Los que se sientan
inclinados a argüir sobre este símbolo Pitagórico, objetando que hasta ahora no
ha sido confirmado en qué época de la antigüedad el cero se representó por vez
primera, especialmente en la India, pueden dirigirse a Isis sin Velo.
Admitiendo en gracia
del argumento que el mundo antiguo no conociese nuestra manera de calcular, o
los números arábigos -aunque en realidad sabemos que sí-, sin embargo, la idea
del círculo y del diámetro está ahí para mostrar que ella fue el primer símbolo
de la Cosmogonía. Antes de los Trigramas de Fo-hi, Yang, la unidad, y Yin, el binario, explicados bastante
hábilmente por Eliphas Lévi.
China tuvo su Confucio, y sus Taoístas. El
primero circunscribe el “Gran Extremo” dentro de un círculo atravesado por una
línea horizontal; los segundos colocan tres círculos concéntricos bajo el gran
círculo, al paso de los Sabios Sung mostraban el “Gran Extremo” en un círculo
superior, y el cielo y la Tierra en dos Círculos inferiores más pequeños. Los Yangs y los Yins son una invención muy
posterior.
Platón y su escuela nunca comprendieron la Deidad de otro modo, no
obstante los muchos epítetos aplicados por él al “Dios sobre todo”. Como Platón
había sido iniciado no podía creer en un Dios personal, la sombra gigantesca
del hombre. Sus epítetos de “Monarca” y “Hacedor de las leyes del Universo”
tienen un sentido abstracto, que comprenden muy bien todos los Ocultistas,
quienes, no menos que cualquier cristiano, creen en la Ley Una que gobierna el
Universo, y la reconocen al mismo tiempo como inmutable. Según dice Platón:
Más allá de todas las
existencias finitas y causas secundarias, todas las leyes, ideas y principios,
hay una Inteligencia o Mente, el primer principio de todos los principios, la
Suprema Idea sobre la cual se fundan
todas las demás ideas..., la substancia última,
de la cual derivan su ser y esencia
todas las cosas, la Causa Primera y eficiente de todo el orden, armonía,
belleza, excelencia y bondad que impregnan el Universo.
Esta Mente es llamada,
por preeminencia y excelencia, el Bien Supremo . “El Dios” y el “Dios sobre
todo”. Estas palabras no se aplican, como el mismo Platón lo indica, ni al
“Creador” ni al “Padre” de nuestros monoteístas modernos, sino a la causa
Abstracta e Ideal. Pues, según él
dice: “Este ....., el Dios sobre todo, no
es la verdad o la inteligencia, sino
el PADRE de ella”, y su Causa Primaria. ¿Podía creer Platón (el discípulo más
grande de los Sabios arcaicos, Sabio él mismo, para quien no había en la vida
más que un objeto que anhelar: el CONOCIMIENTO. VERDADERO) en una Deidad que
maldice y condena a los hombres para siempre, por la menor ofensa?
Seguramente no sería él, que consideraba Filósofos genuinos y estudiantes de
la verdad sólo a aquellos que poseían el
conocimiento de lo realmente existente,
en oposición a la mera apariencia; de lo siempre-existente en oposición a lo transitorio;
y de lo que existe permanentemente en
oposición a lo que crece, mengua y se desarrolla y destruye alternativamente . Espeusipo y Xenócrates siguieron sus pasos. El UNO, el original, no tenía
existencia, en el sentido que le dan
los hombres mortales. El ...... (el honrado) mora en el centro como en la
circunferencia, pero es sólo la reflexión
de la Deidad - el Alma del Mundo -, el plano de la superficie del círculo. La cruz y el círculo son un
concepto universal tan antiguo como la misma mente humana. Preséntanse ellos en
primera línea en la lista de la larga serie de los símbolos, por decirlo así
internacionales, que muchas veces expresan grandes verdades científicas, además
de su directa relación con misterios psicológicos, y hasta fisiológicos.
El decir, como Eliphas
Lévi, que Dios, el Amor universal, al hacer que la Unidad masculina excavase un abismo en el Binario femenino, o Caos, produjo con ello el mundo, no es
explicación alguna. Además de lo grosero del concepto, ello no hace desaparecer
la dificultad de concebirlo sin que pierda la veneración por el Comportamiento
demasiado humano de la Deidad. Para evitar tales conceptos antropomórficos, los
Iniciados no usaban nunca el epíteto “Dios” para designar el Principio Uno
Sin-segundo del Universo; y fieles en esto a las más antiguas tradiciones de la
Doctrina Secreta en todo el mundo, niegan que una obra tan imperfecta y muchas
veces no muy pura pudiera ser jamás producida por la Perfección Absoluta. No
hay necesidad de mencionar aquí otras dificultades metafísicas mayores.
