A fin de dar una definición
exhaustiva de la Teosofía, debemos considerarla bajo cada uno de sus aspectos.
El mundo interior no ha sido ocultado a todos por una obscuridad impenetrable.
Algunas veces, en cada era y en cada país, el ser humano ha podido percibir las
cosas en el mundo interior o invisible mediante esa intuición superior
adquirida por la Teosofía o la sapiencia de Dios, la cual trasladaba
la mente del mundo de la forma a aquel del espíritu informe. Por lo tanto,
aunque el "Samadhi" o Dyan Yog Samadhi de los ascéticos
hindúes, el "Daimonion-photi" o iluminación espiritual de los
neo-platónicos, la "confabulación sideral del alma" de los rosacruces
o filósofos del fuego y los trances extáticos de los místicos y de los
mesmeristas y espiritistas modernos, varíen en su manifestación, son idénticos
en naturaleza.
La búsqueda del "ser" más divino en el hombre, que a
menudo se ha interpretado tan erróneamente como una comunión individual con un
Dios personal, era el objetivo de todo místico. Además, creer en su posibilidad
parece remontarse al génesis de la humanidad, aunque cada pueblo le ha dado un
nombre diferente. Así, Platón y Plotino llaman "trabajo Noético" lo
que el Yogui y el Shrotiya definen Vidya. Según los griegos:
"Mediante la reflexión, el autoconocimiento y la disciplina intelectual,
el alma puede elevarse a la visión de la verdad, la bondad y la belleza
eternas, o sea la Visión de Dios, ésta es epopteia."
Porfirio dice: "A fin de unir el alma con el Alma Universal, es menester
sólo una mente perfectamente pura. A través de la autocontemplación, la
castidad perfecta y la pureza del cuerpo, podemos acercarnos más a Ella,
recibiendo, en ese estado, el verdadero conocimiento y una iluminación
maravillosa. Swami Dayanand Saraswati, un profundo erudito védico que no ha
leído a Porfirio ni a otros autores griegos, en su Veda
Bháshya (opasna prakaru ank. 9), dice: "Para obtener Diksh (la
iniciación más elevada) y Yog, se debe practicar en conformidad con
las reglas [...]
El alma en el cuerpo humano puede ejecutar los milagros más
grandes conociendo al Espíritu Universal (o Dios) y familiarizándose con todas
las propiedades y las cualidades (ocultas) de cada cosa en el universo. Así, un
ser humano (un Dikshit o un iniciado), puede adquirir un poder de
ver y oír a larga distancia." Finalmente, Alfred R. Wallace, F.R.S.,
(Miembro de la Sociedad Regia), un espiritista y también un gran naturalista
declarado, con impávido candor dice: "Es únicamente el 'espíritu' que
siente, percibe, piensa, adquiere conocimiento, razona y aspira [...] no es
atípico que en individuos dotados de cierta constitución, el espíritu pueda
percibir independientemente de los órganos de los sentidos corporales o sea
capaz, completa o parcialmente, de abandonar su cuerpo por un momento,
volviendo a éste después [...]; el espíritu [...] se comunica más fácilmente
con el espíritu que con la materia." Actualmente, podemos ver como,
después de un lapso de millares de años entre la edad de los gimnosofistas2 y nuestra era, altamente civilizada, más de veinte
millones de personas creen en esos mismos poderes espirituales, si bien bajo
una forma distinta de la que creían los Yoguis y los pitagóricos hace casi tres
mil años.
Quizá esto dependa de tal iluminación que infunde su luz radiante en
los reinos tanto psicológicos como físicos de la naturaleza. Por ende, al igual
que el místico ariano alegaba poseer el poder de solucionar todos los problemas
de la vida y de la muerte, una vez obtenida la habilidad de actuar
independientemente de su cuerpo a través de Atmân "ser" o
"alma" y los antiguos griegos buscaban a Atmu, el Escondido
o el Alma-Dios del ser humano con el espejo simbólico de los misterios
Themosforianos, los espiritistas actuales creen en la facultad de los espíritus
o de las almas de las personas desencarnadas de comunicarse, visible y
tangiblemente, con sus seres queridos en la tierra. Todos éstos: los yoguis
arianos, los filósofos griegos y los espiritistas modernos, afirman esa
posibilidad apoyándose en el hecho de que el alma encarnada y su espíritu que
nunca se encarna, el ser real, jamás están separados del Alma
Universal o de otros espíritus por el espacio; sino simplemente por la
diferenciación de sus cualidades; ya que en la interminable expansión del
universo no puede haber ninguna limitación.
