En tiempos primitivos, una
doncella,
hermosa Hija del Éter,
Pasó durante edades su existencia
En la gran extensión de los Cielos
............................................................
Vagó durante setecientos
años;
.............................................................
Setecientos años de trabajo pasó
Antes de
dar a luz a su primer nacido
.............................................................
Antes que un hermoso ánade descendiendo
Se apresurase hacia la madre-agua.
....................................................................
Apóyase ligeramente en las rodillas:
Encuentra un sitio a propósito para el
nido
Donde, fuera de peligro, poner sus
huevos.
...................................................................
Pone en él sus huevos libremente,
Seis, los huevos de oro pone alli;
Luego un séptimo, un huevo de hierro.
Kalevala (Crawford).
ANTROPOGÉNESIS
DE
LAS ESTANCIAS DE DZYAN
ESTANCIA I
1. El Lha que dirige al Cuarto, es Servidor de
los Lha (s) de los Siete, los que giran, conduciendo sus Carros alrededor de su
señor, el Ojo Único (de nuestro Mundo). Su Aliento dio Vida a los Siete. Dio
Vida al Primero.
2. Dijo la Tierra: “Señor de la Faz
Resplandeciente, mi casa está vacía... Envía tus Hijos a poblar esta Rueda. Has
enviado tus Siete Hijos al Señor de la Sabiduría. Siete veces te ve él más
próximo a sí, siete veces más él te siente. Has prohibido a tus Servidores, los
Anillos pequeños, recoger tu Luz y tu Color, interceptar a su paso tu gran
Munificencia. Envía ahora la misma a tu Servidor”.
3. Dijo el Señor de la Faz Resplandeciente: “Yo te enviaré un Fuego
cuando haya comenzado tu obra. Eleva tu voz a otros Lokas; acude a tu Padre el
Señor del Loto, en demanda de sus Hijos... Tu Gente estará bajo el mando de los
Padres. Tus Hombres serán mortales. Los Hombres del Señor de la Sabiduría, no
los Hijos de Soma, son inmortales. Cesa en tus quejas. Tus Siete Pieles están
aún sobre ti... Tú no estás preparada.
Tus Hombres no están preparados”.
4. Después de grandes sufrimientos desechó ella
sus Tres Pieles viejas, se puso las Siete Pieles nuevas, y afirmóse en la
primera.
ESTANCIA II
5. La Rueda volteó por treinta crores más. Construyó
Rûpas; Piedras blandas que se endurecieron; Plantas duras que se ablandaron. Lo
visible de lo invisible, Insectos y pequeñas Vidas. Ella las sacudía de su
dorso cuando invadían a la Madre... Después de treinta crores, se volvió por
completo. Reposaba sobre su dorso; sobre un costado... No quería llamar a Hijos
del Cielo, no quería buscar a hijos de la Sabiduría. Ella creó de su propio
Seno. Produjo Hombres Acuáticos, terribles y perversos.
6. Los Hombres Acuáticos, terribles y perversos,
los creó ella misma de los restos de otros. De los desperdicios y el fango de
su Primera, Segunda y Tercera los formó. Los Dhyânis vinieron y miraron... los
Dhyânis procedentes del resplandeciente Padre-Madre, vinieron de las Blancas
Regiones, de las Mansiones de los Mortales Inmortales.
7. Ellos se disgustaron. “Nuestra Carne no está
ahí. No hay Rûpas aptos para nuestros Hermanos de la Quinta. No hay Moradas
para las Vidas. Aguas puras, no turbias, deben ellos beber. Sequémoslas”.
8. Las Llamas vinieron. Los Fuegos con las
Chispas; los Fuegos de la Noche y los Fuegos del Día. Ellos secaron las Aguas
turbias y obscuras. Con su calor las agotaron. Los Lhas de la Altura y los
Lhamayin de Abajo, vinieron. Hicieron morir a las Formas de dos y de cuatro
caras. Lucharon con los Hombres-Cabríos, con los Hombres de Cabeza de Perro y
con los Hombres con cuerpos de pez.
9. El agua Madre, el Gran Mar, lloró. Ella se
levantó, desapareció en la Luna, que la había elevado, que la había hecho
nacer.
10. Cuando fueron destruidos, la Tierra Madre
quedóse vacía. Pidió que la secaran.
ESTANCIA III
11. El Señor de los Señores vino. Del Cuerpo de
ella él separó las Aguas, y aquello fue Cielo arriba; el Primer Cielo.
12. Los grandes Chohans llamaron a los Señores de
la Luna, de los Cuerpos Aéreos: “Producid Hombres, Hombres de vuestra
naturaleza. Dadles las Formas internas. ella construirá vestiduras externas.
Machos-Hembras serán. señores de la Llama también...”
13. Ellos fueron cada uno a su Tierra destinada;
Siete de ellos, cada uno a su Lote. Los señores de la Llama se quedaron detrás.
No querían ir; no querían crear.
ESTANCIA IV
14. Las Siete Huestes, los “Señores Nacidos por
la Voluntad”, impulsados por el Espíritu Dador de Vida, separaron a los Hombres
de ellos mismos, cada uno en su propia Zona.
15. Siete veces siete Sombras de Hombres Futuros
nacieron. Cada una de su propio Color y Especie. Cada una inferior a su Padre.
Los Padres, los Sin-huesos, no podían dar la Vida a Seres con Huesos. La
progenie de Ellos fue Bhûta, sin Forma ni Mente. Por esa razón son ellos
llamados la raza Chhâyâ.
16. ¿Cómo nacieron los Mânushya? ¿Cómo se
formaron los Manus con mentes? Los Padres llamaron en su ayuda a su propio
Fuego, que es el Fuego que arde en la Tierra. El Espíritu de la Tierra llamó en
su ayuda al Fuego Solar. Estos Tres, con sus esfuerzos reunidos, produjeron un
buen Rûpa. Podía estar de pie, andar, correr, reclinarse o volar. Sin embargo,
no era aún más que un Chhâyâ, una Sombra sin
Entendimiento...
17. El Aliento necesitaba una Forma; los Padres
se la dieron. El Aliento necesitaba un Cuerpo denso; la Tierra lo modeló. El
Aliento necesitaba el Espíritu de Vida; los Lhas Solares lo exhalaron en su
Forma. El Aliento necesitaba un Espejo de su Cuerpo; “¡Nosotros le dimos el
nuestro!” -dijeron los Dhyânis. El Aliento necesitaba un Vehículo de Deseos;
“¡Lo tiene!” -dijo el Agotador de las Aguas. Pero el Aliento necesitaba una
Mente para abarcar el Universo; “¡No podemos dar eso!” -dijeron los Padres.
“¡Jamás la tuve!” -dijo el Espíritu de la Tierra. “¡La Forma sería consumida si
yo le diera la mía!” -dijo el gran Fuego... El Hombre permaneció un Bhûta vacío
e insensato... Así dieron la Vida los Sin-huesos a los que se convirtieron en
Hombres con Huesos en la Tercera.
ESTANCIA V
18. Los Primeros fueron los Hijos de Yoga. Sus
hijos, los hijos del Padre Amarillo y de la Madre Blanca.
19. La Segunda Raza fue el producto por brote y
expansión, la Asexual procedente de la Sin-sexo (2). Así fue, ¡oh Lanú!
producida la segunda Raza.
20. Sus Padres fueron los Nacidos por sí
mismos... Los Nacidos por sí mismos, los Chhâyâs procedentes de los brillantes
Cuerpos de los Señores, los Padres, los Hijos del Crepúsculo.
21. Cuando la Raza se hizo vieja, las Aguas
antiguas se mezclaron con las Aguas más recientes. Cuando sus Gotas se
enturbiaron, se desvanecieron y desaparecieron en la nueva Corriente, en la
cálida Corriente de la Vida. Lo Externo de la Primera se convirtió en lo
Interno de la Segunda. El Ala vieja vino a ser la Sombra nueva, y la Sombra del
Ala.
ESTANCIA VI
22. Después la Segunda desarrolló la Nacida del
Huevo, la Tercera. El Sudor creció, sus Gotas crecieron, y las Gotas se
hicieron duras y redondas. El Sol la calentó; la Luna la enfrió y la formó; el
Soplo la alimentó hasta su madurez. Desde la Estrellada Bóveda el Cisne Blanco
cobijaba a la gran Gota. El Huevo de la
Raza futura, el Hombre-Cisne de la Tercera ulterior. Primeramente macho-hembra,
luego Hombre y Muejr.