Entre
el Ateísmo especulativo y el Antropomorfismo idiota, debe haber un término
medio y una reconciliación. La Presencia del Principio Invisible en toda la
Naturaleza y su más alta manifestación sobre la Tierra es un problema que sólo
el hombre puede resolver; problema que es una x de los matemáticos que eludirá siempre las reglas de nuestra
álgebra terrestre. Los hindúes han tratado de resolverlo por medio de sus
Avatâras; los cristanos creen que lo
han conseguido, con su Encarnación divina y única. Exotéricamente, ambos se
equivocan; esotéricamente, unos y otros están muy cerca de la verdad.
Sólo
Pablo, entre los Apóstoles de la religión occidental, parece haber profundizado
-si no totalmente revelado- el misterio arcaico de la cruz. En cuanto a los
demás que, unificando e individualizando la Presencia Universal, la han
sintetizado en un solo símbolo (el punto central en el crucifijo), muestran con
ello que nunca se han penetrado del verdadero espíritu de la enseñanza de
Cristo, sino que antes bien la han degradado en más de una manera, con sus
interpretaciones erróneas. ellos han olvidado el espíritu de este símbolo
universal y lo han monopolizado egoístamente; ¡como si lo Sin-límites y lo
infinito pudiera jamás limitarse y condicionarse a una manifestación
individualizada en un hombre, ni aun en una nación!
Los cuatro brazos de la
X, o cruz decusada,
y de la cruz hermética, indicando los cuatro puntos
cardinales, eran bien comprendidos por las mentes místicas de los indos,
brahmanes y buddhistas, siglos antes de que se oyese hablar de ello en Europa,
pues ese símbolo se encontraba y se encuentra en todo el mundo. Doblaron ellos
los extremos de la cruz e hicieron de ella su Svastika, ............, ahora el
Wan de los buddhistas mogoles. Implica ella que el “punto central” no está
limitado a un individuo por muy perfecto que sea; que el Principio (Dios) está
en la Humanidad, y que la Humanidad, como todo lo demás, está en Él, como las
gotas de agua en el Océano, estando los cuatro extremos dirigidos hacia los
cuatro puntos cardinales, y por tanto, perdiéndose en el infinito.
Isarim, un Iniciado, se
dice que encontró en Hebrón, sobre el cadáver
de Hermes, la bien conocida Tabla Esmeraldina,
que, se dice, contenía la
esencia de la Sabiduría Hermética. Entre otras sentencias, veíanse trazadas en
ella las siguientes:
Separa la tierra del
fuego, lo sutil de lo grosero...
Asciende ... de la
tierra al cielo y luego vuelve a descender a la tierra.
El enigma de la cruz está contenido en estas palabras, y su doble
misterio queda aclarado - para el Ocultista.
La cruz filosófica, o
sea las dos líneas trazadas en opuestas direcciones, la horizontal y la
perpendicular, la altura y el ancho que la Deidad geometrizadora divide en el
punto de intersección, y que forma el cuaternario, tanto mágico como
científico, cuando está inscrita dentro del cuadrado perfecto es la base del
Ocultista. Dentro de su recinto místico está la llave maestra que abre la
puerta de todas las ciencias, tanto físicas como espirituales. Simboliza ella
nuestra existencia humana, pues el círculo de la vida circunscribe los cuatro
puntos de la cruz, que representan en sucesión, el nacimiento, la vida, la
muerte y la inmortalidad
“Apégate”, dice el alquimista, “a las cuatro
letras del tetragrama dispuestas de la manera siguiente. Las letras del nombre
inefable están allí, aun cuando al principio no puedas dsitinguirlas. El axioma
incomunicable está allí cabalísticamente contenido, y esto es lo que llaman los maestros el arcano mágico”.