Tal unión entre espíritus
encarnados y desencarnados llega a ser posible sólo cuando se elimina esta
diferencia que, según los griegos y los arianos, es viable mediante la
contemplación abstracta, produciendo la liberación temporal del alma
encarcelada; mientras, según los espiritistas, es mediante la mediumnidad. Razón
por la cual los yoguis de Patanjali seguidos por Plotino, Porfirio y otros
neo-platónicos, sostenían que varias veces en su vida, durante la hora de
extasis, se habían unido con Dios o más bien, se convirtieron uno con El. Como
una profusión de grandes filósofos afirmó y afirma esta idea, no se puede
arrinconar considerándola totalmente quimérica, no obstante su aparente aspecto
erróneo al aplicarla al Espíritu Universal. En el caso de los Theodidaktoi, el
único punto controvertible, la mancha lóbrega en esta filosofía extremadamente
mística, consistía en su pretensión de incluir lo que es simplemente
iluminación extática en la percepción sensoria. Mientras en el caso de los
yoguis, la lógica cabal de Kapila refutó sus afirmaciones según las cuales tenían
la habilidad de ver Iswara "cara a cara."
En lo que concierne a la
declaración similar expresada por sus seguidores griegos, por una larga serie
de extáticos cristianos y finalmente, en los últimos cien años, por Jacob Böhme
y Swedenborg que afirmaban "ver a Dios," tal pretensión se hubiera
podido y se hubiera debido cuestionar filosófica y lógicamente, si
algunos de nuestros grandes científicos, que son espiritistas, se hubiesen
interesado más en la filosofía que en los meros fenómenos del espiritismo.
Los teósofos alejandrinos se
dividían en neófitos, iniciados y maestros o hierofantes. Sus reglas se habían
copiado de los antiguos Misterios de Orfeo; el cual, según Herodoto, las había
traído de la India. Ammonio obligaba a sus discípulos, bajo juramento, a no
divulgar sus doctrinas superiores, exceptuando a aquellos que habían
demostrado ser muy dignos e iniciados y que habían aprendido a considerar a los
dioses, los ángeles y los demonios de los otros pueblos, según la hyponia esotérica
o el significado oculto. Epicuro dice: "Los dioses existen, sin embargo,
no son lo que la multitud ignorante supone que sean. Un ateo no es aquel que
niega la existencia de los dioses que las masas adoran; sino es aquel que
atribuye a estos dioses las opiniones de la multitud." En su momento
Aristóteles declara: "Como la Esencia Divina permea todo el mundo de la
naturaleza, a lo que se le define como dioses son simplemente los
primeros principios."
Plotino, el discípulo de
Ammonio: "aquel que Dios instruyó," nos dice que la gnosis secreta
o el conocimiento de la Teosofía, tiene tres grados: opinión, ciencia e iluminación.
"Los medios o el instrumento del primero son el sentido o la
percepción, del segundo la dialéctica y del tercero la intuición, a la cual
está subordinada la razón. La intuición es el conocimiento absoluto que
se cimienta en la identificación de la mente con el objeto conocido."
Podríamos decir que la teosofía es la ciencia exacta de la psicología. Su
relación con la mediumnidad natural, no cultivada, es análoga a la relación que
subsiste entre el conocimiento de Tyndall y aquel de un simple estudiante de
física.
Esta desarrolla en el ser humano una visión directa que Schelling
denomina: "una realización de la identidad entre el sujeto y el objeto en
el individuo." Por lo tanto, bajo la influencia y el conocimiento de hyponia,
el ser contempla pensamientos divinos, ve todas las cosas en su aspecto
real y termina "convirtiéndose en el depositario del Alma del Mundo,"
usando una de las expresiones más hermosas de Emerson, el cual, en su
espléndido ensayo sobre El Alma Universal, afirma: "Yo, el
imperfecto, adoro lo perfecto que yo soy." Además de este estado
psicológico o anímico, la teosofía cultivaba cada rama de las ciencias y de las
artes.
