5. EN LA CUARTA (a)
399, LOS HIJOS RECIBEN ORDEN DE CREAR SUS IMÁGENES.
LA TERCERA PARTE SE NIEGA. LAS OTRAS DOS400
OBEDECEN. LA MALDICIÓN
SE PRONUNCIA (b): NACERÁN EN LA CUARTA401; SUFRIRÁN Y HARÁN SUFRIR.
ÉSTA ES LA PRIMERA GUERRA (c).
El significado completo de esta Sloka no puede ser comprendido del todo sino
habiendo leído ya las explicaciones detalladas y adicionales que figuran en la
Antropogénesis y en sus comentarios, en los volúmenes III y IV. Entre esta Sloka y la
4 de esta misma Estancia, se extienden largas épocas; y ahora resplandece la aurora y
el sol naciente de otro evo. El drama representado en nuestro planeta, hállase al
principio de su cuarto acto; pero para poder comprender de un modo más claro toda
la representación, tendrá el lector que volver atrás antes que pueda seguir. Porque
este versículo pertenece a la Cosmogonía general que figura en los volúmenes
arcaicos, mientras que en los volúmenes III y IV se dará una relación detallada de la
“creación”, o más bien de la formación de los primeros seres humanos, seguidos por
la segunda humanidad y después por la tercera; o como se las denomina, por las
Razas-Raíces Primera, Segunda y Tercera.
Así como la Tierra sólida comenzó por ser
una esfera de fuego líquido, de polvo ígneo y su fantasma protoplasmático, lo mismo
sucedió con el hombre.
(a) Lo que se pretende significar con la palabra “Cuarta”, se dice es la Cuarta Ronda,
fundándose tan sólo en autoridad de los Comentarios.
Puede significar igualmente la
Cuarta Eternidad, lo mismo que la Cuarta Ronda, y hasta nuestro Cuarto Globo.
Porque, como se mostrará repetidas veces, este último es la cuarta esfera en el
cuarto plano, o sea el más inferior de la vida material. Y así sucede que nos hallamos
en la Cuarta Ronda, en cuyo punto medio debe tener lugar el equilibrio perfecto
entre el Espíritu y la Materia.
En este período ocurrió, como veremos –durante el
apogeo de la civilización y del conocimiento así como de la intelectualidad humana,
de la Cuarta, Raza Atlante– que debido a la crisis final de la adaptación fisiológicoespiritual
de las razas, la humanidad se ramificó en dos senderos diametralmente opuestos: los Senderos de la mano Izquierda y de la Derecha del Conocimiento o
Vidyâ. Como dice el Comentario:
Así fueron sembrados en aquellos días los gérmenes de la Magia Blanca y la Negra.
Los gérmenes permanecieron latentes por algún tiempo, para brotar tan sólo durante
el primer período de la Quinta [nuestra Raza].
Dice el Comentario, explicando la Sloka:
Los Santos Jóvenes [los Dioses] se negaron a multiplicar y a crear especies a
semejanza suya, y según su clase. “No son Formas [Rûpas] a propósito para nosotros.
Tienen que desarrollarse.” Rehúsan entrar en los Chhâyâs [sombras o imágenes] de sus
inferiores. Así ha prevalecido desde un principio el sentimiento egoísta, hasta entre los
Dioses, y ellos caen bajo la mirada de los Lipikas Kármicos.
En nacimientos posteriores tuvieron que sufrir por ello. Cómo les llegó el castigo a
los Dioses, se verá en los volúmenes III y IV.
Es tradición universal que antes de la “Caída” fisiológica, tuvo lugar la propagación
de la propia especie, ya humana o animal, por la Voluntad de los Creadores, o de su
progenie.
Ésta fue la Caída del Espíritu en la generación, no la Caída del hombre
mortal. Ya se ha dicho que para convertirse en consciente de sí mismo, tiene el
Espíritu que pasar por cada uno de los ciclos de existencia que culminan, en su más
alto punto, en la tierra, en el hombre. El Espíritu per se, es una abstracción
inconsciente y negativa. Su pureza es inherente, no adquirida por el mérito; de aquí,
como ya se ha dicho, que para convertirse en el más elevado Dhyân Chohan es
necesario para cada Ego alcanzar la plena conciencia como un ser humano, es decir,
consciente, que para nosotros se halla sintetizado en el Hombre. Al decir los
kabalistas judíos que ningún Espíritu puede pertenecer a la Jerarquía divina, a menos
que Ruach (el Espíritu) se haya unido a Nephesh (el Alma Viviente), no hacen más que
repetir la enseñanza Esotérica oriental:
Un Dhyâni tiene que ser un Âtmâ-Buddhi; una vez que el Buddhi-Mamas se desliga de
su Âtmâ inmortal del cual él (Buddhi) es el vehículo. Âtman pasa al No-Ser, que es el
Absoluto Ser.
Esto significa que el estado puramente Nirvánico es un retorno del Espíritu hacia la
abstracción ideal de la Seidad, que no posee relación ninguna con el plano en el cual
nuestro Universo está cumpliendo su ciclo.
(b) “La Maldición se pronuncia”, no significa en este caso que algún Ser Personal,
Dios o Espíritu Superior, la haya pronunciado; significa sencillamente que la causa
que sólo podía producir malos resultados había sido ya creada, y que los efectos de
esta causa Kármica podían tan sólo conducir a encarnaciones desdichadas, y por lo
tanto a sufrimientos, a los Seres que, contraviniendo las leyes de la Naturaleza,
ponían así un obstáculo a su legítimo progreso.
(c) “Tuvieron lugar muchas Guerras”, todas relacionadas con las diversas luchas de
adaptación espiritual, cósmica y astronómica pero principalmente con el misterio de
la evolución del hombre tal como es ahora. Los Poderes o Esencias puras “a quienes
se dijo creasen”, se refieren a un misterio explicado, como ya se ha dicho, en otra
parte. El secreto de la generación no tan sólo es uno de los más ocultos de la
Naturaleza (para cuya solución en vano todos los embriólogos han unido sus
esfuerzos), sino que es asimismo una función divina, que lleva consigo el misterio
religioso o más bien dogmático, conocido con el nombre de la “Caída” de los
Ángeles.
Una vez explicado el misterio de la alegoría, probará que Satán y su hueste
rebelde se negaron a crear al hombre físico, tan sólo para convertirse en los
Salvadores y Creadores directos del Hombre divino. La enseñanza simbólica, más
bien que mística y religiosa, es puramente científica, como se verá más adelante.
Porque en lugar de ser un mero medio ciego, automático, impulsado y guiado por la
Ley insondable, el Ángel “rebelde” reclama y exige su derecho al juicio y a la voluntad
independientes; su derecho a la libertad y a la responsabilidad, puesto que lo mismo
el Hombre que el Ángel se hallan bajo la Ley Kármica.
Explicando opiniones Kabalísticas, el autor de New Aspects of Life, dice de los
Ángeles Caídos que:
Según la enseñanza simbólica, el Espíritu de simple agente funcional de Dios,
convirtióse en volitivo en su acción desarrollada y desenvolvente; y substituyendo su
propia voluntad con el Deseo Divino, en lo que le concernía, cayó. De aquí que el reino
de los espíritus y la acción espiritual, que emanan y son producto de la volición del
espíritu, estén fuera y en contraste, y se hallen en contradicción con el Reino de las
Almas y de la acción Divina402.
