miércoles, 12 de agosto de 2015

Filósofos Antiguos y Críticos Modernos (Parte 1)



En una de las filosofías y sistemas religiosos más antiguos de los tiempos prehistóricos, leemos que al final de un Mahâ-Pralaya (disolución general), la gran Alma, Param-Atmâ, lo Auto-Existente, eso que es "comprensible sólo mediante lo suprasensual," llega a manifestarse a sí mismo.

Los hindúes llaman a esta "Existencia" con diferentes nombres, uno de los cuales es Svâyambhuva, el "Hijo del Auto-Existente." Así, el Uno se convierte en Dos, que a su vez, desenvuelve un tercer principio con la potencialidad de llegar a ser Materia, a la que el ortodoxo llama Virâj o Universo. Después, esta Trinidad incomprensible se antropomorfizó en la Trimûrti, a la cual se le conoce como Brahmâ, Vishnu y Shiva, los símbolos de los poderes creativos, conservativos y destructivos en la Naturaleza y, simultáneamente, de las fuerzas transformadoras y regeneradoras o mejor dicho, de los tres aspectos de la Fuerza Universal única. 

Es la Tridanda, la Unidad triplemente manifestada, la cual dio origen al ortodoxo AUM, que para ellos es simplemente la Trimûrti abreviada. Es sólo bajo este aspecto triple que las masas profanas pueden comprender el gran misterio. Cuando el Dios tríplice se convierte en Shârirâ o asume una forma visible, tipifica todos los principios de la Materia, todos los gérmenes de la vida, es el Dios con los tres rostros o poder triple, la esencia de la Triada védica. "Que los Brâhmanes conozcan la Sagrada Sílaba [Aum], las tres palabras de Sâvitrî y que lean los Vedas diariamente."

Después de haber producido el universo, Aquel cuyo poder es incomprensible, desaparece de nuevo, absorbido en el Alma Suprema. [...] Habiéndose retirado a la oscuridad primitiva, la Gran Alma permanece dentro del ignoto y es privada de toda forma [...]
Cuando, habiendo reunido nuevamente los principios elementarios sutiles, se inserta en una semilla vegetal o animal, asume, en cada una, una nueva forma.

Por lo tanto, mediante un despertamiento y un reposo alternativos, el Ser Inmutable hace revivir y morir, eternamente, a todas las criaturas existentes, activas e inertes.
Aquel que ha estudiado las especulaciones de Pitágoras sobre la Mónada, la cual, después de haber emanado la Díada, se retira en el silencio y la oscuridad, creando, entonces, la Triada, puede comprender de donde procedió la Filosofía del gran sabio samiano y después de él, aquella de Sócrates y Platón. La Década mística (1 + 2 + 3 + 4 = 10), es una forma de expresar tal idea.

 El Uno es Dios; el Dos la Materia, el Tres es el Mundo fenoménico que combina la Mónada y la Díada y participa de la naturaleza de ambos; la Tétrade o la forma de perfección, expresa el vacío del todo y la Década o la suma de todo, abarca al Kosmos  entero.

Veamos como las ideas brâhmánicas se armonizan con las filosofías paganas pre-cristianas y con el mismo cristianismo. Conviene empezar con la filosofía platónica, el compendio más elaborado de los sistemas recónditos de la antigua India.

Aunque hayan pasado 22 siglos y medio de la muerte de Platón, las grandes mentes del globo todavía se dedican a sus escritos. Fue el intérprete del mundo en el sentido más completo del término. El más grande Filósofo de la era precristiana reflejaba, en sus escritos, el espiritualismo de los Filósofos védicos, quienes lo antecedieron en millares de años con sus expresiones metafísicas. Se discernirá que Vyâsa, Jaimini, Kapila, Patanjali y muchos más transmitieron, mediante Pitágoras, su sello indeleble a Platón y a su escuela, a través de los siglos que se intercalan entre ellos. Por ende, se deduce que tanto a Platón como a los antiguos Sabios hindúes, se les reveló la misma sabiduría. Así, esta sabiduría, sobreviviendo a la erosión del tiempo, ¿qué otra cosa puede ser, si no divina y eterna?

