La naturaleza y funciones de los sueños verdaderos, no pueden ser comprendidos a menos que admitamos la existencia de un Ego inmortal en el hombre mortal, independiente del cuerpo físico, pues el asunto se vuelve totalmente incomprensible a menos que creamos –lo cual es un hecho– que durante el sueño queda solamente una animada forma de arcilla, cuyos poderes de pensar independientemente están enteramente paralizados.
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