Otfriedo Müller nos descubre las
diferencias entre los Misterios órficos
y el culto exotérico de Baco (26), aunque los iniciados en ellos profesaban
públicamente la religión báquica; pero la austera moralidad y el riguroso
ascetismo de las doctrinas de Orfeo, que tan escrupulosamente seguían sus
discípulos, eran de todo punto incompatibles con la grosera obscenidad y
torpeza de lasceremonias populares.
La fábula de Aristeo que persigue a
Eurídice por los bosques, donde la mata una serpiente, es clarísima alegoría de
la fuerza bruta (Aristeo) que persigue a la doctrina esotérica (Eurídice),
muerta por acometida de los dioses solares (la serpiente), que la sepultan en
el mundo subterráneo o lugar inferior, muy distinto del infierno teológico.
Además, cuando las bacantes despedazan a Orfeo, la alegoría da con ello a
entender la profunda diferencia entre la religión esotérica y el culto
exotérico, y que los groseros ritos populares tienen siempre entre el vulgo
mejor acogida que la sencilla y divina verdad.
Difícil resulta determinar con
precisión los ritos del esoterismo órfico, pues los himnos originales se
perdieron desde un principio, y ni Platón ni Aristóteles tuvieron por
auténticas las copias existentes en su tiempo. Sin embargo, la tradición oral
indica que Orfeo aprendió sus doctrinas en la India de boca de los magos, o
sean las mismas que profesaban los iniciados de todos los países (27).
Los esenios pertenecían a la escuela
pitagórica, antes de que alteraran más bien que perfeccionaran su organización
bajo el influjo de aquellos misioneros budistas establecidos per saeculorum millia en las riberas del
mar Muerto, según nos dice Plinio. Pero si por una parte los misioneros
budistas disciplinaron monacalmente a los esenios con estricta observancia de
las reglas conventuales, también dieron vivo ejemplo de las austeras virtudes
que en grado heroico practicó Sakya, a quien precedieron en ejemplaridad
algunos filósofos antiguos con sus discípulos y siguieron siglos después Jesús
y los ascetas cristianos, hasta que, relajándose poco a poco, las olvidó por
completo la Iglesia romana.
Los nazares iniciados se habían
mantenido siempre fieles a las enseñanzas esotéricas que antes de ellos
profesaron los primitivos adeptos. Los discípulos de Juan el Bautista formaban
una rama desgajada de los esenios y por tanto no debemos confundirlos con los
otros nazares a quienes Oseas inculpó de haberse entregado a Bosheth (...), que era el máximo de la
abominación (28).
La secta de los nazarenos era muy
anterior a la ley de Moisés, y nació en la comarca de Galilea, secularmente
enemistada con el resto de Israel y compuesta en otro tiempo de una confusa
mezcolanza de gentes idólatras, cuya capital era Nazara, después Nazareth,
donde los primitivos nazarenos celebraban los Misterios de vida o asambleas de iniciación, cuyos ritos religiosos
diferían opuestamente de los del culto popular de Adonis en Biblos.
Mienstras los menospreciados galileos
adoraban al verdadero Dios con el don de clarividencia trascendental, los
israelitas, que presumían de pueblo escogido, se entregaban a cultos
idolátricos, según demuestra el siguiente pasaje:
Y saliendo
una forma de mano, me asió de una guedeja de mi cabeza y me elevó el Espíritu
entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visión de Dios... Y
habiendo entrado, miré, y he aquí toda semejanza de reptiles y de animales y
todos los ídolos de la casa de Israel estaban pintados en la pared por todo el
rededor. Y a setenta hombres de los ancianos de la casa de Israel que estaban
en pie delante de las pinturas... Y me dijo: Hijo de Israel en las tinieblas,
porque dicen: No nos ve el Señor... Y me introdujo por la puerta de la casa del
Señor que miraba al Norte, y he aquí mujeres que estaban allí sentadas llorando
a Tammuz (Adonis) (29).