Platón enseñó que la justicia subsistía en el alma y era el bien más grande de su poseedor. "Los hombres, proporcionalmente a su intelecto, han admitido sus afirmaciones trascendentales." Sin embargo, sus comentarios, casi por unanimidad, rehuyen cada pasaje que implica que la Metafísica platónica estriba en una base sólida y no en concepciones ideales.
Sin embargo, Platón no pudo aceptar una Filosofía destituída de aspiraciones espirituales; para él, las dos eran una sola. Según el antiguo Sabio griego, existía un único objeto a realizar: el Conocimiento Real. Consideraba que los FilósofosGENUINOShttp://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png o los estudiantes de la verdad, eran aquellos que poseían el conocimiento de lo que existe realmente, contrapuesto a los meros objetos de percepción, de lo que existe perennemente contrapuesto a lo transitorio y de lo que existe permanentemente, contrapuesto a lo que aparece y desaparece siguiendo un curso alternativo de desarrollo y destrucción.

Más allá de todas las existencias finitas y causas secundarias, de todas las leyes, las ideas y los principios, se halla una Inteligencia o Mente (Nous, el Espíritu), el primer principio de todos los principios, la Idea Suprema en la cual estriban todas las demás, la substancia última de la cual todas las cosas derivan su ser y esencia, la Causa primera y eficiente de todo orden, armonía, belleza, excelencia y bondad que hienche el universo, a la cual se le llama, por motivos de preeminencia y excelencia, el Dios Supremo, el Dios (ο θεος), "el Dios sobre todo" (ο επι πασι θεος).
Para un Teósofo no es difícil reconocer en este "Dios": (a) la Mente Universal en su aspecto cósmico y (b) el Ego Superior en el ser humano en su aspecto microcósmico. Desde luego, como Platón dice, El no es la verdad ni la inteligencia: "sino el Padre de ella," o sea, el "Padre" del Manas Inferior, nuestra "mente-cerebro" personal, cuya manifestación depende de los órganos de los sentidos. Aunque nuestros sentidos físicos no puedan percibir dicha esencia eterna de las cosas, ésta es asible para la mente de aquellos que no son, voluntariamente, obtusos.  

Constatamos que Platón declara, en manera cristalina, que todo lo visible se creó y se desenvolvió de la Voluntad invisible y eterna, siguiendo su patrón. El dice que nuestro Cielo se produjo en armonía con la ordenación eterna del "Mundo Ideal," contenida, como todo el resto, en el dodecaedro, el modelo geométrico usado por la Deidad.

 Para Platón, el Ser Primordial es una emanación de la Mente del Demiurgo (Nous), la cual contiene en sí, desde la eternidad, la "Idea" del "mundo a crearse" y esta Idea la produce de sí mismo. Las leyes de la Naturaleza son las relaciones establecidas de esta Idea con las formas de sus manifestaciones. Dos mil años después, encontramos que el gran filósofo alemán Schopenhauer toma prestada tal concepción cuando dice:
Estas formas son el tiempo, el espacio y la causalidad. A través del tiempo y del espacio, la idea varía en sus manifestaciones incomensurables.

Por lo tanto, si la Teología ha, a menudo, desfigurado a la Teosofía; la Psicología y las Ciencias Modernas han desfigurado a la Filosofía Antigua. Ambas entresacaron de la Sabiduría Antigua sin reconocerle nada; sino denigrándola y menospreciándola cada vez que pudieron. Sin embargo, los métodos de la Ciencia Moderna, a pesar de lo exacto que sean, careciendo de una comprensión de los grandes principios filosóficos y teosóficos, deben desembocar en la nada, no pudiendo demostrar el origen ni la esencia última de las cosas en ninguna rama. En lugar de reconducir el efecto a su fuente primordial, la Ciencia Moderna procede al revés. Según sus enseñanzas, los tipos superiores se desarrollaron de otros anteriores e inferiores. Comienza desde el fondo del ciclo que un hilo de Materia conduce, paso a paso, en el gran dédalo de la Naturaleza. Tan pronto como éste se quiebra, el asomo se pierde y la ciencia retrocede despavorida de lo Incomprensible, confesándose impotente. 