Hasta aquí no hay nada que decir; pero lo que pretende significar el autor al decir:
Cuando el hombre fue creado era humano en constitución, con afecciones humanas y
esperanzas y aspiraciones humanas. Desde este estado cayó en el del bruto y el salvaje.
resulta diametralmente opuesto a nuestras enseñanzas orientales, y aun a la idea
kabalística, en todo lo que se nos alcanza comprenderla, y a la Biblia misma. Esto
parece a manera del Corporrealismo y el Substancialismo, dando color a la filosofía
positiva, aunque es algo difícil llegar a estar seguro de lo que el autor quiere decir.
Una caída, sin embargo, “desde lo natural en lo sobrenatural y en lo animal”
–significando por sobrenatural en este caso el estado puramente espiritual– implica
lo que nosotros sugerimos.
El Nuevo Testamento habla de una de estas guerras, así:Y hubo guerra en el Cielo: Miguel y sus ángeles luchaban con el Dragón, y luchaban el
Dragón y sus ángeles, y no prevalecieron; y nunca más fue hallado su lugar en el cielo. Y
fue lanzado fuera el Dragón, aquella antigua serpiente que se llama el Diablo y Satán, y
que engaña a todo el mundo403.
La versión kabalística de la misma historia figura en el Codex Nazaroeu,s la escritura
de los nazarenos, los verdaderos místicos cristianos de Juan el Bautista y de los
Iniciados de Christos. Bahak Zivo, el “Padre de los Genios”, recibe la orden de
fabricar criaturas —de crear—. Pero como permanece “ignorante de Orcus”, fracasa
en su empresa, y acude a Fetahil, un espíritu todavía más puro, para que le ayude, el
cual lo hace aún peor. Ésta es una repetición del fracaso de los “Padres”, los Señores
de Luz que fracasan unos tras otros404.
Citemos ahora de nuestros volúmenes primitivos405:
Entra entonces en el plano de la creación el Espíritu406
(llamado de la Tierra, o el Alma,
Psyche, al cual Santiago denomina “diabólico”), la porción inferior del Anima Mundi o
Luz Astral. [Véase la conclusión de esta Sloka.] Entre los nazarenos y gnósticos, este
Espíritu era femenino. Así, el espíritu de la Tierra, percibiendo que por Fetahil407, el
hombre más nuevo (el último), el resplandor había “cambiado”, y que en lugar de
resplandor existían “degeneración y perjuicios”, ella despierta a Karabtanos408, “que
estaba loco y sin sentido ni juicio”, y le dice: “Levántate, mira: el Esplendor (la Luz) del
Hombre Novísimo (Fetahil) ha fracasado (en producir o crear hombres); la disminución de
este Esplendor es visible. Levántate, ven con tu Madre (el Espíritu) y líbrate de los límites
que te esclavizan, y de aquellos más vastos que el mundo entero”. Después de lo cual
sigue la unión de la materia loca y ciega, guiada por las insinuaciones del Espíritu (no el
Aliento Divino, sino el Espíritu Astral, que por su doble esencia se halla ya manchado con
la materia); y habiendo sido aceptado el ofrecimiento de la Madre, el Espíritu concibe
“Siete Figuras”, y los Siete Astros (Planetas) que representan también los siete pecados
capitales, la producción de un Alma Astral, separada de su origen divino (el espíritu), y de
la materia, el demonio ciego de la concupiscencia.
Viendo esto, extiende Fetahil su mano hacia el abismo de la materia y dice: “Exista la tierra, lo mismo que ha existido la mansión
de los Poderes”. Y hundiendo su mano en el caos que condensa, crea nuestro planeta.
Entonces el Codex pasa a decir cómo Bahak Zivo fue separado del Espíritu, y los Genios
o Ángeles de los Rebeldes409. Entonces Mano410
(el más grande), que reside con el
Supremo Ferho, llama a Kebar Zivo (conocido también con el nombre de Nebat lavar bar
Lufin), Timón y Vid del alimento de Vida411, siendo él la tercera Vida, y compadeciéndose
de los necios y rebeldes Genios, a causa de la magnitud de su ambición, dice: “Señor de
los Genios412
(Æones), mira lo que los Genios (los Ángeles Rebeldes) hacen, y acerca de lo
que se están consultando413. Ellos dicen: “Hagamos surgir al mundo y llamemos los
“Poderes” a la existencia.
Los Genios son los Príncipes (Principios), los Hijos de la Luz,
pero tú eres el Mensajero de Vida”.
Y con objeto de contrarrestar la influencia de los siete principios “mal dispuestos” la
producción del Espíritu, Kebar Zivo (o Cabar Zio), el poderoso Señor de Esplendor,
produce otras siete vidas (las virtudes cardinales) que resplandecen en su propia forma y
luz “desde lo alto”414
y restablece así el equilibrio entre el bien y el mal, entre la luz y las
tinieblas.
Aquí se encuentra una repetición de los sistemas dualistas, primitivos y alegóricos,
como el de Zoroastro, y se observa un germen de las religiones dualistas y
dogmáticas del futuro; germen desarrollado como árbol tan frondoso en el
Cristianismo eclesiástico. Es ya el bosquejo de los dos “Supremos” –Dios y Satán–.
Pero en las Estancias no existe semejante idea.
La mayor parte de los kabalistas cristianos occidentales, y sobre todo Eliphas Lévi,
en su deseo de reconciliar las Ciencias Ocultas con los dogmas de la Iglesia, han
hecho todo cuanto han podido para convertir la “Luz Astral”, exclusiva y
principalmente en el Pleroma de los primitivos Padres de la Iglesia, la residencia de la
Hueste de los Ángeles Caídos, de los Archontes y Poderes. Pero la Luz Astral, aunque
es tan sólo el aspecto inferior de lo Absoluto, es, sin embargo, dual. Es el Anima
Mundi, y nunca debe ser considerada de otra manera, excepto cuando median
propósitos kabalísticos. La diferencia que existe entre su “Luz” y su “Fuego Viviente”
siempre deben tenerla presente el Vidente y el Psíquico.
El aspecto superior de esta
“Luz” sin el cual sólo se pueden producir criaturas de materia, es este Fuego Viviente y su Séptimo Principio. En Isis sin Velo se dice en una descripción completa de la
misma, lo que sigue:
La luz Astral o Anima Mundi es dual y bisexual. La porción masculina (ideal) de la
misma es puramente divina y espiritual, es la Sabiduría, es el Espíritu o Purusha; al paso
que la porción femenina (el Espíritu de los nazarenos) hallábase manchada, en un sentido,
con materia, es en verdad materia, y por lo tanto, ya es mala. Es el principio de vida de
cada criatura viviente, y proporciona el alma astral, el periespíritu flúidico, a hombres,
animales, aves del aire y a todas las cosas vivas. Los animales poseen tan sólo el germen
latente del alma inmortal más elevada.
Esta última se desarrollará sólo después de una
serie de evoluciones innumerables; la doctrina de cuyas evoluciones se halla contenida
en el axioma kabalístico: “Una piedra se convierte en una planta; una planta en un animal,
un animal en un hombre; un hombre en un espíritu y el espíritu en un dios”415.
Los siete principios de los Iniciados orientales no habían sido explicados cuando se
escribió Isis sin Velo, y sí tan sólo las tres Caras Kabalísticas de la Kabalah
semiexotérica416. Pero éstas contienen la descripción de las naturalezas místicas del
primer Grupo de Dhyân Chohans en el regimen ignis, la región y “regla (o gobierno)
del fuego”, dividido en tres clases, sintetizadas por la primera, con lo cual resultan
cuatro o la “Tetraktys”.