NAZARENOS
Y NAZARES
Seguramente que los pueblos paganos
no superaron jamás al escogido en las abominables obscenidades que sus mismos
profetas les echan en cara con tanta frecuencia (30).
Así se explica la hostilidad,
recrudecida posteriormente, entre los nazarenos y los judíos carnales (31), a
quienes acusaban los primeros de adorar a Baco o Iurbo-Adonai (32).
Dice el Código de los Nazarenos:
No adores al
sol que llaman Adonai, Kadush (33) y El-El. Este Adonai escogerá una nación y
la congregará en asambleas (34)... Jerusalén llegará a ser el refugio de los abortivos, que se perfeccionarán (se
circuncidarán) con espada y adorarán a Adonai (35).
Descendían los nazarenos de los nazares de la Biblia, y su postrer caudillo de nota fue Juan el Bautista. Los
escribas y fariseos de Jerusalén no les molestaban, a pesar de su heterodoxia,
y aun el mismo Herodes temía un motín popular, porque las gentes consideraban a
Juan como profeta (36).
Los discípulos de Jesús estaban en su
mayor parte afiliados a la secta de los esenios, que era un desprendimiento de
la de los nazarenos, o como si dijéramos, una herejía de herejía a los ojos de los fariseos, quienes miraban
aviesamente a Jesús por sus innovadoras predicaciones.
Así se explica fácilmente la notable
analogía entre el ritual de los primitivos cristianos y el de los esenios, que,
según hemos dicho, habían sido catequizados por los misioneros budistas
repartidos por Egipto, Grecia y Judea desde el reinado del celoso monarca Asoka;
pero si bien es cierto que a los esenios cabe la honra de haber contado a Jesús
entre los suyos, disentía de la comunidad en algunos puntos de observancia
externa, por lo que en rigor no fue esenio, según veremos más adelante, ni
tampoco nazar de los primitivos. El Código
de los nazarenos y las injustas acusaciones de los gnósticos bardesanianos
nos dicen lo que fue Jesús, según
vemos en el siguiente pasaje:
Jesús es Nebo, el falso Mesías, el debelador de
la antigua religión ortodoxa (37).
Fundó Jesús la secta de los nazares
disidentes, de acuerdo con las enseñanzas budistas, como claramente se infiere
de la palabra ... (Nebo, dios de la
sabiduría) pues ... (naba) en hebreo
significa hablar por inspiración. Pero Nebo
es equivalente a Mercurio, y éste a Buddha en el monograma planetario de los
indos. Además, los talmudistas sostenían que Jesús estaba inspirado por el
genio de Mercurio (38).
Por lo tanto, el reformador nazareno
pertenecía a una de dichas sectas, aunque no sea posible dilucidar cuál de ellas;
pero está fuera de duda que predicó la filosofía de Sakya el Buddha.
Denunciados los nazares por los últimos profetas y malditos por el Sanhedrín,
que los persiguió solapadamente, quedaron confundidos en el concepto público
con los otros nazares, de quienes dijo Oseas:
... y se
enagenaron para su confusión y se hicieron abominables como aquellas cosas que
amaron (39).
Así se comprende que los fariseos
menospreciaran de tal modo a Jesús y le llamaran despectivamente el “Galileo”.
Así se comprende también la pregunta de Nathaniel:
Pues qué,
¿puede salir de Nazareth cosa buena (40)?
tan sólo
porque sabía que Jesús era natural de esta ciudad galilea. Esto nos lleva a
suponer con fundamento que los primitivos nazares no profesaban la religión
mosaica como los judíos, sino más bien la de los teurgos caldeos. Por otra
parte, la notoria tergiversación del texto original de los Evangelios substituyó la palabra nozari (nazareno o nazar) por la de Nazareth, de modo que el
original decía:
¿Puede venir
de un nazareno cosa buena (41)?
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