Además:
La Tao
y la
cruz astronómica de Egipto,
se ven claramente en algunas excavaciones
de las ruinas de Palenque. En uno de los bajos relieves del Palacio de
Palenque, al lado Oeste, esculpido como un jeroglífico, directamente bajo la
figura sentada, hay una au. La figura en pie que se inclina sobre la primera
está en el acto de cubrir su cabeza con el velo de la iniciación, que tiene en
la mano izquierda, al paso que extiende la derecha con el dedo índice y el de en
medio señalando al cielo. La postura es precisamente la de un obispo cristiano
dando su bendición, o aquella en que se representa a menudo a Jesús en la
Última Cena .
El Hierofante egipcio
usaba un tocado cuadrado que tenía siempre que llevar durante sus funciones.
Estos sombreros cuadrados son los que usan aún los sacerdotes armenios. La Tau
perfecta, formada por la línea perpendicular (rayo descendente masculino) y la
horizontal (la Materia, el principio femenino) - y el círculo del mundo, eran
atributos de Isis, y sólo después de la muerte era puesta la cruz egipcia sobre
el pecho de la momia. La pretensión de que la cruz es puramente un símbolo
cristiano, introducido después de nuestra Era, es en verdad extraño, cuando
vemos a Ezequiel marcando la frente de los hombres de Judá que temían al Señor , con el signum Thau, según está
traducido en la Vulgata. En el antiguo hebreo este signo estaba formado así
........, pero en los jeroglíficos egipcios originales era como perfecta cruz
cristiana ........ (Tat, el emblema de la estabilidad). También el Apocalipsis, el “Alfa y Omega” -Espíritu
y Materia-, lo primero y lo último,
estampa el nombre de su Padre en la frente de los elegidos. Moisés ordena a su pueblo marcar sus puertas y dinteles con sangre, no fuera
que el “Señor Dios” cometiera una equivocación y afligiese a alguno de sus
elegidos, en lugar de los egipcios condenados. Y esta señal es una Tau - la
misma cruz egipcia con mango, con la mitad de cuyo talismán Horus resucitaba a
los muertos, como se muestra en unas ruinas de esculturas en Philae.
Ya se ha dicho bastante
en el texto acerca de la Svastika y la Tau. ¡En verdad que la cruz puede
buscarse en las profundidades mismas de las insondables edades arcaicas! Su
misterio se hace más oscuro en lugar de aclararse, cuando la vemos en las
estatuas de la Isla de Pascua, en el antiguo Egipto, en el Asia Central,
grabada en las rocas como la Tau y la Svastika, en la Escandinavia
precristiana, en todas partes. El autor de The
Source of Measure encuéntrase
perplejo ante la sombra sin fin que arroja sobre la antigüedad, y no puede
hallar su origen en ninguna nación ni hombre particular. Muestra él los
Targumes conservados por los hebreos, oscurecidos por la traducción. En Josué , leído en árabe y en el Targum de Jonatan, se dice: “Él crucificó en un árbol al rey de Ai”.
La versión de los
Setenta dice, la suspensión de una palabra
doble o cruz (valor de las palabras en Josué)... La expresión más extraña
de esta clase está en los Números
(XXV, 4) en donde se lee por Onkelos (?): “Crucificadlos
ante el Señor (Jehovah) contra el sol”. La palabra aquí es clavar, debidamente traducida (Fuerst)
por la Vulgata, crucificar. La
construcción misma de esta sentencia es mística
Así es, pero su
espíritu ha sido siempre mal comprendido. “Crucificar ante (no contra) el Sol”,
es una frase usada en la Iniciación. Viene de Egipto, y originariamente de la
India.
El enigma sólo puede ser descifrado buscando su clave en los Misterios
de la Iniciación. El adepto Iniciado, que había pasado con fortuna por todas
sus pruebas, era atado, no clavado, simplemente atado en un lecho
en forma de Tau, ........., en Egipto; en forma de Svastika, sin las cuatro
prolongaciones adicionales (+ no .......) en la India; sumergido en un sueño
profundo - el “Sueño de Siloam”, como se llama aún hoy entre los Iniciados del
Asia Menor, de Siria y aun en el Alto Egipto. Se le dejaba en este estado
durante tres días y tres noches, durante cuyo tiempo su Ego Espiritual se decía
que se “confabulaba” con los “Dioses”; descendía al Hades, al Amenti o Pâtâla,
según el país, y hacía obras de caridad a los Seres invisibles, ya fueran Almas
de hombres o Espíritus Elementales; permaneciendo su cuerpo durante todo el
tiempo en una cripta o cueva subterránea del templo. En Egipto era colocado en
el Sarcófago en la Cámara del Rey de la Pirámide de Cheops, y llevado durante
la noche del próximo tercer día a la entrada de una galería, en donde a cierta
hora los rayos del sol naciente daban de lleno en la cara del Candidato en
estado de “trance” el cual se despertaba para ser iniciado por Osiris y Thoth,
el Dios de la Sabiduría.