23. Los Nacidos-por-sí-mismos fueron los Chhâyâs,
las Sombras de los Cuerpos de los Hijos del Crepúsculo. Ni el agua ni el fuego
podían destruirlos. (Sus hijos lo fueron).
ESTANCIA VII
24. Los Hijos de la Sabiduría, los Hijos de
Noche, prontos para renacer descendieron. Vieron ellos las formas viles de la
Primera Tercera. “Podemos elegir”, dijeron los Señores; “poseemos la
sabiduría”. Algunos entraron en los Chhâyâs proyectaron una Chispa. Otros lo
difirieron hasta la Cuarta. De su propio Rûpa llenaron el Kâma. Los que
empezaron se convirtieron en Arhats. Los que sólo recibieron una Chispa,
permanecieron destituidos de conocimiento; la Chispa ardía débilmente. Un
Tercio permanecía sin mente. Sus Jivas no estaban dispuestos. Estos fueron
puestos aparte entre las Siete. Se volvieron ellos de cabeza estrecha. En un
Tercio estuvieron preparados. “En estos moraremos”, dijeron los Señores de la
Llama (y de la Sabiduría Secreta).
25. ¿Cómo obraron los Mânasa, los Hijos de la
Sabiduría? Rechazaron a los Nacidos-por-sí-mismos. No están dispuestos. Desdeñaron
a los Nacidos del Sudor. No están completamente preparados. No quisieron
empezar en el primer Nacido del Huevo.
26. Cuando el Exudado produjo al Nacido del
Huevo, al doble, al potente, al poderoso con huesos, los Señores de la
Sabiduría dijeron: “Ahora crearemos”.
27. La Tercera Raza se convirtió en el Vâhan de
los Señores de la Sabiduría. Creó “Hijos de la Voluntad y del Yoga”, por
Kriyâshakti los creó, los Santos Padres. Antecesores de los Arhats.
ESTANCIA VIII
28. De las gotas de sudor, del residuo de la
substancia, material procedente de los cuerpos muertos de hombres y animales de
la Rueda anterior, y del polvo desechado, fueron producidos los primeros
animales.
29. Animales con huesos, dragones del océano y
Sarpas voladoras fueron añadidos a los seres que serpentean. Los que se
arrastran por el suelo adquirieron alas. Los de largo cuello en el agua se
convirtieron en los progenitores de las aves del aire.
30. Durante la Tercera, los animales sin huesos
crecieron y se transformaron; se convirtieron ellos en animales con huesos, sus
Chhâyâs se solidificaron.
31. Los animales se separaron los primeros.
Principiaron a engendrar. El hombre duplo se separó también. Él dijo “Hagamos
lo que ellos: unámonos y hagamos criaturas”. Así lo hicieron...
32. Y aquellos que carecían de Chispa, tomaron
para sí enormes animales hembras. Engendraron con ellas razas mudas. Mudos eran
ellos mismos. Pero sus lenguas se desataron. Las lenguas de su progenie
permanecieron calladas. Engendraron monstruos: Una raza de monstruos
encorvados, cubiertos de pelo rojo, andando a gatas. Una raza muda para guardar
callada la vergüenza.
ESTANCIA IX
33. Viendo lo cual, los Lhas que no habían
construido hombres, lloraron, diciendo:
34. “Los Amânasa han profanado nuestras mansiones
futuras. Esto es Karma. Habitemos en las otras. Enseñémosles mejor para evitar
males mayores”. Así lo hicieron...
35. Entonces todos los hombres fueron dotados de
Manas. Vieron ellos el pecado de los sin mente.
36. La Cuarta Raza desarrolló el lenguaje.
37. El Uno se convirtió en Dos; así también todos
los seres vivos y serpeantes que eran todavía uno, peces gigantescos, pájaros y
serpientes con cabezas de conchas.
ESTANCIA X
38. Así, de dos a dos, en las Siete Zonas, la Tercera Raza dio
nacimiento a la Cuarta; los Sura se convirtieron en A-sura.
39. La Primera, en todas las Zonas, fue del color
de la luna; la Segunda amarilla como el oro; la Tercera roja; la Cuarta de
color oscuro, que se tornó negro por el pecado, Los siete primeros vástagos
humanos fueron todos de un color. Los siete siguientes principiaron a
mezclarse.
40. Entonces la Tercera y Cuarta crecieron en
orgullo. “Somos los reyes; somos los dioses”.
41. Tomaron esposas de hermosa apariencia.
Esposas procedentes de los sin mente, los de cabeza estrecha. Engendraron
monstruos, demonios perversos, macho y hembra, también Khado (dâkinî), con
mentes limitadas.
42. Construyeron ellos templos para el cuerpo
humano. Rendían culto a varón y hembra. Entonces el Tercer Ojo cesó de
funcionar.
ESTANCIA XI
43. Ellos construyeron enormes ciudades. Con
tierras y metales raros ellos construían. De los fuegos vomitados, de la piedra
blanca de las montañas y de la piedra negra, tallaban sus propias imágenes a su
tamaño y semejanza, y las adoraban.
44. Construyeron grandes imágenes de nueve yatis
de alto: el tamaño de sus cuerpos. Fuegos internos habían destruido la tierra
de sus Padres. El agua amenazaba a la Cuarta.
45. Las primeras Grandes Aguas vinieron. Ellas sumergieron
las Siete Grandes Islas.
46. Los Justos todos salvados, los Impíos
destruidos. Con ellos perecieron la mayor parte de los enormes animales
producidos del sudor de la tierra.
ESTANCIA XII
47. Pocos quedaron. algunos amarillos, algunos
del color oscuro y negro, y algunos rojos quedaron. Los del color de la Luna
habían desaparecido para siempre.
48. La Quinta producida del tronco Santo quedó;
ella fue gobernada por los primeros Reyes Divinos.
49. ...(Las Serpientes) que volvieron a descender,
que hicieron la paz con la Quinta, que la enseñaron e instruyeron...
COMENTARIOS
de las Doce Estancias
y sus expresiones, siguiendo el orden
de numeración de
aquéllas y de las slokas
ESTANCIA I
PRINCIPIOS DE LA VIDA SENCIENTE
1. El Lha,
o Espíritu de la Tierra. 2. Invocación de la Tierra al Sol. 3. Lo
que contesta el Sol. 4. Transformación de la Tierra.
1
EL LHA
(a) QUE DIRIGE AL CUARTO, ES EL SERVIDOR DE LOS LHA (S) DE
LOS
SIETE
(b) , LOS QUE GIRAN CONDUCIENDO
SUS CARROS ALREDEDOR DE SU
SEÑOR, EL OJO ÚNICO DE NUESTRO MUNDO.
SU ALIENTO DIO VIDA A LOS
SIETE . DIO VIDA AL PRIMERO.
Todos son Dragones de Sabiduría” -añade
el Comentario.
a) “Lha” es el término antiguo en las regiones
transhimaláyicas para “Espíritu”, cualquier Ser celestial o superhumano, y abarca toda la serie de
jerarquías celestes, desde un Arcángel, o Dhyâni descendiendo hasta un Ángel de
las tinieblas, o Espíritu terrestre.
b) Esta expresión muestra en lenguaje corriente
que el Espíritu-Guardián de nuestro Globo, que es el cuarto en la Cadena, está
subordinado al Espíritu principal (o Dios) de los Siete Genios o Espíritus
Planetarios. Como ya se ha explicado, los antiguos, en su Kyriel de Dioses,
tenían siete Dioses principales del Misterio, cuyo jefe era, exotéricamente, el Sol visible o el
octavo; y esotéricamente, el Segundo
Logos, el Demiurgo.
Los Siete -que ahora en la religión cristiana se han
convertido en los “Siete Ojos del Señor”- eran los Regentes de los siete
planetas principales; pero estos no
se contaban con arreglo a la numeración imaginada más tarde por gentes que
habían olvidado los verdaderos Misterios, o que tenían nociones
erróneas de los mismos, y no incluían ni al Sol, ni a la Luna, ni a la Tierra.
El Sol era, exotéricamente, el jefe de los doce Grandes Dioses o constelaciones
zodiacales; y, esotéricamente, el Mesías, el Christos -el sujeto “ungido” por
el Gran Aliento, o el Uno- rodeado por sus doce poderes subordinados, también
subordinados, por turno, a cada uno de los siete “Dioses del Misterio” de los
planetas.