Sin embargo, Platón y sus discípulos no se comportaban así. Para ellos y para nosotros, los tipos inferiores eran simplemente las imágenes concretas de los tipos abstractos superiores. El Espíritu, que es inmortal, tiene un comienzo aritmético, mientras el cuerpo lo tiene geométrico. Este comienzo, el reflejo del Archæus universal, es semoviente y del centro se difunde sobre el cuerpo entero del microcosmo.

¿Es la triste percepción de esta verdad, cuyo reconocimiento y adopción por parte de cualquier cientfífico implicaría el suicidio, que induce a muchos de ellos, incluyendo a eruditos famosos, a confesar cuán impotente es la ciencia física aún sobre el mundo de la Materia?

Casi un siglo separa a Platón de Pitágoras,  por lo tanto, no pudieron haberse conocido. Sin embargo, ambos eran Iniciados y no es sorprendente encontrar que enseñaron la misma doctrina concerniente al Alma Universal. 

Pitágoras enseñó a sus discículos que Dios es la Mente Universal difundida en todas las cosas, la cual, por la única virtud de su identidad universal, podía comunicarse de un objeto a otro y el sólo poder de la voluntad humana podía inducirla a crear todas las cosas. También entre los griegos antiguos, Kurios era el Dios-Mente (nous). "Ahora bien, Koros (Kurios) significa la naturaleza pura y pristina del intelecto, la sabiduría," dice Platón en el Cratilo. Por lo tanto, notamos que todos los grandes filósofos, desde Pitágoras, Timeo de Locris, Platón, hasta los Neo-Platónicos, derivaron el Alma-Mente humana del Alma-Mente Universal.

Platón, con respecto a los mitos y a los símbolos, la desesperación del orientalismo moderno, declara, en el Gorgias y en el Fedro, que eran los vehículos de las grandes verdades y que valía la pena buscar. Sin embargo, los comentadores han establecido una relación tan superficial con el gran Filósofo, que se ven obligados a reconocer que ignoran donde "termina la doctrina y empieza el mito." Platón ahuyentó las supersticiones populares concernientes a la magia y a los demonios, desarrollando las exageradas nociones de aquel tiempo en teorías racionales y concepciones metafísicas. Quizá no pasen el método de razonamiento inductivo establecido por Aristóteles, sin embargo son satisfactorias al máximo para aquellos que comprenden la existencia de la facultad superior de penetración interna o intuición, en cuanto proporcionan un criterio para apurar la verdad. Desde luego, en todo sistema religioso, existen pocos mitos sin una base histórica y científica. Según Pococke:

Ahora se ha probado que los Mitos son fábulas proporcionalmente a nuestra mala interpretación de ellos y son verdades proporcionalmente a la manera en que en un tiempo se comprendían. Nuestra ignorancia es la que ha hecho de la historia un mito y nuestra ignorancia es una herencia Helénica, en substancia, el resultado de la vanidad Helénica.

Platón, basando todas sus doctrinas en la presencia de la Mente Suprema, enseñó que el Nous, Espíritu o Alma Racional humana, siendo "generada por el Padre Divino," poseía una naturaleza similar o hasta homogénea, a la Divinidad y era capaz de observar las realidades eternas. Tal facultad de contemplar la realidad de manera directa e inmediata, pertenece sólo a Dios; la aspiración hacia este conocimiento constituye el verdadero sentido de la palabra Filosofía: el amor por lo bueno, que, predominando sobre todo deseo del alma, purificándola y asimilándola a lo divino de manera que gobierne cada acción del individuo, eleva al ser humano a participar y a comulgar con la Divinidad, restableciéndolo a imagen de Dios. En el Theaetetus Platón dice:
El vuelo consiste en convertirse en Dios y tal asimilación es el llegar a ser justo y santo con sabiduría.