Si se estudian los comentarios atentamente, se encontrará la
misma progresión en las naturalezas angélicas, a saber: desde el estado pasivo
descendiendo al activo; estando tan próximo el último de estos Seres al Elemento
Ahamkâra (la región o plano en el que el reconocimiento de la propia individualidad,
o el sentimiento de Yo soy yo, comienza a definirse), como los primeros se hallan
próximos de la Esencia no diferenciada. Éstos son Arûpa, incorpóreos; aquéllos, Rûpa,
corpóreos.
En el volumen II de la misma obra417
se trata cumplidamente de los sistemas
filosóficos de los gnósticos y de los primitivos judíos cristianos, los nazarenos y
ebionitas.
Estos sistemas presentan las opiniones que se sostenían en aquellos días
–fuera del círculo de los judíos mosaicos– acerca de Jehovah. Éste era identificado
por todos los gnósticos, más bien con el mal principio que con el bueno. Para ellos,
era el Ilda-Baoth, el “Hijo de las Tinieblas”, cuya madre, Sophia Achamôth, era hija de
Sophia, la Sabiduría Divina –el Espíritu Santo Femenino de los primeros cristianos—,
Âkâsha; al paso que Sophia Achamôth personificaba la Luz Astral Inferior o el Éter.
La Luz Astral se encuentra en la misma relación respecto a Âkâsha y al Anima Mundi,
como Satán respecto a la Deidad. Son una y misma cosa vista bajo dos aspectos: el
espiritual y el psíquico —el lazo superetéreo o de conexión entre la materia y el espíritu puro— y lo físico418. Ilda-Baoth –nombre compuesto de Ilda , niño, y
Boath, este último de , un huevo, y de caos, vacío o desolación; o el Niño
nacido en el Huevo del Caos, lo mismo que Brahmâ o Jehovah, es simplemente uno
de los Elohim, los Siete Espíritus Creadores, y uno de los Sephiroth inferiores. Ilda-
Baoth produce de sí mismo otros siete Dioses, “Espíritus Estelares” o los Antecesores
Lunares419, pues todos son los mismo420. Todos son según su propia imagen, los
“Espíritus de la Faz” y las reflexiones recíprocas, que se obscurecen y se materializan
más y más a medida que sucesivamente se separan de su causa primera. Ellos habitan
también siete regiones dispuestas a modo de escalera, pues sus peldaños constituyen
un descenso y ascenso en la escala del espíritu y la materia421.
Entre paganos y
cristianos, entre indos y caldeos, tanto para los griegos como para los católicos
romanos –con ligeras variaciones en los textos referentes a su interpretación–, todos
ellos eran los Genios de los siete planetas, así como de las siete esferas planetarias
de nuestra Cadena septenaria, de las cuales es la Tierra la más inferior. Esto relaciona
los Espíritus “Estelares” y “Lunares” con los Ángeles planetarios superiores y con los
Saptarshis, los siete Rishis de las Estrellas, de los indos —como Ángeles, o
Mensajeros subordinados a estos Rishis, emanaciones, en escala descendente, de los
primeros. ¡Tales eran, según la opinión de los filósofos gnósticos, el Dios y los
Arcángeles en la actualidad adorados por los cristianos! Los “Ángeles Caídos” y la
leyenda de la “Guerra en los Cielos” son, pues, de origen puramente pagano, y vienen
de la India por la vía de Persia y de Caldea.
La única referencia que a lo anterior
existe en el canon cristiano se encuentra en el Apocalipsis XII, como se ha citado en
páginas anteriores.
Así es que “Satán”, en cuanto cesa de ser considerado según el espíritu
supersticioso, dogmático y antifilosófico de las iglesias, se convierte en la grandiosa
imagen de quien ha hecho del hombre terrestre, un Hombre divino; de quien le
concedió al través del largo ciclo del Mahâkalpa, la ley del Espíritu de Vida, y le
libertó del Pecado de la Ignorancia, y por tanto, de la Muerte.
6. LAS RUEDAS MÁS ANTIGUAS RODABAN HACIA ABAJO Y HACIA ARRIBA (a)
… LA HUEVA DE LA MADRE LLENABA EL TODO422. HUBO BATALLAS REÑIDAS
ENTRE LOS CREADORES Y LOS DESTRUCTORES, Y BATALLAS REÑIDAS POR EL
ESPACIO; APARECIENDO Y REAPARECIENDO LA SEMILLA CONTINUAMENTE
(b) 423.
(a) Habiendo concluido aquí ya con nuestras digresiones (que aun cuando
interrumpan el curso de la narración son necesarias para la dilucidación del esquema
completo), debemos volver una vez más a la Cosmogonía. La frase “Ruedas más
Antiguas” se refiere a los Mundos o Globos de nuestra Cadena, tal como eran
durante las Rondas anteriores. Esta Estancia, explicada esotéricamente, se ve que
está recogida por completo en las obras kabalísticas. En ella se encontrará la historia
de la evolución de los innumerables Globos que se desenvuelven después de un
Pralaya periódico, reconstruidos bajo nuevas formas con materiales antiguos.
Los
Globos precedentes se desintegran y reaparecen, transformados y perfeccionados
para una nueva fase de vida. En la Kabalah, los mundos son comparados a chispas que
saltan bajo el martillo del gran Arquitecto –la Ley, la Ley que rige a todos los
Creadores menores.
El diagrama comparativo de esta pagina (Diagrama III), demuestra la identidad
entre los dos sistemas: el kabalístico y el oriental. Los tres superiores son los tres
planos de conciencia más elevados, y en ambas escuelas tan sólo se revelan y explican
a los Iniciados; los cuatro de abajo representan los cuatro planos inferiores, siendo el
más bajo de todos el nuestro, o sea el Universo visible.
Estos siete planos corresponden a los siete estados de conciencia en el hombre. Él
es el que tiene que poner a tono sus tres estados superiores con los tres planos
superiores en el Kosmos.
Pero antes que pueda intentar hacerlo, tiene que despertar
las tres “sedes” a la vida y a la actividad. ¡Y cuán pocos son capaces de alcanzar por sí
mismos ni siquiera una comprensión superficial de Âtmâ Vidyâ (el Conocimiento
Espiritual), o sea lo que los sufis llaman Rohanee!424.
(b) “Apareciendo y reapareciendo la Semilla continuamente.” Aquí “Semilla”
representa el “Germen del Mundo”, considerado por la Ciencia como partículas
materiales en una condición sumamente atenuada; pero en la física ocultista como
“partículas espirituales” o sea materia suprasensible existente en estado de
diferenciación primaria. Para ver y apreciar la diferencia —el abismo inmenso que
separa a la materia terrestre de los grados más sutiles de la materia suprasensible–
todos los astrónomos, químicos y físicos deberían ser por lo menos psicómetras;
tendrían que ser capaces de sentir por sí mismos aquella diferencia que se obstinan
en no creer. Mrs. Elizabeth Denton, una de las mujeres más ilustradas, así como
también de las más materialistas y escépticas de su tiempo —esposa del profesor
Denton, el bien conocido geólogo americano, y autor de The Soul of Things–, era, a
pesar de su escepticismo, una de las psicómetras más maravillosas. He aquí lo que
describe en uno de sus experimentos. Una partícula de un meteorito fue colocada
sobre su frente dentro de una cubierta, sin saber lo que contenía, y aquella señora
dijo:
¡Qué diferencia entre lo que reconocemos como materia aquí, y lo que parece materia
allí!