El lector que dude de esta afirmación debe consultar los
originales hebreos antes de negar. Que examine algunos de los bajos relieves egipcios más sugestivos.
Especialmente, uno del templo de Philae representa una escena de la iniciación. Dos Hierofantes-Dioses, uno con cabeza de
halcón (el Sol), y el otro con cabeza de ibis (Mercurio, Thoth, el Dios de la
Sabiduría y el Saber Secreto, el asesor del Sol-Osiris), se inclinan sobre el
cuerpo de un candidato acabado de iniciar. Están en el acto de derramar sobre
su cabeza un doble chorro de “agua” (Agua de la Vida y del Renacimiento),
estando los chorros entrelazados en forma de cruz y llenos de pequeñas cruces
ansatas. Esto es alegórico del despertar del Candidato, ahora Iniciado, cuando
los rayos del Sol de la mañana, Osiris, dan en la corona de su cabeza; siendo colocado su cuerpo, en estado de
“trance”, en su Tau de madera, de modo que pueda recibir los rayos. Entonces
aparecían los Hierofantes-Iniciadores, y las palabras sacramentales eran
pronunciadas ostensiblemente al Sol-Osiris, en realidad al Espíritu-Sol
interno, que iluminaba al hombre recién nacido.
Que el lector medite
sobre la relación del Sol con la cruz, desde la antigüedad más remota, tanto en
su capacidad generativa como en la espiritual regeneradora. Que examine la
tumba de Bait-Oxly, en el reinado de Ramsés II, en donde encontrará cruces de
todas formas y en todas posiciones; así como también el trono de este soberano,
y finalmente un fragmento que representa la adoración de Bakhan-Alearé, del
Palacio de los antecesores de Totmes III, conservado ahora en la Biblioteca
Nacional de París. En esta escultura y pintura extraordinaria se ve el disco
del Sol lanzando sus rayos sobre una cruz ansata, colocada sobre otra cruz, de
la cual las del Calvario son copias exactas. Los antiguos manuscritos mencionan
estas cruces como los “duros lechos de los que pasaban por el parto
(espiritual), el acto de darse nacimiento
a sí mismos”. En salas subterráneas de los templos egipcios, se
encontraron, al ser destruidos, cierto número de estos “lechos” cruciformes,
sobre los cuales eran extendidos y asegurados los Candidatos en estado de
profundo trance, al final de la suprema Iniciación. Los santos y dignos Padres
del tipo de Cirilo y Teófilo los usaron libremente, creyendo que habían sido
llevados y ocultos allí por algunos nuevos conversos. Solamente Orígenes, y
después de él Clemente de Alejandría y otros ex iniciados, sabían a qué
atenerse en este punto. Pero prefirieron guardar silencio.
Que el lector lea
también las “fábulas” indas, como las llaman los orientalistas, y que tenga
presente la alegoría de Vishvakarman, el Poder Creador, el Gran Arquitecto del
Mundo, llamado en el Rig Veda el
“Dios que todo lo ve”, que “se sacrifica a sí mismo”. Los Egos Espirituales de
los hombres son su esencia propia; unos
con él, por lo tanto. Recuérdese que él es llamado Deva-vardhika, el
“Constructor de los Dioses”, y que él es el que ata al Sol, Sûrya, su yerno,
sobre su torno -(en la alegoría exotérica; sobre la Svastika, en la tradición
Esotérica, pues en la Tierra es el Hierofante-Iniciador)- y le quita una parte
de su resplandor. Téngase también presente que Vishvakarman es el hijo de
Yoga-siddhâ, esto es, el santo poder de Yoga, y el fabricante del “arma ígnea”,
el Agneyastra mágico . En otra parte exponemos por completo esta narración.