“Los Siete Superiores hacen a los Siete Lhas
crear al mundo” -declara un Comentario; lo cual significa que nuestra
Tierra -dejando a un lado lo demás- fue creada
o formada por Espíritus Terrestres; pues los “Regentes” sólo fueron los
supervisores. Éste es el primer germen de lo que se convirtió después en el
Árbol de la Astrología y Astrolatría.
Los Superiores eran los Cosmocratores, los constructores del
Sistema Solar. Esto se halla sostenido por todas las antiguas Cosmogonías,
tales como la de Hermes, la caldea, la de los arios, la egipcia y hasta por la
de los judíos.
Los Signos del Zodíaco -los Animales
Sagrados o el “Cinturón del Cielo”-
son, a la vez, los Bne’ Alhim -Hijos de los Dioses o de los Elohim- y los
Espíritus de la Tierra; pero ellos son anteriores a estos. Soma y Sin, Isis y
Diana, son todos Dioses o Diosas lunares, llamados los Padres y Madres de nuestra
Tierra, la cual les está subordinada. Pero estos, a su vez, están subordinados
a sus “Padres” y “Madres” -siendo estos últimos intercambiables y variando con
cada nación- los Dioses y sus Planetas, tales como Júpiter, Saturno, Bel,
Brhaspati, etc.
c) “Su Aliento dio Vida a los siete”, se refiere
tanto el Sol, que da vida a los Planetas, como al “Superior”, el Sol Espiritual, que da vida a todo el
Kosmos. Las llaves astronómica y astrológica, que abren el pórtico que conduce
a los misterios de la Teogonía, sólo pueden encontrarse en los glosarios
ulteriores que acompañan a las Estancias.
En
las slokas apocalípticas de los Anales Arcaicos, es el lenguaje tan simbólico,
si bien menos místico que en los Purânas.
Sin la ayuda de los Comentarios posteriores compilados por generaciones de
Adeptos, sería imposible comprender correctamente el significado. En las
antiguas Cosmogonías, los mundos visibles e invisibles son los dobles eslabones
de una misma cadena. Así como el Logos Invisible, con sus Siete Jerarquías
-representada o personificada cada una por su Ángel principal o Rector- forma
un PODER, el interno e invisible; del mismo modo, en el mundo de las formas, el
Sol y los siete Planetas principales constituyen la potencia activa y visible;
siendo la última “Jerarquía”, por decirlo así, el Logos visible y objetivo de
los Ángeles Invisibles, siempre subjetivos, excepto en los grados inferiores.
Así
-anticipando un poco para mayor claridad-, cada Raza en su evolución se dice
que nace bajo la influencia directa de uno de los Planetas; la Raza Primera
recibió su soplo de vida del Sol, como se verá más adelante; mientras que la
Tercera Humanidad -los que cayeron en la generación, o que de andróginos se
convirtieron en entidades separadas, una varón y otra hembra -se dice estar
bajo la influencia directa de Venus, “el
“pequeño sol”, en el cual el orbe solar almacena su luz”.
El
Resumen de las Estancias en el volumen I mostraba el génesis de los Dioses
y de los hombres, teniendo origen en uno y el mismo Punto, que es la UNIDAD
Absoluta, Eterna, Inmutable y Universal. En su aspecto primario manifestado, la
hemos visto venir a ser:
1º, en la esfera de la objetividad y de lo Físico,
SUBSTANCIA PRIMORDIAL Y FUERZA, centrípeta y centrífuga, positiva y negativa,
macho y hembra, etc.;
2º, en el mundo de los Metafísicos, el ESPÍRITU DEL
UNIVERSO o Ideación Cósmica, llamado por algunos el LOGOS.
Este
Logos es el ápice del Triángulo Pitagórico. Cuando el Triángulo se completa, se
convierte en la Tetraktys, o el Triángulo en el Cuadrado, y es el símbolo doble
del Tetragrammaton de cuatro letras en el Kosmos manifestado, y de su triple
Rayo radical en lo inmanifestado -su Nóumeno.
Expresado
más metafísicamente, la clasificación que se da aquí de las Causas Finales
Cósmicas, es más de conveniencia que de absoluta exactitud filosófica. Al
principio de un gran Manvántara, Parabrahman se manifiesta como Mûlaprakriti y
luego como el Logos. Este Logos es equivalente a la “Mente Inconsciente
Universal”, etc., de los panteístas occidentales. Constituye la base del
aspecto-sujeto del Ser manifestado, y
es el origen de todas las manifestaciones de la conciencia individual.
Mûlaprakriti o la Substancia Cósmica Primordial, es el fundamento del aspecto-objeto de las cosas - la base de toda la
evolución y cosmogénesis objetivas.
La Fuerza, pues, no surge con la Substancia
Primordial de la latencia Parabrahmánica. Es ella la transformación en energía del pensamiento supraconsciente del Logos,
infundido, por decirlo así, en la objetivación de este último salida de la
latencia potencial en la Realidad Única. De aquí emanan las leyes maravillosas
de la Materia; de aquí la “marca primordial” tan inútilmente discutida por el
obispo Temple. Así, pues, la Fuerza no es
síncrona con la primera objetivación de Mûlaprakriti. Sin embargo, como
esta última aparte de aquélla, es absoluta y necesariamente inerte -una mera abstracción- es innecesario
tejer una trama demasiado fina de sutilezas respecto del orden de sucesión de
las Causas Finales Cósmicas. La Fuerza sucede
a Mûlaprakriti; pero Mûlaprakriti, minus
Fuerza, es inexistente para todos los propósitos y objetos prácticos.
El
“Hombre Celeste” o Tetragrammaton, el cual es el Protogonos, Tikkoun, el
Primogénito de la Deidad pasiva y la primera manifestación de la Sombra de esta
Deidad, es la Forma e Idea Universal que engendra el Logos Manifestado, Adam
Kadmon, o el símbolo de cuatro letras, en la Kabalah, del Universo mismo, llamado también el Segundo Logos. El Segundo surge
del Primero y desarrolla el Tercer Triángulo; y de este último (la hueste
inferior de Ángeles) son generados los HOMBRES. De este tercer aspecto es del
que ahora trataremos.
El
lector debe tener presente que hay una gran diferencia entre el Logos y el
Demiurgo, pues el uno es Espíritu y
el otro es Alma; o como lo expresa el
doctor Wilder:
Dianoia
y Logos son sinónimos, siendo Nous superior y estando en estrecha afinidad con
Tò’ ..........., siendo el uno la concepción superior y el otro la comprensión:
uno noético, el otro frénico (8).
Por
otra parte, el Hombre era considerado en varios sistemas como el Tercer Logos.
El significado esotérico de la palabra Logos
-Lenguaje o Palabra, Verbo- es la
conversión del pensamiento oculto en expresión objetiva, como sucede con la
imagen en la fotografía. El Logos es el espejo que refleja a la MENTE DIVINA, y
el Universo es el espejo del Logos, aunque este último es el esse de aquel Universo. Así como el
Logos refleja todo en el Universo de
Pleroma, así también el Hombre refleja en sí mismo todo lo que ve y encuentra
en su Universo, la Tierra. Es las
Tres Cabezas de la Kabalah: “unum intra
alterum, et alterum super alterum”.
“Todo Universo (Mundo o Planeta)
tiene su Logos propio”, dice la Doctrina. el Sol siempre fue llamado por los
egipcios el “Ojo de Osiris”, y él mismo era el Logos, el Primer-engendrado, o
la Luz manifestada al mundo, “la cual es la Mente y la Inteligencia divina de
lo Oculto”. Sólo por el Rayo séptuple de esta Luz podemos llegar a conocer el
Logos por medio del Demiurgo, considerando a este último como el “Creador” de
nuestro Planeta y de todo lo que a él pertenece, y al primero como la Fuerza
directora de este “Creador” -bueno y malo al mismo tiempo- origen del bien y
origen del mal.
Este “Creador” no es ni bueno ni malo per se; pero sus aspectos diferenciados en la Naturaleza le hacen
asumir uno u otro carácter. Con los Universos invisibles y desconocidos
diseminados a través del espacio, ninguno de los Dioses-Soles tienen nada que
ver. La idea está expresada muy claramente en los Libros de Hermes y en todas
las tradiciones antiguas. está simbolizada generalmente por el Dragón y la
Serpiente: el Dragón del bien y la Serpiente del mal, representados en la
Tierra por la Magia de la derecha y la de la izquierda.