En la una, los elementos son tan groseros y tan angulosos, que me admiro de cómo
podernos sufrirla, y más aún de que queramos continuar relacionados con ella; en la otra,
todos los elementos se hallan tan refinados, están tan libres de aquellas grandes y
ásperas angulosidades que aquí caracterizan a los elementos, que no puedo menos de
considerar a aquéllos como la existencia real con títulos bien superiores a ésta425.
* El Arûpa o “sin forma”; en donde la forma cesa de existir, en el plano objetivo.
+ La palabra “Arquetipo” no debe tomarse aquí en el sentido que le daban los
platónicos; esto es, el Mundo tal corno existía en la Mente de la Deidad; sino en el sentido dé un Mundo hecho como primer modelo, para ser seguido y perfeccionado por
los Mundos que le suceden físicamente, aunque perdiendo en pureza.
§ Éstos son los cuatro planos inferiores de la Conciencia Cósmica, siendo los tres
superiores inaccesibles a la inteligencia humana en su presente desarrollo. Los siete
estados de la conciencia humana pertenecen a otra cuestión muy distinta.
En Teogonía, cada Semilla es un organismo etéreo, del que se desarrolla más
adelante un Ser celestial, un Dios.
En el “Principio” lo llamado en la fraseología mística “Deseo Cósmico” se despliega
en Luz Absoluta. Ahora bien, la luz sin sombra alguna, sería la luz absoluta: en otras
palabras, la oscuridad absoluta, como trata de probar la ciencia física. Esta “sombra”
aparece bajo la forma de la materia primordial alegorizada, si se quiere, en la forma
del Espíritu del Fuego o Calor Creador.
Si, desechando la forma poética y la alegoría,
prefiere la Ciencia ver en ella la “niebla de fuego” primordial, no hay en ello el menor
inconveniente. Sea de una manera o de otra, ya sea Fohat o la famosa Fuerza de la
ciencia, sin nombre alguno y de tan difícil definición como nuestro mismo Fohat,
aquel Algo “ha hecho mover al Universo con movimiento circular” como dice Platón;
o como lo expresa la enseñanza ocultista:
El Sol Central hace que Fohat recoja polvo primordial en forma de globos, que los
impulse a moverse en líneas convergentes, y que, finalmente, se aproximen unos a
otros y se agreguen… Esparcidos por el Espacio sin orden ni sistema, los Gérmenes de
Mundos entran en colisiones frecuentes hasta su agregación final, después de lo cual
se convierten en Vagabundos [Cometas]. Entonces comienzan los combates y las
luchas. Los más antiguos [cuerpos] atraen a los más jóvenes, mientras que otros los
repelen. Muchos perecen, devorados por sus compañeros más fuertes.
Los que se
salvan, se convierten en mundos426.
Esto, una vez analizado y meditado seriamente, se verá que es tan científico como
podía haberlo expuesto la Ciencia, aun la más reciente.
Se nos ha asegurado que existen varias obras modernas de presunciones
especulativas acerca de semejantes luchas por la vida en los espacios siderales,
especialmente en lengua alemana. Nos congratulamos de ello; pues lo que
exponemos es una enseñanza oculta perdida en la noche de las edades arcaicas. De
ella nos hemos ocupado de lleno en Isis sin Velo; y la idea de la evolución parecida a
la darwinista, de la lucha por la vida y la supremacía, y de la “supervivencia de los más
aptos”, tanto entre las Huestes de arriba como entre las Huestes de abajo, discurre al
través de los dos volúmenes de nuestra obra primitiva escrita en 1876. Pero la idea
no era nuestra; es de la antigüedad.
Hasta los escritores puránicos han entretejido ingeniosamente la alegoría con los hechos cósmicos y los sucesos humanos.
Cualquier simbologista puede discernir sus alusiones astronómicas, aun cuando sea
incapaz de comprender todo el significado. Las grandes “guerras en los cielos” en los
Purânas; las guerras de los Titanes, en Hesiodo y en otros escritores clásicos; las
“luchas” también en el mito egipcio entre Osiris y Tifón; y hasta las que figuran en las
leyendas escandinavas, todas ellas se refieren al mismo asunto. La Mitología del
Norte hace referencia a esto en la batalla de las Llamas, los hijos de Muspel, que
combaten en el campo de Wigred. Todas éstas se refieren al Cielo y a la Tierra, y
poseen un significado doble, y a menudo triple, así como una aplicación esotérica a
cosas de arriba lo mismo que a cosas de abajo. Se refieren separadamente a luchas
astronómicas, teogónicas y humanas; al ajustamiento de los orbes y a la supremacía
entre las naciones y tribus.
La “lucha por la existencia” y la “supervivencia de los más
aptos”, reinaron supremas desde el momento en que el Kosmos se manifestó a la
existencia, y difícilmente podían escapar a la mirada observadora de los antiguos
Sabios. De ahí los incesantes combates de Indra, el Dios del Firmamento, con los
Asuras –degradados de Dioses elevados a Demonios cósmicos– y con Vritra o Ahí; las
batallas reñidas entre estrellas y constelaciones, entre lunas y planetas –encarnados
después como reyes y mortales. De ahí también la Guerra en los Cielos de Miguel y
su Hueste contra el Dragón –Júpiter y Lucifer-Venus– cuando un tercio de las
estrellas de la Hueste rebelde fue precipitado a las profundidades del Espacio, y “su
lugar no fue encontrado más en los Cielo”. Según escribimos largo tiempo ha:
Ésta es la piedra fundamental de los ciclos secretos.
Demuestra que los brahmanes y
los tanaim… especulan acerca de la creación y desenvolvimiento del mundo, de manera
igual a la de Darwin, anticipándose a él y a su escuela en la selección natural, el
desarrollo gradual y la transformación de las especies427.
Existieron antiguos mundos que perecieron, vencidos por los nuevos, etc. El aserto
de que todos los mundos, estrellas, planetas, etc. –tan pronto como un núcleo de
substancia primordial en estado laya (indiferenciado) es animado por los principios
en libertad de un cuerpo sideral que acaba de morir–, se convierten primero en
cometas y luego en soles, para enfriarse convirtiéndose en mundos habitables, es una
enseñanza tan antigua como los Rishis.
Así pues, según vemos, los Libros Secretos enseñan claramente una astronomía, que
ni aun por la especulación moderna sería despreciada, si esta ultima pudiese
comprender por completo sus enseñanzas
Porque la astronomía arcaica y las ciencias físico-matemáticas antiguas expresaban
ideas idénticas a las de las ciencias modernas, y muchas de mayor importancia. Una “lucha por la vida” y una “supervivencia de los más aptos”, tanto en los mundos arriba
como aquí en nuestro planeta, es lo que claramente se enseña.
Esta enseñanza, sin
embargo, aun cuando no sería desechada por completo por la Ciencia, será
seguramente repudiada como un todo integral. Pues ella afirma que sólo hay siete
“Dioses” primordiales nacidos por sí mismos, emanados del uno y trino. En otras
palabras: significa que todos los mundos o cuerpos siderales (siempre en estricta
analogía) son formados el uno de otro después que ha tenido lugar la manifestación
primordial al principio de la Gran Edad.
El nacimiento de los cuerpos celestes en el espacio, se compara a una muchedumbre
de peregrinos en la fiesta de los Fuegos. Siete ascetas aparecen en los umbrales del
templo con siete varillas de incienso encendidas. A la luz de las mismas, enciende la
primera fila de peregrinos sus varillas de incienso. Después de lo cual, empieza cada
uno de los ascetas a hacer girar su varilla en el espacio sobre su cabeza, y proporciona
fuego al resto de los peregrinos. Lo mismo sucede con los cuerpos celestes. Un
centro laya es encendido y despertado a la vida por los fuegos de otro “peregrino”,
después de lo cual, el nuevo “centro” se lanza al espacio y se convierte en un cometa.