El autor de la obra
kabalística que tanto hemos citado, pregunta:
El uso teórico de la
crucifixión, pues, tiene que haber estado relacionado de algún modo con la
personificación de este símbolo (la estructura del Jardín del Paraíso
simbolizada por un hombre crucificado). ¿Pero cómo? ¿Y qué muestra? El símbolo
fue del origen de las medidas, representando la ley creadora o designio. ¿Qué es lo que podía significar respecto
de la humanidad, la crucifixión real? Sin embargo, que se mantenía como la
efigie de alguna obra misteriosa de la misma clase, lo muestra el hecho mismo
de su uso. Parece que hay profundidades bajo otras profundidades respecto a la
obra misteriosa de estos valores numéricos (el símbolo de la relación de
113:335 con 20.612:6.561, por un hombre
crucificado). No tan sólo se indica que obran en el Cosmos, sino que... por
simpatía, parece que construyen estados relacionados con un mundo espiritual
invisible, y los profetas parece que han conocido los eslabones de unión.
La
reflexión se complica más cuando se considera que el poder de expresar la ley, de un modo exacto, por números que
definan claramente un sistema, no fue un accidente
del lenguaje, sino que era su esencia
misma, y la de su construcción orgánica
primaria; por tanto, ni el lenguaje ni el sistema matemático a él unido podían
ser invención del hombre, a menos que ambos se
fundasen en un lenguaje anterior que luego se hizo anticuado.
El autor prueba estos
puntos con otras explicaciones, y revela el sentido secreto de la letra muerta
de más de un relato, indicando que probablemente ........, el hombre, fue la palabra primordial:
...la primera palabra
misma que poseyeron los hebreos, quienesquiera que fuesen, para expresar la
idea de un hombre, por medio del
sonido. Lo esencial de esta palabra
era 113 (el valor numérico de esa palabra) desde el principio, y encerraba en
sí los elementos del sistema cósmico expuesto.
Esto se demuestra por
el Vithoba indo, una forma de Vishnu, como ya se ha dicho. La figura de
Vithoba, y hasta las señales de los clavos en sus pies (64), es la de Jesús crucificado, en todos sus detalles, excepto en la cruz. Que se
quería significar al HOMBRE, está probado, además, por el hecho de que el Iniciado volvía a nacer después de su
crucifixión en el ÁRBOL DE LA VIDA.
Este “Árbol” se ha convertido ahora exotéricamente en el árbol de la muerte, a causa de su uso por los romanos como
instrumento de tortura, y de la ignorancia de los primitivos cristianos que
planearon el esquema.
De este modo se
descubre en los símbolos geométricos que contienen la historia de la evolución
del hombre, uno de los siete significados
Esotéricos encerrados en este misterio de la crucifixión, por los
inventores místicos del sistema cuya elaboración original y adopción data desde
el tiempo mismo del establecimiento de los MISTERIOS.
Los hebreos -cuyo profeta
Moisés estaba tan instruido en la Sabiduría Esotérica de Egipto, y que
adoptaron el sistema numérico de los fenicios, y después de los gentiles, de
los cuales tomaron la mayor parte de su misticismo kabalístico- adaptaron del
modo más ingenioso los símbolos cósmicos y antroplógicos de las naciones
“paganas” a sus peculiares anales secretos.
Si el clero cristiano ha perdido hoy la clave de esto, los primitivos
compiladores de los Misterios Cristianos estaban bien versados en la Filosofía
Esotérica y en la Metrología hebrea Oculta, y la usaban hábilmente. Así fue
como tomaron la palabra Aish, una de las palabras hebreas para expresar el
HOMBRE, y la usaron en conjunción con la de Shânâh o año lunar, tan místicamente relacionada con el nombre de Jehovah,
el supuesto “Padre” de Jesús, y encerraron la idea mística en un valor y
fórmula astronómicos.
La idea original del
“hombre crucificado”, en el espacio, ciertamente pertenece a los indos
antiguos. Moor muestra esto en su Hindu
Pantheon, en el grabado que representa a Vithoba. Platón la adoptó en su
cruz decusada en el espacio, la X, el “segundo Dios que se imprimía en el
universo en forma de cruz”; a Krishna se le representa también “crucificado”. También está repetida en el Antiguo
Testamento, en la extraña recomendación de crucificar hombres ante el
Señor, el Sol, lo cual no es ninguna profecía, sino que tiene un significado
fálico directo. En esta misma obra, de las más sugestivas de los significados
kabalísticos, leemos también:
En símbolo, los clavos
de la cruz tienen como forma de las cabezas una pirámide sólida, y una punta
piramidal cuadrada, obelisco o emblema fálico del clavo. Considerando la
posición de los tres clavos en las
extremidades del hombre y sobre la cruz, forman o marcan la figura de un
triángulo, hallándose un clavo en cada extremo del triángulo. Las heridas o stigmata de las extremidades son
precisamente cuatro, signifcativas
del cuadrado... Los tres clavos con
las tres heridas dan el número 6, que denota las seis caras del cubo desarrollado (que constituye la cruz o
la forma del hombre, o 7, contando tres cuadrados horizontales y cuatro
verticales) sobre el cual se coloca al hombre; y éste, a su vez, señala la
medida circular transferida a las aristas del cubo. La herida única de los pies se convierte en dos cuando los pies se separan, haciendo
tres entre todas cuando están juntos y cuatro cuando separados, o 7 en total - otro número fundamental
femenino de los más santos (entre los
judíos) .
