domingo, 14 de septiembre de 2014

LA FÁBULA DE EURÍDICE



Otfriedo Müller nos descubre las diferencias entre los Misterios órficos y el culto exotérico de Baco (26), aunque los iniciados en ellos profesaban públicamente la religión báquica; pero la austera moralidad y el riguroso ascetismo de las doctrinas de Orfeo, que tan escrupulosamente seguían sus discípulos, eran de todo punto incompatibles con la grosera obscenidad y torpeza de lasceremonias populares.

La fábula de Aristeo que persigue a Eurídice por los bosques, donde la mata una serpiente, es clarísima alegoría de la fuerza bruta (Aristeo) que persigue a la doctrina esotérica (Eurídice), muerta por acometida de los dioses solares (la serpiente), que la sepultan en el mundo subterráneo o lugar inferior, muy distinto del infierno teológico. Además, cuando las bacantes despedazan a Orfeo, la alegoría da con ello a entender la profunda diferencia entre la religión esotérica y el culto exotérico, y que los groseros ritos populares tienen siempre entre el vulgo mejor acogida que la sencilla y divina verdad.

Difícil resulta determinar con precisión los ritos del esoterismo órfico, pues los himnos originales se perdieron desde un principio, y ni Platón ni Aristóteles tuvieron por auténticas las copias existentes en su tiempo. Sin embargo, la tradición oral indica que Orfeo aprendió sus doctrinas en la India de boca de los magos, o sean las mismas que profesaban los iniciados de todos los países (27).

Los esenios pertenecían a la escuela pitagórica, antes de que alteraran más bien que perfeccionaran su organización bajo el influjo de aquellos misioneros budistas establecidos per saeculorum millia en las riberas del mar Muerto, según nos dice Plinio. Pero si por una parte los misioneros budistas disciplinaron monacalmente a los esenios con estricta observancia de las reglas conventuales, también dieron vivo ejemplo de las austeras virtudes que en grado heroico practicó Sakya, a quien precedieron en ejemplaridad algunos filósofos antiguos con sus discípulos y siguieron siglos después Jesús y los ascetas cristianos, hasta que, relajándose poco a poco, las olvidó por completo la Iglesia romana.

Los nazares iniciados se habían mantenido siempre fieles a las enseñanzas esotéricas que antes de ellos profesaron los primitivos adeptos. Los discípulos de Juan el Bautista formaban una rama desgajada de los esenios y por tanto no debemos confundirlos con los otros nazares a quienes Oseas inculpó de haberse entregado a Bosheth (...), que era el máximo de la abominación (28).

La secta de los nazarenos era muy anterior a la ley de Moisés, y nació en la comarca de Galilea, secularmente enemistada con el resto de Israel y compuesta en otro tiempo de una confusa mezcolanza de gentes idólatras, cuya capital era Nazara, después Nazareth, donde los primitivos nazarenos celebraban los Misterios de vida o asambleas de iniciación, cuyos ritos religiosos diferían opuestamente de los del culto popular de Adonis en Biblos.

Mienstras los menospreciados galileos adoraban al verdadero Dios con el don de clarividencia trascendental, los israelitas, que presumían de pueblo escogido, se entregaban a cultos idolátricos, según demuestra el siguiente pasaje:

Y saliendo una forma de mano, me asió de una guedeja de mi cabeza y me elevó el Espíritu entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visión de Dios... Y habiendo entrado, miré, y he aquí toda semejanza de reptiles y de animales y todos los ídolos de la casa de Israel estaban pintados en la pared por todo el rededor. Y a setenta hombres de los ancianos de la casa de Israel que estaban en pie delante de las pinturas... Y me dijo: Hijo de Israel en las tinieblas, porque dicen: No nos ve el Señor... Y me introdujo por la puerta de la casa del Señor que miraba al Norte, y he aquí mujeres que estaban allí sentadas llorando a Tammuz (Adonis) (29).

NAZARENOS  Y  NAZARES


Seguramente que los pueblos paganos no superaron jamás al escogido en las abominables obscenidades que sus mismos profetas les echan en cara con tanta frecuencia (30).
Así se explica la hostilidad, recrudecida posteriormente, entre los nazarenos y los judíos carnales (31), a quienes acusaban los primeros de adorar a Baco o Iurbo-Adonai (32).
Dice el Código de los Nazarenos:

No adores al sol que llaman Adonai, Kadush (33) y El-El. Este Adonai escogerá una nación y la congregará en asambleas (34)... Jerusalén llegará a ser el refugio de los abortivos, que se perfeccionarán (se circuncidarán) con espada y adorarán a Adonai (35).

Descendían los nazarenos de los nazares de la Biblia, y su postrer caudillo de nota fue Juan el Bautista. Los escribas y fariseos de Jerusalén no les molestaban, a pesar de su heterodoxia, y aun el mismo Herodes temía un motín popular, porque las gentes consideraban a Juan como profeta (36).
Los discípulos de Jesús estaban en su mayor parte afiliados a la secta de los esenios, que era un desprendimiento de la de los nazarenos, o como si dijéramos, una herejía de herejía a los ojos de los fariseos, quienes miraban aviesamente a Jesús por sus innovadoras predicaciones.

Así se explica fácilmente la notable analogía entre el ritual de los primitivos cristianos y el de los esenios, que, según hemos dicho, habían sido catequizados por los misioneros budistas repartidos por Egipto, Grecia y Judea desde el reinado del celoso monarca Asoka; pero si bien es cierto que a los esenios cabe la honra de haber contado a Jesús entre los suyos, disentía de la comunidad en algunos puntos de observancia externa, por lo que en rigor no fue esenio, según veremos más adelante, ni tampoco nazar de los primitivos. El Código de los nazarenos y las injustas acusaciones de los gnósticos bardesanianos nos dicen lo que fue Jesús, según vemos en el siguiente pasaje:

Jesús es Nebo, el falso Mesías, el debelador de la antigua religión ortodoxa (37).

Fundó Jesús la secta de los nazares disidentes, de acuerdo con las enseñanzas budistas, como claramente se infiere de la palabra ... (Nebo, dios de la sabiduría) pues ... (naba) en hebreo significa hablar por inspiración. Pero Nebo es equivalente a Mercurio, y éste a Buddha en el monograma planetario de los indos. Además, los talmudistas sostenían que Jesús estaba inspirado por el genio de Mercurio (38).
Por lo tanto, el reformador nazareno pertenecía a una de dichas sectas, aunque no sea posible dilucidar cuál de ellas; pero está fuera de duda que predicó la filosofía de Sakya el Buddha. Denunciados los nazares por los últimos profetas y malditos por el Sanhedrín, que los persiguió solapadamente, quedaron confundidos en el concepto público con los otros nazares, de quienes dijo Oseas:

... y se enagenaron para su confusión y se hicieron abominables como aquellas cosas que amaron (39).

Así se comprende que los fariseos menospreciaran de tal modo a Jesús y le llamaran despectivamente el “Galileo”. Así se comprende también la pregunta de Nathaniel:

Pues qué, ¿puede salir de Nazareth cosa buena (40)?

tan sólo porque sabía que Jesús era natural de esta ciudad galilea. Esto nos lleva a suponer con fundamento que los primitivos nazares no profesaban la religión mosaica como los judíos, sino más bien la de los teurgos caldeos. Por otra parte, la notoria tergiversación del texto original de los Evangelios substituyó la palabra nozari (nazareno o nazar) por la de Nazareth, de modo que el original decía:


¿Puede venir de un nazareno cosa buena (41)?

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