Tan sólo después de haber perdido su velocidad, y por lo tanto, su cola flamígera, es
cuando el Dragón de Fuego se establece para vivir tranquilo y estable, a manera de
ciudadano regular y respetable de la familia sideral.
Por lo tanto, se dice:
Nacido en los abismos insondables del Espacio, del elemento homogéneo llamado el
Alma del Mundo, cada núcleo de materia cósmica, lanzado súbitamente a la
existencia, comienza su vida bajo las circunstancias más hostiles. Al través de una
serie de épocas innumerables, tiene que conquistar por sí mismo un lugar en los
infinitos. Circula alrededor, entre cuerpos más densos y ya fijos, moviéndose por
impulsos súbitos; dirígese hacia algún punto dado o centro que le atrae, tratando de
evitar, a manera de buque metido en un estrecho cuajado de arrecifes y de escollos,
otros cuerpos que a su vez le atraen y le repelen. Muchos perecen, desintegrándose sus
masas en el seno de otras más potentes, y principalmente en las simas insaciables de
los Soles diversos, cuando nacen dentro de un sistema. Los que se mueven más
lentamente y son impelidos en una trayectoria elíptica, están condenados a la
aniquilación más pronto o más tarde.
Otros, moviéndose en curvas parabólicas,
escapan generalmente a la destrucción, gracias a su velocidad.
Imaginarán, quizás, algunos lectores de espíritu muy crítico, que esta enseñanza
referente al estado cometario, por el cual todos los cuerpos celestes pasaron, se halla
en contradicción con las afirmaciones que se han hecho de que la Luna es la madre de
la Tierra. Quizás imaginarán que es necesaria la intuición para armonizar a las dos.
Pero no hace falta, a la verdad, intuición alguna.
¿Qué es lo que sabe la Ciencia en
cuanto a los Cometas, su génesis, desarrollo y manera final de conducirse? ¡Nada,
absolutamente nada! ¿Y qué hay de imposible en que un centro laya –un fragmento
de protoplasma cósmico, homogéneo y latente–, cuando sea súbitamente animado o inflamado, se lance desde su yacimiento al espacio, y gire en torbellino al través de
los abismos insondables, con objeto de robustecer su organismo homogéneo, por
una acumulación y adición de elementos diferenciados? ¿Y por qué un cometa
semejante no ha de poder establecerse, vivir y convertirse en un globo habitado?
“Las mansiones de Fohat son muchas” –se ha dicho—. “Él coloca a sus Cuatro Hijos
de Fuego [electro-positivos], en los Cuatro-Círculos”; estos Círculos son el ecuador, la
eclíptica y los dos paralelos de declinación, o los trópicos; para presidir cuyos climas,
las Cuatro místicas Entidades están colocadas. Además: “Otros Siete [Hijos] son
comisionados para presidir los siete Lokas calientes y los siete fríos [los infiernos de
los brahmanes ortodoxos], en-los dos extremos del Huevo de Materia [nuestra tierra y
sus polos]”. Los siete Lokas son también llamados los “Anillos”, y los “Círculos”, en
otra parte. Los antiguos consideraban siete círculos polares, en lugar de dos, como los
europeos; pues el Monte Meru, que es el Polo Norte, se dice que tiene siete
peldaños de oro y siete de plata, que a él conducen. La extraña afirmación que figura
en una de las Estancias, de que:
“Los Cantos de Fohat y de sus Hijos eran RADIANTES
como la marea de mediodía y la Luna combinadas”; y la de que los Cuatro Hijos del
Cuádruple Círculo del medio, “VEN los Cantos de su padre y OYEN su Radiación
selénico-solar” es explicada en el Comentario con estas palabras: “La agitación de las
Fuerzas Foháticas en los dos extremos fríos [Polos Norte y Sur] de la tierra, que se
sigue en una radiación multicolor durante la noche, posee en sí varias de las
propiedades del Akâsha [Éter], Color lo mismo que Sonido”.
“El sonido es la característica del Âkâsha [Éter]; él genera el Aire cuya propiedad es
el Tacto; el cual [por fricción] se convierte en productor de Color y de Luz”428 .
Quizás será considerado lo anterior como un disparate arcaico; pero será mejor
comprendido si el lector tiene presente las auroras boreal y austral, las cuales tienen
lugar en los centros mismos de las fuerzas eléctricas y magnéticas terrestres. Se dice
que ambos polos son los depósitos, los receptáculos y manantiales, a la vez, de la
Vitalidad cósmica y terrestre (Electricidad), cuyo exceso habría hecho estallar a la
Tierra en innumerables fragmentos largo tiempo ha, a no ser por estas dos válvulas
de seguridad naturales. Al mismo tiempo, es una teoría que últimamente se ha
convertido en axioma, que el fenómeno de las luces polares va acompañado y es
productor de intensos sonidos a manera de silbidos, chirridos y rugidos. Véanse las
obras del profesor Humboldt acera de la aurora boreal, y su correspondencia en lo
referente a esta discutida cuestión.
7. HAZ TUS CÁLCULOS LANÚ, SI QUIERES SABER LA EDAD EXACTA DE TU
PEQUEÑA RUEDA429. SU CUARTO RAYO ES NUESTRA MADRE (a) 430. ALCANZA
EL CUARTO FRUTO DEL CUARTO SENDERO DEL CONOCIMIENTO QUE
CONDUCE AL NIRVÂNA, Y TÚ COMPRENDERÁS, PORQUE VERÁS… (b).
(a) La “Pequeña. Rueda” es nuestra Cadena de Esferas, y el “Cuarto Rayo de la
Rueda” es nuestra Tierra, la cuarta de la Cadena. Es una de aquellas sobre las cuales
el “soplo caliente [positivo] del Sol” tiene un efecto directo.
Las siete transformaciones fundamentales de los Globos o Esferas celestes, o más
bien, las de las partículas de materia que las constituyen, son descritas como sigue:
1ª, la homogénea;
2ª la aeriforme y radiante –gaseosa;
3ª, la coagulosa (nebulosa);
4ª,
la atómica, etérea, comienzo de movimiento, y por lo tanto, de diferenciación;
5ª, la
germinal, ígnea— diferenciada, pero tan sólo compuesta de los gérmenes de los
Elementos, en sus estados primordiales, poseyendo siete estados, cuando
desarrollados por completo en nuestra tierra;
6ª, la cuádruple, vaporosa –la Tierra
futura;
7ª, la fría– y dependiente del Sol para la vida y la luz.
Calcular su edad, sin embargo, según se dice al discípulo que lo haga en la Estancia,
es bien difícil, desde el momento en que no se nos dan los números representantes
del Gran Kalpa, y no se nos permite publicar los correspondientes a nuestros
pequeños Yugas, más que como duración aproximada de éstos. “Las más antiguas
Ruedas han rodado durante una Eternidad y la mitad de una Eternidad” dice.
Sabemos que por “Eternidad” se entiende la séptima parte de 311.040.000.000.000
de años, o una Edad de Brahmâ. ¿Pero y qué? Sabemos también que, para empezar, si
tomamos como base las cifras anteriores, tenemos que eliminar ante todo de los 100
Años de Brahmâ, o 311.040.000.000.000 años, dos Años empleados por los
Sandhyâs (crepúsculos), lo cual los deja reducidos a 98, pues tenemos que referirlos a
la combinación mística de 14 x 7.