En el poema épico de
Finlandia, el Kalevala , se
expone el origen de la Serpiene del Mal: nace ella de la saliva de Suoyatar, y
es dotada con un Alma Viviente por el Principio del Mal, Hisi. Se escribe una
lucha entre los dos, la “cosa mala”, la Serpiente o Brujo, y Ahti, el Dragón o
el mago blanco, Lemminkainen. El último es uno de los siete hijos de Ilmatar,
la virgen “hija del aire”, aquella “que cayó del cielo en el mar”, antes de la
Creación; esto es, el Espíritu transformado en la materia de la vida afectiva.
Existe un mundo de significado y de pensamiento oculto en las siguientes pocas
líneas, admirablemente vertidas por el doctor J. M. Crawford. El héroe
Lemminkainen,
Hiende el muro con poder de magia,
Rompe
en pedazos la empalizada,
Reduce
a átomos siete piquetes,
Deshace
en fragmentos el muro-serpiente.
.................................................................
Cuando
el monstruo, poco atento,
.................................................................
Lánzase
con su boca venenosa
Sobre
la cabeza de Lemminkainen.
Pero
el héroe, evitándole con presteza,
Pronuncia
las palabras del conocimiento del
maestro,
Palabras
que venían de edades remotas,
Palabras
que sus antepasados le enseñaran...
d) En China los hombres de Fohi, o el “Hombre
Celeste”, son llamados los doce Tien-Hoang, las doce Jerarquías de Dhyânis o
Ángeles, con rostros humanos y cuerpos de dragón; representando el Dragón a la
Sabiduría Divina o el Espíritu; y ellos crearon a los hombres encarnándose
en siete figuras de barro -tierra y agua- hechas a semejanza de estos
Tien-Hoang, una tercera alegoría.
Los doce AEsers de los Eddas de los
escandinavos, hacen lo mismo. en el Catecismo Secreto de los drusos de Siria
-leyenda que es repetida palabra por palabra por las tribs más antiguas en las
cercanías del Éufrates- los hombres fueron creados por los “Hijos de Dios”, que
descendieron sobre la tierra, y que después de reunir siete Mandrágoras,
animaron las raíces, que se convirtieron en el acto en hombres.
Todas
estas alegorías se dirigen hacia un solo y mismo origen: hacia la naturaleza
doble y triple del hombre; doble, como varón y hembra; triple, por ser internamente de esencia espiritual y
psíquica, y externamente de una fábrica
material.
2
DIJO LA TIERRA: “SEÑOR DE LA FAZ RESPLANDECIENTE, MI CASA ESTÁ VACÍA..
ENVÍA TUS HIJOS A POBLAR ESTA RUEDA.
HAS ENVIADO TUS SIETE HIJOS AL
SEÑOR DE LA SABIDURÍA
(a). SIETE VECES TE VE ÉL MÁS PRÓXIMO A SÍ, SIETE
VECES MÁS ÉL TE SIENTE
(b). HAS PROHIBIDO A TUS SERVIDORES, LOS ANILLOS
PEQUEÑOS, RECOGER TU LUZ Y TU CALOR,
INTERCEPTAR A SU PASO TU GRAN
MUNIFICENCIA. ENVÍA AHORA LA MISMA A TU
SERVIDOR”.
a) El “Señor de la Sabiduría” es Mercurio, o
Budha.
b) El Comentario moderno explica las palabras
como una referencia al hecho astronómico bien conocido, de que Mercurio recibe
siete veces más luz y calor del Sol que la Tierra, y hasta que la hermosa
Venus, la cual sólo recibe el doble que nuestro insignificante Globo. Si el
hecho era o no conocido en la antigüedad, puede inferirse del ruego del
“Espíritu de la Tierra”, al Sol, según lo expresa el texto. El Sol, sin
embargo, rehusa poblar el Globo, toda vez que no está aún dispuesto para
recibir la vida.
Mercurio,
como Planeta astrológico es aún más Oculto y misterioso que Venus. Es él idéntico
al Mithra mazdeísta, el Genio o Dios “establecido entre el Sol y la Luna, el
compañero perpetuo del “Sol de Sabiduría”. Pausanias (Lib. V) lo muestra, como
teniendo un altar en común con Júpiter. Tenía alas para expresar que acompañaba
al Sol en su curso, y era llamado el Nuncio y el Lobo del Sol, “solaris luminis particeps”. Era el guía
y evocador de las Almas, el gran Mago y el Hierofante. Virgilio lo describe
empuñando su varita para evocar las almas precipitadas en el Orco: tum virgam capit, hac animas ille evocat
Orco. Es el Dorado Mercurio, el a quien los Hierofantes
prohibían nombrar. Está simbolizado en la mitología griega por uno de los
“perros” (vigilancia) que cuidan del rebaño celeste, la (Sabiduría Oculta), o
Hermes Anubis, o también Agathodaemon. Es el Argos que vela sobre la Tierra, y
que ésta toma equivocadamente por el Sol mismo. El emperador Juliano oraba
todas las noches al Sol Oculto por la intercesión de Mercurio; pues como dice
Vossius:
Todos
los teólogos aseguran que Mercurio y el
Sol son uno... Era el más elocuente y el más sabio de todos los dioses, lo
cual no es de admirar, pues Mercurio se
halla tan cerca de la Sabiduría y de
la Palabra de Dios (el Sol), que era confundido con ambas.
Vossius
dice aquí una verdad Oculta mayor de lo que creía. El Hermes de los griegos se
halla estrechamente relacionado con el Saramâ y Sârameya indos, el divino
vigilante “que guarda el ganado dorado de estrellas y rayos solares”.
Según
las más claras palabras del Comentario:
El Globo, impulsado hacia adelante por el
Espíritu de la Tierra y sus seis Auxiliares, obtiene todas sus fuerzas vitales,
su vida y poderes, del Espíritu del Sol, por medio de los siete Dhyânis
planetarios. Son ellos sus mensajeros de Luz y de Vida.
Y así como cada una de
las Siete Regiones de la Tierra, cada uno de los siete Pimogénitos (los
Grupos Humanos primordiales) recibe espiritualmente su luz y vida de su propio
Dhyâni especial, y físicamente del Palacio (la Casa, el Planeta) de este
Dhyâni; lo mismo sucede con las siete grandes Razas a nacer en ella. La Primera
nace bajo el Sol; la Segunda bajo Brihaspati (Júpiter), la tercera bajo
Lohitânga (Marte, el de “Cuerpo ígneo”, y también bajo Venus o Shukra); la
Cuarta, bajo Soma (la Luna, también nuestro Globo, pues la Cuarta Esfera nació
bajo la Luna y de ella) y Shani, Saturno, el Krûra-lochana (Ojo-Maléfico), y el
Asita (el Obscuro); la Quinta, bajo Budha (Mercurio).
Lo mismo tiene lugar con el hombre y con
cada “hombre” (cada principio) en el
hombre. Cada uno obtiene su cualidad específica de su Primario (el Espíritu
Planetario); y, por tanto, cada hombre es un septenario (o una combinación de
principios, cada uno de los cuales tiene su origen en una cualidad de aquel
Dhyâni especial). Cada poder activo o fuerza de la Tierra viene a ella de uno
de los siete Señores. La Luz viene por medio de Shukra (Venus), que recibe una
triple provisión y da un tercio de ella a la Tierra. Por tanto, las dos
son llamadas las “Hermanas gemelas”, pero el Espíritu de Tierra está
subordinado al “Señor” de Shukra. Nuestros sabios representan a los dos Globos,
uno sobre el otro, bajo el doble Signo (la Svastika primitiva sin sus cuatro
brazos, o sea la cruz +).
El
“doble signo” es, como sabe todo estudiante de Ocultismo, el símbolo de los
principios masculino y femenino en la Naturaleza, de lo positivo y lo negativo;
pues la Svastika es todo esto y mucho más. Toda la antigüedad, desde el
nacimiento de la Astronomía -comunicada a la Cuarta Raza por uno de los Reyes
de la Dinastía Divina- y también de la Astrología, representaba a Venus,
en sus tablas astronómicas, como un Globo en equilibrio sobre una Cruz, y a
la Tierra como un Globo bajo una Cruz.