Siempre se afirma que la base para esta asimilación es la pre-existencia del Espíritu o Nous. En la alegoría en Fedro de la carroza con los caballos alados, él representa la naturaleza psíquica compuesta o doble: thumos o la parte sensual, formada por las sbstancias del mundo de los fenómenos y thumoeides (θυμοειδες), cuya esencia se conecta con el mundo eterno. La vida terrenal presente es una caída y un castigo. 

El Alma habita en "la tumba que llamamos cuerpo." En su estado incorporado y antes de la disciplina de la educación, el elemento noético o espiritual está "dormido." Así, la vida es más bien un sueño que una realidad. Nosotros, análogamente a los prisoneros en la cueva subterránea descrita en La República, damos nuestra espalda a la luz, por lo tanto percibimos sólo las sombras de los objetos que pensamos que son la realidad actual. ¿No es ésta la idea de Maya o la ilusión de los sentidos en la vida física, un aspecto muy enfatizado en la Filosofía Hindú? Sin embargo, si no nos hemos embebido totalmente con nuestra naturaleza sensual, estas sombras despiertan en nosotros el recuerdo de aquel mundo superior que en un tiempo habitábamos.
El espíritu interior tiene algún recuerdo vago y nebuloso de su estado pre-natal de beatitud y añora, de manera instintiva y profética, retornar ahí.

Toca a la disciplina de la Filosofía desvincular al Alma de su cautiverio en los sentidos, elevándola al empíreo del pensamiento puro, la visión de la verdad eterna, la bondad y la belleza, uniéndola, entonces, con el Espíritu.

El alma no puede entrar a la forma humana si jamás ha visto la verdad. Esta es la remembranza de esas cosas que nuestra alma miró previamente mientras se movía con la Deidad, desdeñando las cosas que ahora decimos que son y oteando eso que realmente es. Por lo tanto, sólo el nous, o el espíritu del Filósofo [o del estudiante de la verdad superior], está provisto de alas, porque él mantiene estas cosas en su mente como mejor puede y cuya contemplación hace divina la misma Deidad. Un ser humano, al usar correctamente estas cosas que recordamos de una vida previa y perfeccionándose, constantemente, en los misterios perfectos, se convierte en un ser verdaderamente perfecto, un iniciado en la sabiduría divina.

Porfirio, de la escuela Neo-Platónica, nos asegura que la Filosofía de Platón se enseñaba y representaba en los Misterios.

Muchas personas han puesto en entredicho y negado esto y Lobeck, en su Aglaophomus, se ha extralimitado representando las fiestas sagradas como una exhibición vacía para cautivar la imaginación. ¡Imaginad, por veinte siglos y más, Atenas y la Grecia acudían, cada quinto año, a Eleusis para presenciar una solemne farsa religiosa! Augustino, el Obispo de Hippo, ha desacreditado estas aserciones. El declara que las doctrinas de los Platónicos alejandrinos eran las doctrinas Esotéricas originales de los primeros seguidores de Platón reencarnado. Explica también los motivos del gran Filósofo para velar el sentido interno de lo que enseñaba.

Entonces, es comprensible el por qué las escenas más sublimes en los Misterios eran siempre nocturnas. La vida del Espíritu interno es la muerte de la naturaleza externa y la noche del mundo físico implica el día de la naturaleza espiritual. Por lo tanto, se adora a Dionisio, el sol nocturno, más que a Helios, la estrella diurna. Los Misterios simbolizaban la condición pre-existente del Espíritu y del Alma y el lapso de esta última en la vida terrenal y en el Hades, las miserias de esa vida, la purificación del Alma y su restablecimiento a la beatitud divina o reunión con el Espíritu. Theón de Smyrna compara, hábilmente, la disciplina filosófica con los ritos místicos y sus concepciones son resumibles, en los escritos de Taylor, así:

A la Filosofía se le puede llamar la iniciación en los verdaderos arcanos y la instrucción en los MisteriosGENUINOShttp://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png. Esta Iniciación es quíntuple: I. la purificación previa, II. la admisión a la participación en los ritos arcanos, III. la revelación epóptica, IV. la investidura o el entronamiento, V. la quinta, que es el producto de todas éstas, consiste en la amistad y la comulgación interior con Dios y el gozo de esa felicidad que surge del coloquio íntimo con los seres divinos. [...] Platón llama epopteia a la perfecta contemplación de las cosas comprendidas intuitivamente, verdades e ideas absolutas. Además, considera la inclinación de la cabeza y el coronamiento, análogos a la autoridad que cada uno recibe de sus instructores: conducir a los otros en la misma contemplación. La quinta gradación es la más perfecta felicidad que surge de allí y, según Platón es, para los seres humanos, una asimilación, lo más posible, con la divinidad.

Este es el Platonismo. Ralph Waldo Emerson dice que "Platón es la fuente de la cual proceden todas las cosas que los hombres de pensamiento aún escriben y debaten." Platón absorbió el saber griego de su tiempo, desde Filolao hasta Sócrates, aquel de Pitágoras en Italia y lo que pudo entresacar de Egipto y del oriente. El era tan extenso que toda la Filosofía europea y asiática es ubicable en sus doctrinas y a la cultura y a la contemplación añadió la naturaleza y las cualidades del poeta.

Por lo general, los seguidores de Platón se adhirieron rigurosamente a sus teorías psicológicas. Sin embargo, algunos, como Xenócrates, incursionaron en especulaciones más atrevidas. Speusippo, sobrino y sucesor del gran Filósofo, fue el autor de Análisis Numérico, un tratado sobre los Números pitagóricos. Algunas de sus especulaciones no son localizables en los Diálogos escritos. Sin embargo, como se encontraba en la audiencia durante las conferencias no recopiladas de Platón, el juicio de Enfield, según el cual no discrepaba con su Maestro es, sinREPAROhttp://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png, correcto. Aunque no se mencione su nombre era, evidenemente, el antagonista que Aristóteles criticaba cuando profesaba mencionar la argumentación de Platón contra la doctrina de Pitágoras que todas las cosas eran, en sí, números o mejor dicho, eran inseparables de la idea de números. 

El se dedicó especialmente a mostrar que la doctrina platónica de las ideas difería, en esencia, de la pitagórica, en cuanto presuponía que los números y la magnitud existían separados de las cosas. También pregonó que, según la enseñanza platónica, no podía existir ningún conocimiento real si bien el objeto de este conocimiento no transcendía lo sensible.

Sin embargo, Aristóteles no era un testigo fehaciente. Malrepresentó a Platón y casi caricaturizó las doctrinas de Pitágoras. Existe un canon interpretativo que debería guiarnos en nuestro examen de toda opinión filosófica: "La mente humana, bajo la operación necesaria de sus leyes, se ha visto obligada a tener las mismas ideas fundamentales y el corazón humano para apreciar los mismos sentimientos en todas las edades." Es cierto que Pitágoras despertó la simpatía intelectual más profunda de su época y sus doctrinas ejercieron una poderosa influencia en la mente de Platón. 

Su idea cardinal consistía en la existencia de un principio permanente de unidad tras de las formas, los cambios y otros fenómenos del universo. Aristóteles afirmó que Pitágoras enseñó que: "los números son los primeros principios de todas las entidades." Según la opinión completamente correcta de Ritter, la fórmula pitagórica debería considerarse de manera simbólica. Aristóteles sigue asociando estos números con las "formas" y las "ideas" de Platón, llegando al punto de declarar que este último dijo: "las formas son números" y "las ideas son existencias substanciales, seres reales." Sin embargo, esta no era la enseñanza de Platón. El declaró que la causa final era la Bondad Suprema: το αγαθον.

"Para la razón humana, las ideas son objetos de concepción pura y son atributos de la Razón Divina."  Ni jamás dijo que "las formas son números." Lo que divulgó puede encontrarse en el Timeo: "Dios [el Nous Universal o Mente], forjó las cosas mientras surgieron, en armonía con las formas y los números."

H.P. B.avatsky

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