Pero nosotros no poseemos conocimiento alguno
en cuanto al tiempo en que comenzó precisamente la evolución y formación de
nuestra pequeña tierra. Por lo tanto, es imposible calcular su edad, a menos de que se
dé la época de su nacimiento –lo cual, hasta la fecha, se niegan a hacer los Maestros.
A la conclusión del volumen II y en los volúmenes III y IV se harán, sin embargo,
algunas indicaciones cronológicas. De todos modos debemos tener presente que la
ley de analogía se aplica lo mismo a los mundos que al hombre; y que así como “El
Uno [la Deidad] se convierte en Dos [el Deva o Ángel], y el Dos se convierte en Tres [o
el Hombre], etc., del mismo modo se nos enseña que los Coágulos (el material para
mundos), se convierten en Vagabundos (Cometas); que éstos se convierten en
estrellas, y las estrellas (los centros de vórtices) en nuestro sol y planetas, en resumen. [Esto no puede ser tan anticientífico, desde el momento en que Descartes
pensó también que “los planetas giraban sobre sus ejes por haber sido en otro
tiempo estrellas luminosas, centros de vórtices”.]
(b) Existen cuatro grados de iniciación mencionados en las obras exotéricas, los
cuales son respectivamente conocidos en sánscrito como Srôtâpanna, Sakridâgâmin,
Anâgâmin y Arhat; teniendo las mismas denominaciones, en esta nuestra Cuarta
Ronda, los Cuatro Senderos que conducen al Nirvâna. El Arhat, si bien puede
contemplar el Pasado, el Presente y el Futuro, no es todavía el más alto Iniciado; pues
el Adepto mismo, el candidato iniciado, se convierte en Chela (discípulo) de un
Iniciado más elevado. Tres grados superiores más le quedan por conquistar al Arhat
que quiera alcanzar la cúspide de la escala del Arhatado.
Los hay que aun lo han
alcanzado en esta nuestra Quinta Raza; pero las facultades necesarias para lograr
estos grados más elevados, tan sólo se encontrarán plenamente desarrolladas en el
tipo general del asceta, al final de esta Raza Raíz, y en las Sexta y Séptima. Así es que
existirán siempre Iniciados y Profanos hasta el final de este Manvantara menor, el
presente Ciclo de Vida. Los Arhats de la “Niebla de Fuego” los del séptimo peldaño
hállanse tan sólo a un paso de la Raíz Fundamental de su Jerarquía, la más elevada
que existe en la Tierra y en nuestra Cadena Terrestre. Esta “Raíz Fundamental” tiene
un nombre que puede ser traducido tan sólo por medio de varias palabras: el
“Baniano-Humano siempre Viviente”.
Este “Ser Maravilloso” descendió de una
“elevada región” –dicen– durante la primera porción de la Tercera Época, antes de la
separación de sexos en la Tercera Raza.
A esta Tercera Raza se la llama algunas veces, colectivamente, los “Hijos del Yoga
Pasivo”; o sea que fue producida inconscientemente por la segunda Raza, la cual,
como era intelectualmente inactiva, se supone permanecía constantemente sumida
en una especie de contemplación abstracta o vacía, como la que requieren las
condiciones del estado Yoga. En el primer tiempo de la existencia de esta Tercera
Raza, cuando se hallaba todavía en estado de pureza, los “Hijos de la Sabiduría”, que,
como se verá, encarnaron en esta Tercera Raza, produjeron por Kriyâshakti una
generación llamada los “Hijos de Ad”, o “de la Niebla de Fuego”, los “Hijos de la
Voluntad y del Yoga”, etc.
Ellos eran un producto consciente; pues una porción de la
Raza se hallaba animada ya con la chispa divina de una inteligencia espiritual y
superior. Esta generación no era una Raza. Era al principio un Ser Maravilloso,
llamado el “Iniciador”, y después de él un grupo de Seres semihumanos, semidivinos.
“Elegidos” en la génesis arcaica con ciertos propósitos, se dice que en ellos
encarnaron los más elevados Dhyânis –”Munis y Rishis de Manvantaras anteriores”–,
para formar el semillero de futuros Adeptos humanos, en esta tierra y durante el
Ciclo presente. Estos “Hijos de la Voluntad y del Yoga”, nacidos, por decirlo así, de un
modo inmaculado, permanecieron, según se explica, aparte por completo del resto
de la humanidad.
El “Ser” al cual se acaba de hacer referencia, y que tiene que permanecer
innominado, es el Árbol del cual, en épocas subsiguientes, se han ramificado todos
los grandes Sabios y Hierofantes históricamente conocidos, tales corro el Rishi
Kapila, Hermes, Enoch, Orfeo, etc., etc.
Como hombre objetivo, él es el misterioso
(para el profano, el siempre invisible, y sin embargo siempre presente). Personaje
acerca del cual abundan las leyendas en Oriente, en especial entre los ocultistas y los
estudiantes de la Ciencia Sagrada. Él es quien cambia de forma, y sin embargo,
permanece siempre el mismo. Y él es, además, el que posee la autoridad espiritual
sobre todos los Adeptos iniciados que en el mundo entero existen. Él es, como se ha
dicho, el “Sin Nombre” que tantos nombres posee, y cuyo nombre y naturaleza son
sin embargo desconocidos.
Él es el “Iniciador”, llamado la “GRAN VÍCTIMA”. Porque,
sentado en los Umbrales de la Luz, la contempla desde el círculo de Tinieblas que no
quiere cruzar; ni abandonará su puesto hasta el Día postrero de este Ciclo de Vida.
¿Flor qué permanece el Solitario Vigilante en el puesto por él escogido? ¿Por qué
permanece sentado junto a la Fuente de la Sabiduría Primordial, en la cual no bebe
ya, puesto que nada tiene ya que aprender que no sepa, ni en esta tierra ni en sus
Cielos?
Porque los solitarios Peregrinos cuyos pies sangran de vuelta a su Hogar,
jamás se hallan seguros, hasta el último momento, de no perder su camino en este
desierto sin límites de la ilusión y de la materia, llamado la Vida Terrena. Porque
quiere gustoso mostrar el camino hacia aquella región de libertad y de luz, de la cual
es desterrado voluntario, a todos los prisioneros que han logrado libertarse de los
lazos de la carne y de la ilusión. Porque, en una palabra, él se ha sacrificado por la
humanidad aunque tan sólo unos pocos elegidos podrán aprovecharse del GRAN
SACRIFICIO.
Bajo la dirección silenciosa y directa de este MAHA-GURU, todos los demás
Maestros e Instructores menos divinos de la humanidad, se convirtieron, desde el
despertar primero de la conciencia humana, en los guías de la humanidad primitiva.
Gracias a estos “Hijos de Dios”, aquella humanidad infantil obtuvo sus primeras
nociones de todas las artes y ciencias, lo mismo que las del conocimiento espiritual; y
Ellos fueron quienes colocaron las primeras piedras de los cimientos de aquellas
civilizaciones que tan cruelmente confunden a nuestras generaciones modernas de
escritores y de eruditos.