El significado esotérico de esto es la caída de la Tierra en la generación, o
la producción de sus especies por medio de la unión sexual; pero las naciones
occidentales no han dejado de asignar a esto una interpretación completamente
distinta.
Han explicado el signo por medio de sus místicos -guiados por la luz
de la Iglesia Latina- con el significado de que nuestra Tierra, y todo en ella,
fue redimido por la Cruz, mientras que Venus -o sea dicho de otro modo, Lucifer
o Satán- la pisoteaba. Venus es el más oculto, potente y misterioso de todos
los Planetas; aquel cuya influencia sobre la Tierra y su relación con la misma
es lo más prominente. En el brahmanismo exotérico, Venus o Shukra -una deidad
masculina - es el hijo de Bhrigu, uno de los Prajâpati y sabio védico, y es
Daitya-guru, o el sacerdote instructor de los gigantes primitivos. Toda la
historia de Shukra en los Purânas, se
refiere a la Tercera y Cuarta Razas. Según dice el Comentario:
Por medio de Shukra “los dobles” (los
hermafroditas) de la Tercera (Raza Raíz) descendieron del primer “Nacido del
sudor”. Por lo tanto se le representaba con el símbolo ... (el círculo y el
diámetro) durante la Tercera (Raza) y con ......, durante la Cuarta.
Esto
requiere una explicación. El diámetro, cuando se ve aislado en un círculo,
representa la Naturaleza femenina; el primer mundo ideal, por sí mismo generado y por sí mismo impregnado del Espíritu de
Vida universalmente difundido, y, por tanto, se refiere también a la Raza-Raíz
primitiva. Se convierte en andrógino cuando las Razas, y todo lo demás en la
Tierra, se desarrolla en sus formas físicas, transformándose el símbolo en un
círculo con un diámetro del que parte una línea vertical, expresión de lo
masculino y femenino, aún no separados, la primera y más antigua Tau egipcia
.; después de lo cual se convierte en +, o masculino-femenino caído en
la generación.
Venus (el Planeta)
es simbolizado por el signo de un globo sobre una cruz, lo que muestra que
preside sobre la generación natural del hombre. Los egipcios simbolizaban el
Ankh, “la vida”, por la cruz ansata o la cual es sólo otra forma
de Venus (Isis), significaba, esotéricamente, que la humanidad y
toda la vida animal había salido del círculo espiritual divino y había caído en
la generación física masculino-femenina. Este signo tiene, desde el fin de la
Tercera Raza, el mismo significado fálico que el “Árbol de la Vida” en el
Edén. Anouki, una forma de Isis, es la diosa de la Vida; y el Ankh fue tomado
por los hebreos de los egipcios. Fue introducido en el lenguaje por Moisés, que
estaba instruido en la Sabiduría de los sacerdotes de Egipto, con muchas otras
palabras místicas. La palabra Ankh en hebreo, con el sufijo personal, significa
“mi vida” -mi ser- que “es el pronombre personal Anochi”, derivado del nombre
de la Disoa egipcia Anouki.
En
uno de los catecismos más antiguos e la India del Sur, en la Presidencia de
Madrás, la Diosa hermafrodita Ardhanâri tiene la cruz ansata, la Svastika,
el “signo masculino y femenino”, precisamente en la parte central, para denotar
el estado presexual de la Tercera Raza. Vishnu, representado ahora con un loto
saliendo de su ombligo -o el Universo de Brahmâ naciendo del punto central,
Nara- se muestra en uno de los más antiguos grabados como de doble sexo (Vishnu
y Laksmî), de pie sobre una hoja de loto flotando en el agua, cuya agua se
eleva en un semicírculo y fluye por la Svastika, “el origen de la generación”,
o de la caída del hombre.
Pitágoras
llama a Shukra-Venus el Sol alter, el
“otro Sol”. De los “siete Palacios
del Sol”, el de Lucifer-Venus es el tercero en la Kabalah cristiana y judía,
haciendo de él el Zohar la mansión de
Samael. Según la Doctrina Oculta, este Planeta es el primario de nuestra Tierra y su prototipo espiritual. De aquí que
el carro de Shukra (el de Venus-Lucifer) se diga que lo arrastra Ogdoada de “caballos nacidos de la tierra”, mientras que los corceles de los carros de
los otros Planetas son diferentes.
Todo pecado que se comete en la Tierra lo siente Ushanas-Shukra. El Guru de
los Daityas es el Espíritu Guardián de la Tierra y de los Hombres. Todos los
cambios que tienen lugar en Shukra se sienten y se reflejan en la Tierra.
Shukra
o Venus es, pues, presentada como el Preceptor de los Daityas, los gigantes de
la Cuarta Raza, quienes, en la alegoría inda, obtuvieron una vez la soberanía
de toda la Tierra y derrotaron a los
Dioses menores. Los Titanes de la alegoría occidental están también tan
estrechamente relacionados con Venus-Lucifer, que los cristianos posteriores
los identificaron con Satán. Y como Venus, lo mismo que Isis, era representada
con cuernos de vaca en la cabeza, el símbolo de la Naturaleza mística -que se
podía convertir en el de la Luna y representarla, puesto que todas éstas eran
Diosas lunares- la configuración de este planeta se coloca actualmente por los
teólogos entre los cuernos del Lucifer místico. Debido a la caprichosa
interpretación de la tradición arcaica, que dice que Venus cambia
simultáneamente (geológicamente) con la Tierra; que todo lo que sucede en el
uno tiene lugar en la otra, y que muchos y grandes fueron sus cambios comunes
-por estas razones-, San Agustín lo repite ampliando los diferentes cambios de
configuración, de color y hasta de los cursos de órbita, a ese carácter
fabricado teológicamente de Venus-Lucifer. En su piadosa fantasía llega hasta
el punto de relacionar los últimos cambios del Planeta con el mítico Diluvio de
Noé, que se supone tuvo lugar en 1796 antes de Cristo.
Como
Venus no tiene satélites, se dice alegóricamente que Âsphujit (este “Planeta”)
adoptó a la Tierra, la progenie de la Luna, “la cual creció más que su madre y causó muchos disturbios”, lo cual
es una referencia a la relación oculta entre las dos. El Regente (del Planeta)
Shukra (28) amaba tanto a su hijo adoptivo, que encarnó como Ushanas, y le dio
leyes perfectas que fueron desatendidas y rechazadas en edades posteriores.
Otra alegoría, en el Harivamsha, es
que Shukra se dirigió a Shiva y le pidió que protegiese a sus discípulos, los
Daityas y Asuras, de los Disoes guerreros; y que para asegurar su objeto
ejecutó un rito Yoga, “aspirando, cabeza
abajo, humo de paja durante 1.000 años”. Esto se refiere a la gran
inclinación del eje de Venus -que alcanza 50 grados- y a estar envuelto en
nubes eternas. Pero se relaciona esto tan sólo con la constitución física del
Planeta. el Misticismo Oculto sólo se ocupa de su Regente, el Dhyân Chohan que
lo anima. La alegoría que declara que Shukra lanzó a Vishnu la maldición de
que tenía que nacer siete veces en la
Tierra en castigo de haber matado a su madre (la de Shukra), está llena de
significado filosófico oculto. No se refiere a los Avatâras de Vishnu, toda vez
que estos son nueve -estando el décimo aún por venir-, sino a las Razas de la
Tierra. Venus o Lucifer -también Shukra y Ushanas- el Planeta, es el portador
de luz en nuestra Tierra, tanto en el sentido físico como en el místico. Los
cristianos lo sabían muy bien en los primeros tiempos, puesto que uno de los
primitivos Papas de Roma es conocido como Pontífice con el nombre de Lucifer.
Cada mundo tiene su Estrella madre y su
Planeta hermano. Así, la tierra es el hijo adoptivo y hermano menor de Venus,
pero sus habitantes son de su especie propia... Todos los seres sencientes
completos (hombres septenarios completos o seres superiores) son provistos, en
sus principios, con formas y organismos en completa armonía con la naturaleza y
estado de la Esfera que habitan (29).
Las esferas del Ser, o
centros de Vida, que son núcleos aislados produciendo sus hombres y animales,
son innumerables; no hay una que se parezca a su hermana-compañera ni a otra
alguna en su progenie especial propia.
Todas tienen una doble
naturaleza física y espiritual.
