, engendrado en el Manas superior. En los
sueños no desempeña parte activa, sino que por el contrario, es completamente
pasiva, siendo el involuntario testigo semidormido, de las experiencias a
través de las cuales los principios superiores están pasando.
P: ¿En qué circunstancias se ve ese espectro?
R: A
veces, en casos de enfermedad o pasión muy fuertes, de parte de la persona
vista o de la que ve, la posibilidad es mutua. Una persona enferma, de modo
especial en el momento de morir, es muy probable que vea en sueños o visiones,
a aquellos a quienes ama o en quienes está pensando continuamente; y lo mismo
ocurre con una persona despierta que esté pensando intensamente en alguien que
está dormido en ese momento.
P: ¿Puede un Mago evocar a esa entidad que sueña y ponerse
en comunicación con ella?
R: En la
magia negra no es raro evocar el “espíritu” de una persona que duerme; el
hechicero puede entonces conocer, de la aparición, cualquier secreto que desee,
y el durmiente ignorar completamente lo que ocurre. Bajo tales circunstancias,
lo que aparece es el Mâyâvi Rûpa; pero
siempre existe el peligro de que la memoria del hombre viviente conserve los
recuerdos de la evocación y la recuerde como un sueño vívido. Si no está,
empero, a una gran distancia, el Doble o Linga
Sarîra puede ser evocado, pero éste no puede
hablar ni dar información, existiendo siempre la posibilidad, de que el
durmiente muera debido a esta separación forzada. Muchas muertes repentinas
durante el sueño han ocurrido de esta manera, sin que el mundo lo haya
advertido.
P: ¿Puede
existir alguna comunicación entre una persona que sueña y una entidad del
Kâmaloka?
R: El que sueña con una entidad del Kâmaloka podrá con
toda probabilidad, provocar sobre sí mismo una pesadilla; o correr el riesgo de
llegar a ser “poseído” por el “fantasma” así atraído, si se trata de un médium,
o de una persona que se ha hecho a sí misma tan pasiva durante las horas de
vigilia, que hasta el Yo superior es actualmente incapaz de protegerlo. Esta es
la razón por la cual el estado mediúmnico de pasividad sea tan perjudicial y,
con el tiempo, incapacite al Yo superior para ayudar o aún advertir a la
persona que duerme, o que se halla en trance. La pasividad paraliza la comunicación
entre los principios inferiores y los superiores. Es muy raro hallar ejemplos
de médiums que a la vez que permanecen pasivos a voluntad, con el propósito de comunicarse con alguna inteligencia
superior, algún espíritu extraterreno (no
desencarnado), conserven suficientemente su voluntad personal, como para no
romper toda comunicación con el Yo superior.
P: ¿Puede una
persona, mientras duerme, estar “en rapport” con una entidad del Devachán?
Continua...

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