Así, al paso que el
significado fálico o sexual de los “clavos de la crucifixión” está probado por
la lectura geométrica y numérica, su significado místico es indicado por las
cortas observaciones hechas anteriormente sobre el particular, en su relación y
situación, respecto de Prometeo. Éste es otra víctima, pues es crucificado
sobre la Cruz del Amor, en la roca de las pasiones humanas; un sacrificio, por
su devoción a la causa del elemento espiritual de la Humanidad.
Ahora bien; el sistema
primordial, el doble signo que se halla bajo la idea de la cruz, no es
“invención humana”; pues la Ideación Cósmica y la representación espiritual del
Ego-hombre Divino están en su base. Más adelante se desarrolló en la hermosa
idea adoptada por los Misterios y representada en ellos, la del hombre
regenerado, el mortal que, crucificando al hombre de carne y sus pasiones en el
lecho procústeo de tortura, renace como Inmortal. Dejando al cuerpo, el hombre
animal tras él, atado a la Cruz de la Iniciación, como una crisálida vacía, el
Ego-Alma se hizo tan libre como una mariposa. Sin embargo, más tarde, debido a
la pérdida gradual de la espiritualidad, la cruz se convirtió, en Cosmogonía y
en Antropología, nada más que en un símbolo
fálico.
Para los esoteristas,
desde los tiempos más remotos, el Alma Universal o Anima Mundi, la reflexión
material del Ideal Inmaterial, era la Fuente de la Vida de todos los seres, y
del Principio de Vida de los reinos. Éste era septenario para los filósofos herméticos, así como para todos los
antiguos. Pues él es representado como una cruz séptuple, cuyos brazos son
respectivamente luz, calor, electricidad,
magnetismo terrestre, radiación astral, movimiento
e inteligencia, o lo que algunos llaman conciencia propia.
Como hemos dicho en otra parte, mucho antes de
que la cruz o su signo fuesen adoptados como símbolos del cristianismo, el
signo de la cruz era usado como una señal de reconocimiento entre los Adeptos y
Neófitos, siendo estos últimos Chrests
- de Chrestos, el hombre de penas y tristezas. Eliphas Lévi, dice:
El signo de la cruz
adoptado por los cristianos no les pertenece exclusivamente. Es también
kabalístico, y representa la oposición y el equilibrio cuaternario de los
elementos. Vemos en el versículo oculto del Paternoster...
que había originalmente dos modos de hacerlo, o, cuando menos, dos fórmulas muy diferentes para
expresar su significado: una reservada a los sacerdotes e iniciados; la otra
para los neófitos y el profano. Así, por ejemplo, el iniciado, llevando la mano
a la frente, decía: a ti; luego
añadía, pertenece; y continuaba,
llevando la mano al pecho, el reino;
luego hacia el hombro izquierdo, la
justicia, y al hombro derecho, y la
gracia. Luego juntaba las manos y añadía, por todos los cielos generadores.
-Tibi sunt Malchut et Geburah et Chesed per AEonas, signo de
la cruz magnífico y absolutamente kabalístico, que las profanaciones del
gnosticismo hicieron que la Iglesia militante y oficial perdiese completamente (67).
La “Iglesia militante y oficial” hizo más:
habiéndose apropiado de lo que nunca le había pertenecido, tomó solamente lo
que el “Profano” tenía, el significado kabalístico de los Sephiroth macho y hembra. Nunca perdió el
significado interno y superior puesto
que jamás lo poseyó; a pesar de que Eliphas Lévi encubra a Roma. El signo de la
cruz adoptado por la Iglesia Latina fue
fálico desde el principio, mientras que el de los griegos era la cruz de
los Neófitos, los Chrestoi.
H.P. Blavatsky D.S T IV
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