Los nucleolos son
eternos e imperecederos; los núcleos, periódicos y finitos. Los nucleolos
forman parte del absoluto. Son las aberturas de aquella negra e impenetrable
fortaleza por siempre oculta a la vista humana y hasta a la Dhyânica. Los
núcleos son la luz de la eternidad que se escapa de allí.
Esa LUZ es la que se condensa en las formas
de los “Señores del Ser” -de los cuales los primeros y más elevados son,
colectivamente, JîVÂTMÂ, o Pratya gâtma (que en sentido figurado se dice que
sale de Paramâtmâ. Es el Logos de los filósofos griegos, que aparece al
principio de cada nuevo Manvántara). De estos, en escala descendente -formados
de las ondas más y más consolidadas de esta Luz, que se convierte en Materia
densa en nuestro plano objetivo- proceden las numerosas Jerarquías de las
Fuerzas creadoras; algunas informes; otras con su forma propia distintiva;
otras, en fin, más inferiores (Elementales), sin forma alguna propia, pero
asumiendo toda clase de formas con arreglo a las condiciones que les rodean
Así, pues, no hay más
que un solo Upâdhi (Base) Absoluto en el sentido espiritual, del cual, sobre el
cual y en el cual son construidas para fines manvantáricos los básicos centros
innumerables, en que tienen lugar las Evoluciones individuales cíclicas y
universales durante el período activo.
Las Inteligencias
iluminadoras, que animan a estos diversos Centros del Ser, son nombradas
indistintamente por los hombres que habitan más allá de la Gran Línea (31), los
Manus, los Rishis, los Pitris ), los Prajâpati y así sucesivamente; y
Dhyâni-Budhas, los Chohans, Melhas (Dioses del Fuego), Bodhisattvas y
otros, al lado de acá. Los verdaderamente ignorantes los llaman Dioses; los
profanos instruidos, el Dios Uno; y los sabios, los Iniciados, veneran en ellos
tan sólo las manifestaciones manvantáricas de AQUELLO sobre lo que ni nuestros
Creadores (los Dhyân Chohans) ni sus criaturas, pueden jamás discutir ni saber
nada. El ABSOLUTO no se define, y ningún mortal ni inmortal lo ha visto ni
comprendido jamás durante los períodos de Existencia. Lo mutable no puede
conocer lo Inmutable, ni lo que vive puede percibir la Vida Absoluta.
“Por
lo tanto, el hombre no puede conocer Seres más elevados que sus propios
Progenitores”. “Ni debe adorarlos”,
pero sí debe saber cómo ha venido él al mundo.
El
número Siete, la cifra fundamental entre todas las demás en todas las
religiones nacionales, desde la Cosmogonía hasta el hombre, tiene su razón de
ser. Encuéntrase entre los antiguos americanos de un modo tan evidente como
entre los arios y egipcios arcaicos. Este asunto será tratado de lleno en la segunda
parte del volumen IV; pero, mientras tanto, expondremos aquí algunos hechos. Dice el autor de los Sacred Mysteries among the Mayas and the
Quiches, 11.500 years ago :
El
siete parece haber sido el número sagrado por excelencia entre las naciones
civilizadas de la antigüedad. ¿Por qué? Esta pregunta jamás ha sido contestada
satisfactoriamente. Cada pueblo, por separado, ha dado una explicación distinta
con arreglo a las doctrinas peculiares de su religión (exotérica). Que él era
el número de los números para los iniciados en los misterios sagrados, no cabe
la menor duda. Pitágoras... lo llama el “Vehículo de la vida”, conteniendo
cuerpo y alma, puesto que está formado de un cuaternario, esto es, Sabiduría e intelecto, y de una
Trinidad, o acción y materia. El emperador Juliano, en Matrem y en Oratio, se expresa
como sigue: “Si yo tocara a los sagrados misterios de nuestra Iniciación, que
los caldeos baquizaron con respecto al dios
de siete rayos, iluminando el
alma por su medio, diría cosas desconocidas de la plebe, muy desconocidas, pero
bien sabidas por los benditos Teurgistas”.
¿Y
quién que conozca los Purânas, el Libro de los Muertos, el Zend-avesta, los ladrillos asirios y,
finalmente, la Biblia, y haya
observado la constante aparición del número siete en estos anales de pueblos
desde los tiempos más remotos desconocidos entre sí y tan apartados, puede
considerar como coincidencia el hecho siguiente, expuesto por el mismo
explorador de los Misterios antiguos? Hablando de la preponderancia del siete
como número místico, entre los habitantes del “Continente Occidental”, de
América, añade que no es menos notable, pues:
Aparece
con frecuencia en el Popul-Vuh. Lo
encontramos, además, en las siete
familias, que según Sahagun y Clavigero, acompañaron al personaje místico
llamado Votan, el reputado fundador
de la gran ciudad de Nachan , identificada por algunos con Palenque. En las siete cuevas, de donde se dice que
salieron los antecesores de los Nahualts. En las siete ciudades de Cibola, descritas por Coronado y Niza... En las siete Antillas; en los siete héroes que, según se nos dice,
escaparon al Diluvio.
“Héroes”,
por otra parte, cuyo número se encuentra ser el mismo en todas las historias de
los Diluvios (desde los siete Rishis que se salvaron con el Manu Vaivasvata,
hasta el Arca de Noé, en la cual las bestias, las aves y las criaturas fueron
tomadas por “setentas”). Así, pues, consideramos perfectos los números 1, 3, 5,
7, porque son por completo místicos, y tienen parte principalísima en toda la
Cosmogonía y evolución de los Seres vivientes. En la China, el 1, 3, 5 y 7 son
llamados “números celestiales” en el canónico “Libro de las Transformaciones”: Yi King, o transformación dentro de la
“evolución”.
La
explicación de ello se hace evidente cuando se examinan los símbolos antiguos:
todos ellos están basados y provienen de las cifras que se han dado, tomadas
del Manuscrito Arcaico, en el Proemio del volumen I, el símbolo de la evolución y de la caída en
la generación o Materia, se ve en las antiguas esculturas y pinturas mexicanas,
lo mismo que en el Sephiroth kabalístico y en la Tau egipcia. Examínense los
manuscritos mexicanos (Add MSS. Museo
Británico, 9789), y se le verá en un árbol cuyo tronco está cubierto con diez frutos que van a ser cogidos por un
hombre y una mujer que se hallan a cada lado del mismo, mientras que del extremo superior salen dos
ramas horizontales a la derecha y a la izquierda, formando así una perfecta (Tau); además, los extremos de ambas ramas sostienen dos racimos, y un ave -el
ave de la inmortalidad, Âtmâ o el Espíritu Divino- posada entre las dos,
haciendo así el séptimo. Esto
representa la misma idea que el Árbol Sephirothal, diez en junto, pero sin embargo, dejando sólo siete al separarlo de su tríada superior. Estos son los frutos
celestiales, los diez o 10, producidos por las dos semillas invisibles
masculina y femenina, haciendo el número 12,0 el Dodecaedro del Universo. el
sistema místico contiene el el punto central; el 3 o el 5, y el 7 o también el triángulo en el cuadrado y el
punto sintetizador en los dos triángulos entrelazados. (Esto para el mundo de
los arquetipos). El mundo fenomenal culmina y recibe el reflejo de todo, en el
HOMBRE. Por tanto, él es el cuadrado místico -en su aspecto metafísico, la
Tetraktys; y se convierte en el Cubo en el plano creativo. Su símbolo es el
cubo desarrollado, y el 6 convirtiéndose en 7 o la 3
horizontalmente (el femenino) y 4 verticalmente; y éste es el hombre, la meta
de la deidad en la tierra, cuyo cuerpo es la cruz de carne, sobre la cual, por medio de la cual y en la
cual está siempre crucificando y haciendo morir al Logos divino, o su YO
SUPREMO. Todas las Cosmogonías y Filosofías dicen:
El Universo tiene
un Soberano (Soberanos colectivamente) sobre él, que se llama el VERBO (Logos);
el Espíritu constructor es su reino; y los dos son el Primer Poder después del UNO.