Estaba profundamente familiarizada con lo que hoy se conoce comúnmente
con término mesmerismo. Los teósofos descartaron la teurgia práctica o la
"magia ceremonial" que a menudo el clero católico romano emplea en
sus exorcismos. Unicamente Jamblicus agregó a la Teosofía la doctrina de la
Teurgia, trascendiendo, entonces, a los demás Eclécticos. Cuando el ser humano,
ignorando el verdadero significado de los símbolos esotéricos de la naturaleza,
propende a calcular erróneamente los poderes de su alma y en lugar de comulgar
espiritual y mentalmente con los seres celestiales superiores, los espíritus
buenos, (los dioses de los teurgos de la escuela platónica), evoca los poderes
malvados y tenebrosos que están latentes en la humanidad, las creaciones
macabras de crímenes y de vicios humanos, puede caer de la teurgia (magia
blanca) en la goetia (magia negra, hechicería). Sin embargo, el
binomio magia blanca y negra no es lo que la superstición popular entiende con
estos términos.
La posibilidad de "evocar los espíritus" según la
clave de Salomón, es el ápice de la superstición y de la ignorancia. Sólo la
pureza en la acción y en el pensamiento puede elevarnos a interactuar "con
los dioses" y permitirnos el alcance de la meta deseada. La Alquimia, que
según muchos había sido una filosofía tanto espiritual como física, perteneció
a las enseñanzas de la escuela teosófica.
Es notorio que Zoroastro,
Buddha, Orfeo, Pitágoras, Confucio, Sócrates, y Ammonio Sacas no escribieron
nada. La razón de ésto es obvia.
La Teosofía es un arma de doble filo e
inadecuada para el ignorante o el egoísta. Análogamente a cada filosofía
antigua, tiene sus defensores entre los modernos; sin embargo, hasta
recientemente, sus discípulos eran un grupo muy exiguo y procedían de las
sectas y opiniones más variadas. "Eran completamente especulativos y
aunque no fundaron ninguna escuela, lograron ejercer una influencia silenciosa
en la filosofía. Indudablemente, en el momento propicio, muchas ideas así
tácitamente propagadas, podrán impartir nuevas direcciones al pensamiento
humano." Esta observación es de Kenneth R. H. Mackenzie IX, un teósofo y
místico, el cual la inserta en su extensa y valiosa obra: La
Enciclopedia Masónica Real (artículos: "La Sociedad Teosófica de
Nueva York" y "La Teosofía," pag. 731).3
Desde los períodos de los filósofos del fuego, jamás se ensamblaron en
sociedades; ya que hasta el siglo pasado el clero cristiano los perseguía como
fieras salvajes y, a menudo, ser teósofo equivalía a una sentencia de muerte.
Según las estadísticas: en un lapso de 150 años, en Europa se condenaron a las
piras a no menos de 90 mil hombres y mujeres por presunta hechicería.
En la
Gran Bretaña solamente, desde 1640 hasta 1660, 20 años, se aniquilaron tres mil
personas por haber sellado un pacto con el "Diablo." Sólo
recientemente, en la última parte de este siglo: en 1875, algunos místicos y
espiritistas adelantados, insatisfechos por las teorías y explicaciones que los
feligreses del espiritismo originaron y discerniendo su gran deficiencia en
cubrir el campo completo de la amplia gama de fenómenos, formaron, en Nueva
York, América, una asociación que ahora se le conoce mundialmente como la
Sociedad Teosófica. Ahora bien, después de haber explicado lo que es la
Teosofía, en otro artículo dilucidaremos cuál es la naturaleza de nuestra
Sociedad, llamada también la "Hermandad Universal de la Humanidad."
Theosophist, Octubre de 1879
Notas
1 En una serie de artículos
titulados "Los Grandes Teósofos del Mundo," nos proponemos mostrar
que desde Pitágoras, el cual obtuvo su sabiduría de la India, hasta nuestros
filósofos y teósofos modernos más conocidos: David Hume y el poeta inglés
Shilley, incluyendo los espiritistas franceses, muchos creían y aún creen, en
la metempsícosis o reencarnación del alma, a pesar de lo rudimentario que se
considere el sistema de los espiritistas.
2 Muchos escritores griegos y
romanos, entre los cuales Strabo, Lucano, Plutarco, Cicero (Tusculano), Plinio,
etc., afirmaron la realidad del poder Yoga llamando Gimnosofistas a los Yoguis
hindúes.
3 La
Enciclopedia Masónica Real, Ritos, Simbolismo y Biografía, cuyo editor
es Kenneth R. H. Mackenzie IX (Cryptonymous), Miembro Honrado de la Logia de
Canongate Kilwinning, Número 2, Escocia. Nueva York, J. W. Bouton, 706
Broadway, 1877.
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