Quienes pongan en duda esta afirmación, que nos expliquen con fundamentos
igualmente razonables el misterio del saber extraordinario poseído por los antiguos,
que algunos pretenden se desenvolvieron de salvajes abyectos parecidos a animales,
los “hombres de las cavernas” de la época paleolítica. Diríjanse por ejemplo a obras
tales como las de Vitrubio Polio, de la época de Augusto, sobre arquitectura, en la
cual las reglas de proporción son las enseñadas antiguamente en las Iniciaciones, si
quieren conocer el arte verdaderamente divino, y comprender el profundo significado
esotérico oculto en cada regla y ley de proporción. Ningún hombre descendiente de un habitante de las cavernas paleolíticas hubiera podido desarrollar por sí solo una
ciencia semejante, aun al través de milenios de evolución intelectual y pensante.
Fueron los discípulos de aquellos Rishis y Devas encarnados de la Tercera Raza-Raíz,
los que transmitieron su saber, de una generación a otra, a Egipto y a Grecia, con su
canon de proporción, en la actualidad perdida; así como los discípulos de los Iniciados
de la Cuarta, los atlantes, lo transmitieron a sus Cíclopes, los “Hijos de los Ciclos” o
del “Infinito”, de quienes pasó el nombre a las generaciones posteriores de
sacerdotes gnósticos.
A causa de la divina perfección de aquellas proporciones arquitectónicas, podían los
antiguos construir esas maravillas de todas las épocas subsiguientes, sus templos,
pirámides, santuarios, subterráneos, cromlechs, cairns, altares, demostrando que poseían
fuerzas y conocimiento en mecánica ante los cuales la ciencia moderna resulta juego de
niños y a cuyas obras esta misma ciencia se refiere denominándolas “obras de gigantes
con cien manos”431.
Los arquitectos modernos puede que no hayan descuidado por completo aquellas
reglas, pero les han añadido lo suficiente en cuanto a innovaciones empíricas, para
destruir aquellas proporciones justas. Vitrubio fue quien dio a la posteridad las
reglas de construcción de los templos griegos erigidos a los dioses inmortales; y los
diez libros de Marco Vitrubio Polio sobre arquitectura, de uno que en resumen era
un iniciado, pueden ser tan sólo estudiados esotéricamente. Los Círculos Druídicos,
los Dólmenes, los Templos de la India, Egipto y Grecia; las Torres y las 127 ciudades
que en Europa ha encontrado como de “origen ciclópeo” el Instituto francés, son
todos obra de arquitectos sacerdotes iniciados, los descendientes de aquellos que en
un principio fueron enseñados por los “Hijos de Dios”, y llamados con justicia los
“Constructores”.
He aquí la apreciación de la posteridad sobre estos descendientes:
No hacían uso de mortero ni de cemento ni de hierro, ni de acero para cortar las
piedras; y, sin embargo, hállanse tan artificiosamente labradas, que en Muchos sitios se
perciben muy difícilmente las junturas, a pesar de que muchas de las piedras, como en el
Perú, tienen 38 pies de largo, 18 de ancho y seis de espesor, habiéndolas en los muros de
la fortaleza de Cuzco todavía de mayor tamaño432.
Y también:
El pozo de Siena, construido hace 5.400 años, cuando aquel lugar se hallaba
exactamente bajo el trópico, lo cual ha cesado ahora de suceder, estaba construido de tal
modo, que al mediodía, en el momento preciso del solsticio, se veía todo el disco del Sol reflejado en su superficie; obra que la ciencia reunida de todos los astrónomos de Europa
no sería capaz de llevar a efecto433.
A pesar de que estas materias se hallan meramente apuntadas en Isis sin Velo, no
estará de más recordar al lector lo que se dice allí434
referente a cierta Isla Sagrada en
el Asia Central, e indicarle para mayores detalles el capítulo referente a “Los Hijos de
Dios y la Isla Sagrada”, agregado al volumen III, Estancia IX. Sin embargo, algunas
explicaciones más, aun cuando se den en forma fragmentaria, pueden ayudar al
estudiante a percibir una vislumbre del misterio presente.
Debemos por lo menos en claras palabras un detalle con referencia a estos
misteriosos “Hijos de Dios”: de ellos, de estos Brahmaputras, es de quienes los
elevados Dvijas, los brahmanes iniciados de la antigüedad, pretendían descender, al
paso que el moderno brahmán quisiera hacer creer literalmente a las castas
inferiores que ellos (los brahmanes) han procedido directamente de la boca de
Brahmâ. Ésta es la enseñanza esotérica, la cual añade, además que si bien aquéllos
descendían (espiritualmente por supuesto) de los “Hijos de la Voluntad y del Yoga”,
se dividieron con el tiempo en opuestos sexos, como hicieron después sus mismos
progenitores creados por “Kriyâshakti”; sin embargo, aun sus degenerados
descendientes han conservado, hasta el día presente, veneración y respeto hacia la
función procreadora, que todavía miran como una ceremonia religiosa, mientras que
las naciones más civilizadas la consideran como una función meramente animal.
Compárense las opiniones y prácticas occidentales acerca de estas materias, con las
Instituciones de Manu, tocante a las leyes del Grihastha o vida matrimonial.
El
verdadero brahmán es así, en realidad: “aquel cuyos siete antepasados han bebido el
zumo de la planta de la Luna (Soma)” y es un “Trisuparna”, puesto que ha
comprendido el secreto de los Vedas.
Y, hasta hoy día, tales brahmanes saben que estando dormida la inteligencia
psíquica y física de esta Raza durante sus primeros tiempos, y no estando todavía
desarrollada su conciencia, sus concepciones espirituales hallábanse por completo
desligadas de todo cuanto físicamente la rodeaba; que el hombre divino habitaba en
su forma animal, si bien humana al exterior; y que, si existía instinto en él, ninguna
conciencia de sí mismo venía a iluminar las tinieblas del Quinto Principio latente.
Cuando los Señores de la Sabiduría, impulsados por la ley de evolución, infundieron
en él la chispa de la conciencia, el primer sentimiento que se despertó a la vida y a la
actividad fue el de solidaridad, el de unidad con sus creadores espirituales.
Así como
los sentimientos primeros del niño se dirigen a su madre y nodriza, del mismo modo
las aspiraciones primeras de la conciencia al despertar en el hombre primitivo iban hacia aquellos cuyo elemento sentía dentro de sí mismo, y que permanecían todavía
fuera e independientes de él.
La Devoción brotó de aquel sentimiento y convirtióse
en el móvil primero y principal de su naturaleza; pues es el único que es natural en su
corazón, que es innato en él, y que encontramos lo mismo en el niño humano que en
el pequeñuelo del animal. Este sentimiento de aspiración instintiva e irresistible en el
hombre primitivo, lo describe Carlyle de un modo hermoso, podría decirse intuitivo:
El gran corazón antiguo, ¡cuán infantil en su sencillez, cuán varonil en su profundidad y
solemnidad fervorosa! El cielo permanece sobre él dondequiera que vaya o esté en la
tierra; haciendo de toda la tierra un templo místico para sí, y de todos los asuntos
terrenos una especie de culto. Fulgores de criaturas resplandecientes brillan en la luz del
sol; los ángeles todavía amparan, llevando mensajes de Dios entre los hombres … La
maravilla y el prodigio acompañan al hombre; vive en un elemento de milagro…435
Una
gran ley de deber, elevada como estos dos infinitos (el cielo y el infierno),
empequeñeciendo, destruyendo todo lo demás —era una realidad y lo es; la vestidura es
lo único que ha muerto; ¡la esencia vive, a través de los tiempos y de la eternidad entera!