Estos
son el Espíritu y la Naturaleza, que entre los dos forman nuestro Universo
Ilusorio. Los dos permanecen inseparables en el Universo de las Ideas mientras él dura, y luego vuelven a
sumergirse en Parabrahman, lo Uno siempre inmutable. “El Espíritu, cuya esencia
es eterna, una y existente por sí misma”, emana una Luz pura etérea -una luz
doble imperceptible para los sentidos elementarios- según los Purânas, la Biblia, el Sepher Yetzirah,
los Himnos griegos y latinos, el Libro de
Hermes, el Libro de los Números
caldeo, el Esoterismo de Lao-Tsé, y todos los demás. En la Kabalah, que explica
el sentido secreto del Génesis, esta
Luz es el HOMBRE-DUAL, o los Ángeles Andróginos (mejor dicho, sin sexo), cuyo
nombre genérico es ADAM KADMON. Ellos son los que completan al hombre, cuya
forma etérea es emanada por otros Seres divinos, bien que mucho más inferiores,
quienes solidifican el cuerpo con barro o “polvo del suelo” -una alegoría
verdaderamente, pero tan científica como cualquier evolución darwinista y más verdadera.
El
autor de Source of Measures dice que
el fundamento de la Kabalah y de todos sus libros místicos se apoya en los diez Sephiroth; lo cual es una verdad
fundamental. Él muestra a estos Diez Sephiroth o los 10 Números, como sigue:
El círculo es la nada; la línea vertical del diámetro es
el UNO primero o primitivo (el Verbo o
Logos), del cual surgen el 2, el 3, y así sucesivamente hasta el 9, límite de
los dígitos. El 10 es la primera Manifestación Divina que contiene todos
los poderes posibles de la expresión exacta de la proporción: el Jod sagrado. Esta Cabbalah nos enseña
que estos Sephiroth eran los números
o emanaciones de la Luz celeste (20612:6561), eran las 10 Palabras, DBRIM,
41224, siendo la luz de la cual emanaban el hombre Celeste, el Adam-KDM (el
144-144); y la Luz, según el Nuevo Testamento (41224) creó a Dios; lo mismo que
en el Antiguo Testamento, Dios (Alhim, 31415) creó la Luz (20612:6561) (41).
Ahora
bien; hay tres clases de Luz en Ocultismo, lo mismo que en la Kabalah:
1º La
luz Abstracta y Absoluta, que es Tinieblas;
2º La Luz de lo
Inmanifestado-Manifestado, llamado por algunos el Logos; y
3º Esta última Luz
reflejada en los Dhyân Chohans, los Logos menores- los Elohim colectivamente-,
quienes, a su vez, la derraman sobre el Universo objetivo. Pero en la Kabalah
-reeditada y cuidadosamente arreglada para ajustarse a las doctrinas cristianas
por los kabalistas del siglo XIII-, las tres Luces se describen como:
1ª La
clara y penetrante, la de Jehovah;
2ª La luz reflejada; y
3ª La luz en lo abstracto.
Esta
Luz, tomada abstractamente (en sentido metafísico o simbólico), es Alhim
(Elohim, Dios), mientras que la Luz clara y penetrante es Jehovah. La luz de
Alhim pertenece al mundo en general, en su totalidad y general plenitud, pero
la luz de Jehovah es la que pertenece a la producción más principal, el hombre,
a quien esta luz penetró e hizo.
El
autor de Source of Measures envía muy
pertinentemente al lector a Ancient Faiths Embodied in Ancient Names, de
Inman, II, 648. Hay allí un grabado de
La
vesica piscis, María, y el emblema
femenino, copiado de un Rosario de la bendita Virgen María, que fue impreso en
Venecia, 1542.
y, por lo tanto, como observa
Inman, “con licencia de la Inquisición, y por consiguiente, ortodoxo”, que
demostrará al lector lo que la Iglesia Latina entendía por este “poder
penetrante de la luz y sus efectos”. ¡Cuán tristemente desnaturalizadas han sido
bajo la interpretación cristiana -aplicadas, como lo han hecho, a los más
groseros conceptos antropomórficos- las ideas más nobles y más grandes, así
como las más exaltadas de la Deidad de la Filosofía Oriental!
Los
Ocultistas en el Oriente llaman a esta Luz Daiviprakriti,
y en Occidente la Luz de Christos. Es
la Luz del LOGOS, el reflejo directo de lo siempre Incognoscible en el plano de
la Manifestaión Universal. Pero he aquí la interpretación de la misma que dan
los cristianos modernos, de la Kabalah. Según declara el autor antes citado:
El
término Elohim-Jehovah se aplica al mundo en general en su totalidad, con su
principal contenido, el hombre. En sus extractos del Sohar, el Rey, Dr. Cassell
(un Kabalista), para probar que la Cabbalah expone la doctrina de la Trinidad,
dice entre otras cosas: “Jehovah es Elohim (Alhim)”... Por tres pasos Dios (Alhim) y Jehovah se convierten en lo mismo, y
aunque separados, cada uno por sí y juntos son del mismo UNO.
Del
mismo modo, Vishnu se convierte en el Sol, el símbolo visible de la Deidad
Impersonal. A Vishnu se le describe como “atravesando las siete regiones del
Universo en tres pasos”. Pero esto,
entre los indos, es una versión exotérica,
una doctrina superficial y una alegoría, mientas que los Kabalistas lo exponen
como el sentido Esotérico y final. Pero, continuando:
Ahora
bien: la Luz, como se ha dicho, es 20612 a 6561, como la enunciación propia de
la relación integral y numérica del diámetro a la circunferencia de un círculo.
Dios (Alhim, esto es, 31415: Uno, una forma modificada de lo anterior) es la
reducción de esto, para obtener la unidad modelo Uno, como base, en general, de todo cálculo y toda medida. Pero
para la producción de la vida animal, y para la especial medida del tiempo, o año lunar, esa influencia, que causa la
concepción y el desarrollo del embrión, los números de la medida de Jehovah (de
la medida del “hombre igual a Jehovah”)
o sea 113 a 355, tienen que ser singularizados.
Pero esta última razón no es sino una forma
modificada de la Luz, o 29612:6561 como un valor
de pi, siendo únicamente una variante de lo mismo (esto es,
20612:6561::31415: uno, y 355:113 = 31415 o Alhim o Dios), y de este modo el
uno puede ser incluído en el otro y derivado del mismo: - estos son los tres
pasos por cuyo medio puede demostrarse la Unidad
y semejanza de los nombres Divinos; esto es, ambos son variaciones de la misma
razón, o sea la de pi. El objeto de
este comentario es mostrar que la misma medida simbólica de la Cabbalah, según
se enseña, se usa en las tres Alianzas de la Biblia y en la Masonería, como ya
se ha dicho.
En
primer término, pues, los Sephiroth se describen como Luz, esto es, ellos mismos son, verdaderamente, una función de
aquélla como manifestación de Ain Soph; y lo son por el hecho de que la Luz representa la razón 20612:6561, como
parte de las “Palabras” DBRIM, o en cuanto a la Palabra, Dabar, 206 (= 10
codos). La “Luz” es una cosa tan
propia de la Cabbalah en la explicación de los Sephiroth, que el libro más
famoso de la Cabbalah es llamado Sohar
o “Luz”. En éste se encuentran expresiones
tales como las siguientes: “El infinito era completamente desconocido y no
difundía luz alguna hasta que el punto luminoso se abrió violentamente camino a
la visión”. Cuando Él asumió primeramente la forma (de la corona o el primer
Sephira), hizo que 9 luces espléndidas emanasen de ella, las cuales, brillando
por su medio, difundieron una luz resplandeciente en todas direcciones” -esto
es, estas 9 más la suya (la cual era el origen, como arriba, de las 9),
constituían juntas el 10, o sea el Diez sagrado (los diez
números o Sephiroth), o Jod - y estos
números eran “la Luz”; lo mismo que
en el Evangelio de San Juan, Dios (Alhim 31415:uno) era aquella luz
(20612:6561) por medio de la cual todas las cosas fueron hechas.
En
el Sepher Yetzirah, o “Número de la
Creación”, se expone en números todo el proceso de la evolución. En sus
“treinta y dos Senderos de Sabiduría”, el número 3 es repetido cuatro veces, y
el número 4 cinco veces. Por tanto, la Sabiduría de Dios está contenida en números
(Sephrim o Sephiroth); pues Sepher (o S-ph-r sin vocales) significa “numerar”;
y por esto, también vemos que Platón afirma que la Deidad “geometriza” al
construir el Universo.
El
libro kabalístico, Sepher Yetzirah,
principia con una declaración de la
sabiduría oculta de Alhim en Sephrim, esto es, los Elohim en los Sephiroth.