Vive, es innegable, y se ha establecido con toda su potencia y energía indestructible
en el corazón ario asiático, directamente de la Tercera Raza, por medio de sus
primeros Hijos nacidos de la Mente, los frutos de Kriyâshakti. A medida que los
tiempos han transcurrido, la raza santa de los Iniciados ha producido, aunque sólo
muy rara vez y de época en época, semejantes criaturas perfectas; seres aparte,
interiormente; si bien, en su exterior, son lo mismo que quienes los han producido.
Durante la infancia de la tercera raza primitiva:
Una criatura de más exaltada especie
Faltaba todavía, y por lo tanto, fue intentada,
Consciente en sus pensamientos, de más vasto pecho
Para el imperio hecha y propia para regir a las demás.
Fue despertado a la existencia un vehículo perfecto dispuesto para la encarnación
de habitantes de esferas más elevadas, quienes, desde entonces, establecieron su
residencia en estas formas, nacidas de la Voluntad Espiritual y del poder natural y
divino en el hombre. Era un hijo del espíritu puro, libre mentalmente de toda mezcla
de elementos terrenos. Su constitución física tan sólo pertenecía al tiempo y a la
vida; pues derivaba su inteligencia directamente de lo alto. Era el Árbol Viviente de la
Sabiduría Divina; y puede, por tanto, ser comparado al Árbol Mundano de la leyenda
escandinava, que no puede secarse y morir hasta que se haya reñido el combate
postrero de la vida, al paso que sus raíces son de continuo roídas por el dragón
Nidhogg. Pues aun el primero y santo Hijo de Kriyâshakti tenía su cuerpo roído por los dientes del tiempo; pero las raíces de su ser interno permanecieron por siempre
inalterables y robustas, puesto que se desarrollaban y extendían en los cielos y no en
la tierra. Él fue el primero del Primero, y la semilla de todos los demás.
Hubo otros
Hijos de Kriyâshakti producidos por un segundo esfuerzo espiritual; pero el primero
ha permanecido hasta el día como Germen del Conocimiento Divino, el Uno y
Supremo entre los terrestres “Hijos de la Sabiduría”. Acerca de este asunto no
podemos decir más, excepto que en todas las épocas –sí, hasta en la nuestra– han
existido grandes inteligencias que han comprendido con exactitud el problema.
¿Cómo ha llegado nuestro cuerpo físico al estado de perfección en que se le
encuentra ahora? Al través de millones de años de evolución, por supuesto; pero
jamás por medio de, o gracias a los animales, como el materialismo enseña.
Pues, como dice Carlyle:
… La esencia de nuestro ser, el misterio que en nosotros mismos se llama “Yo” —¡ah!
¿qué palabras poseemos para cosas semejantes?– es un hálito de los Cielos, el más
elevado de los Seres, que en el hombre se revela. Este cuerpo, estas facultades, esta
nuestra vida, ¿no es esto todo a manera de una vestidura para el Innominado?
El “hálito de los Cielos”, o más bien el soplo de Vida llamado en la Biblia Nephesh,
se halla en cada animal, en cada molécula animada y en cada átomo mineral. Pero
ninguno de éstos tiene, como el hombre, conciencia de la naturaleza de la de aquel
“Ser Elevadísimo”
436, como ninguno posee esa divina armonía en sus formas que el
hombre tiene. Es como dice Novalis, y nadie lo ha expresado después mejor, según lo
ha repetido Carlyle:
Sólo existe un templo en el Universo, y es el Cuerpo del Hombre. Nada es más santo
que aquella forma elevada… Tocamos el Cielo cuando ponemos nuestras manos sobre
un cuerpo humano. Esto suena a modo de mera figura de retórica; pero no es así. Si en
ello se piensa bien, se verá que es un hecho científico; la expresión… de la verdad precisa
de la cosa. Somos el milagro de los milagros, el gran Misterio inescrutable…437.
BLAVATSKY
_______________________________________
NOTAS
399 Ronda, o revolución de la Vida y la Existencia en torno de las siete Ruedas más pequeñas.
400 Terceras partes.
401Raza. 402 Pág. 235
403 Apocalipsis, XII, 7-9.
404 Véase vol. II, Sloka 17.
405 Isis sin Velo, I, 299-300. Compárese también con Dunlap, Sod: the Son of the Man, págs. 51 y siguientes.
406 Bajo la autoridad de Ireneo, de Justino Mártir y del Códex mismo, demuestra Dunlap que los nazarenos miraban al “Espíritu” como un Poder malo femenino, en su conexión con nuestra Tierra. 407 Fetahil es idéntico a la hueste de los Pitris que “crearon al hombre” sólo como una “envoltura”. Era entre los nazarenos el Rey de la Luz y el Creador; pero en este caso es el desdichado Prometeo, que no logra apoderarse del Fuego Viviente necesario para la formación del Alma Divina; pues ignora el nombre secreto, el nombre inefable e incomunicable de los kabalistas.
408 El Espíritu de la Materia y la Concupiscencia; Kâma-Rûpa, menos Manas, la Mente
409 Codex Nazaroes, II, 233.
410 Este Mano de los nazarenos se parece de modo extraño al Manu indo, el Hombre Celestial del Rig Veda.
411 “Yo, soy la verdadera Vid y mi padre es el labrador”. (Juan, XV, 1).
412 Entre los gnósticos, Cristo, lo mismo, que Miguel, que es idéntico a él bajo algunos de sus aspectos, era el “Jefe de los Æones”.
413 Codex Nazaroes I, 135.
414 Véase la Cosmogonía de Ferecides.
415 I, 301, nota.
416 Encuéntranse, sin embargo, en el Libro de los Números caldeo.
417 Ob. cit., II, 183 y siguientes.
418 Acerca de la diferencia entre nous, la Sabiduría divina superior, y psyche, la inferior y terrestre, véase Santiago, III, 15-17.
419 La relación de Jehovah con la Luna en la Kabalah, es bien conocida de los estudiantes.
420 Acerca de los nazarenos, véase Isis sin Velo, II, 131 y 132. Los verdaderos partidarios del verdadero Christos eran todos nazarenos y cristianos, y fueron los contrarios de los cristianos posteriores.
421 Véase el diagrama de la Cadena Lunar de siete mundos, en la que, como en la nuestra y en cualquier otra cadena, los mundos superiores son espirituales, al paso que el más inferior, sea la Luna, la Tierra. o cualquier otro planeta, es oscuro por la materia.
422 El Kosmos entero. Adviértese al lector que Kosmos, con frecuencia, significa en las Estancias tan sólo nuestro propio Sistema Solar, no el Universo Infinito.
423 Esto es puramente astronómico.
424 Para una explicación más clara de lo de arriba véase “Saptaparna” en el Índice.
425 Ob. cit., III 346.
426 Libro de Dzyan.
427 Isis sin Velo.
428 Vishnu Purâna.
429 Cadena.
430 La Tierra
431 Kenealy, Book of God, pág. 118.
432 Acosta, VI, 14.
433 Kenealy, Ibíd.
434 I, 587-93.
435 La que era natural a los ojos del hombre primitivo, se ha convertido única ahora en milagro para nosotros; y lo que era para él un milagro, jamás podría ser expresado en nuestro lenguaje.
436 No existe nación alguna en el mundo en la que el sentimiento de devoción o de misticismo religioso se halle más desarrollado o aparezca de un modo más prominente que en el pueblo indo. Véase lo que dice Max Müller en sus obras acerca de esta idiosincrasia y rasgo nacional. Esto es herencia directa de los hombres primitivos, conscientes de la Tercera Raza.
437 Lectures on Heroes.


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