En
los treinta y dos senderos, sabiduría oculta estableció Jah, JHVH, Tzabaoth,
Elohi de Israek, Alhim de Vida, El de Gracia y Misericordia -Morador exaltado
elevado de lo alto, y Rey de la Eternidad, y Su nombre- ¡Santo! en Tres
Sephrim, esto es, B-S’ph-r, V-S’ph-r, V-Siph-o-r.
Mr.
Ralston Skinner llega a decir que:
Este
comentario manifiesta la “oculta
sabiduría” del texto original por medio de sabiduría oculta, esto es, por
el uso de palabras que tienen una serie especial de números y una fraseología
particular que exponen el mismo sistema explicatorio que vemos concuerda tan exactamente en la Biblia hebrea... Al
exponer su esquema, el autor, a fin de reforzarlo y de completar su exposición
en un postulado general, esto es, la palabra única Sephrim
(Sephiroth) del Número Jezirah, explica la separación de esta palabra en
otras tres subordinadas, un juego sobre una palabra común, s-ph-r, o número.
El
príncipe Al-Chazari dice al Rabí: “Deseo que ahora me comuniques algunos
de los más importantes principios de la Filosofía
Natural, que, según dices, fueron encontrados en los primeros tiempos por
ellos (los sabios antiguos)”; -a lo cual el Rabí contesta: “A tales principios
pertenece el Número de la Creación de nuestro padre de la raza Abraham” (esto
es, Abram y Abraham, o los números 41234 y 41252). Él entonces dice que este
libro de números trata de enseñar la “Alhim-idad
y la Un-idad por medio de (DBRIM)”,
esto es, los números de la palabra “Palabras”.
O sea, que enseña el uso de la razón 31415: Uno, por medio de 41224, el cual,
en la descripción del Arca de la Alianza, estaba dividido en dos partes por las
dos tablas de piedra en la que estos
DBRIM ó 41224 estaban escritos o grabados - ó 20612 x 2. Hace luego comentarios
sobre el uso subordinado de estas tres palabras, y cuida de que una de ellas
haga el comentario, “y Alhim (31415:
Uno) dijo hágase la Luz (20612:6561)”.
Las
palabras, según están en el texto, son:
.... .....
....
y el Rabí, al comentarlas, dice:
“Enseña la Alhim-idad (31415) y la Un-idad (el diámetro para Alhim) por
medio de palabras (DBRIM = 41224), por las cuales hay de un lado expresión
infinita en creaciones heterogéneas, y de otro una tendencia armónica final
hacia la Un-idad” (lo cual, como es
sabido, es la función matemática del pi
de las cátedras, que mide, pesa y numera las estrellas del cielo, y sin
embargo, las resuelve en la unidad final del Uni-verso), “por medio de
Palabras”. Su acuerdo final se perfecciona en aquella Un-idad que las ordena y que consiste en
esto es, el Rabí, en su primer
comentario, deja el jod o i fuera de una de las palabras, mientras
que después lo vuelve a colocar. Si tomamos los valores de aquellas palabras
subordinadas, vemos que son 340, 340 y 346; estos sumados hacen 1026, y la
división de la palabra general en ellas ha sido para producir estos números,
los cuales, por T’mura, pueden cambiarse de varios modos, para distintos
objetos.
Se
recomienda al lector que vuelva a la Estancia IV del volumen I, sloka 3 y
Comentario, para ver que el 3, 4, (7) y el triple siete, o 1.065, el
número de Jehovah, es el número de los 21 Prajâpati mencionado en el Mahâbhârata, o los tres Sephrim
(palabras en cifras o números). Y esta comparación entre los Poderes Creadores
de la Filosofía Arcaica y el Creador antropomórfico del Judaísmo exotérico (dado que el Esoterismo de los judíos muestra su
identidad con la Doctrina Secreta) conducirá al estudiante a percibir y
descubrir que Jehovah no es, en verdad, sino un Dios “lunar” y de la
“generación”. Es un hecho muy conocido de todo concienzudo estudiante de la
Kabalah, que cuanto más se profundiza en ella, más convencimiento se adquiere
de que, a menos de que la Kabalah -o lo que de ella ha quedado- se lea a la luz
de la Filosofía Esotérica Oriental, su estudio sólo conduce al descubrimiento
de que en las sendas trazadas por el Judaísmo exotérico y el Cristianismo, el
monoteísmo de ambos no es nada más elevado que la antigua Astrolatría,
actualmente vindicada por la Astronomía moderna.
Los kabalistas no cesan nunca
de repetir que la Inteligencia Primaria
no puede ser comprendida jamás. No puede ser comprendida, ni tampoco
localizada, y, por lo tanto, tiene que permanecer innombrable y negativa. De
aquí que el Ain Soph -el “INCOGNOSCIBLE” y el “INNOMBRABLE” -como no podía ser
puesto de manifiesto, fue imaginado como emanando Poderes Manifestadores. Así,
pues, la inteligencia humana sólo puede
tratar de sus Emanaciones. La teología cristiana, por haber rechazado la
doctrina de las Emanaciones y puesto en
su lugar Creaciones conscientes directas de Ángeles y el resto creado de
la nada, se encuentra ahora
embarrancada sin esperanza entre lo Sobrenatural, o Milagroso, y el
Materialismo. Un Dios extra-cósmico
es fatal para la Filosofía; una Deidad intra-cósmica
-esto es, el Espíritu y la Materia inseparablemente unidos-, es una necesidad
filosófica. Sepáreselos, y lo que queda será una superstición grosera bajo una
máscara de emocionalismo. Pero ¿por qué “geometrizar” -como dice Platón-, por
qué representar a estas Emanaciones bajo la forma de una inmensa tabla
aritmética? La cuestión hállase bien contestada por el citado autor, que dice:
Para
que la percepción mental pueda convertirse en percepción física, necesita del
principio cósmico de la Luz; y, por
esto, nuestro círculo mental tiene que hacerse visible por medio de la luz, o,
para su manifestación completa, el círculo tiene que ser el de la visibilidad
física o la luz misma.
Estos
conceptos, así formulados, se convirtieron en los cimientos de la filosofía de
lo Divino manifestándose en el Universo.
Esto
es filosofía. No sucede lo mismo cuando el Rabí dice en Al-Chazari:
Bajo
s’ph-r debe entenderse el cálculo y peso
de los cuerpos creados. Pues el cálculo
por medio del cual tiene que construirse un cuerpo con armonía o simetría, por
el cual su construcción debe ser debidamente proporcionada y ajustada al objeto
designado, consiste, en último término, en número,
extensión, masa, peso; la
relación coordinada de movimientos, luego armonía de la música, tienen que
consistir por completo en el número,
esto es, s’ph-r... Por Sippor (s’phor) deben entenderse las palabras de Alhim
(206-1 de 31415: uno), por las cuales se junta o adapta el plan a la forma de
construcción; por ejemplo, se dijo “Hágase la Luz”. La obra se hizo a medida
que las palabras se pronunciaron,
esto es, a medida que se mostraban los números de la obra.
Esto
es materializar lo espiritual sin escrúpulos. Pero la
Kabalah no ha sido siempre tan bien adaptada a conceptos antropomonoteístas.
Compárese con esto cualquiera de las seis escuelas de la India. Por ejemplo,
Filosofía Sânkhya de Kapila, a menos que, alegóricamente hablando, Purusha
monte en los hombros de Prakriti, esta última permanece irracional, mientras
que el primero queda inactivo sin ella. Por tanto, la Naturaleza (en el hombre)
tiene que ser un compuesto de Espíritu y Materia antes de llegar él a ser lo
que es; y el Espíritu latente en la Materia tiene que ser despertado a la vida
y a la conciencia gradualmente.
La Mónada tiene que pasar por sus formas
mineral, vegetal y animal antes de que la Luz del Logos se manifieste en el
hombre animal. Por tanto, hasta entonces, este último no puede ser considerado
como “hombre”, sino como una Mónada aprisionada en formas siempre variables. La
Evolución, no la Creación, por medio de PALABRAS, se reconoce en la Filosofía del
Oriente, hasta en sus anales exotéricos.
Ex oriente lux. Hasta el nombre
del primer hombre en la Biblia Mosaica tuvo su origen en la India, a pesar de
la negativa del Profesor Max Müller. Los judíos tomaron su Adam de la Caldea; y
Adam-Adami es una palabra compuesta, y, por tanto, un símbolo múltiple, y
prueba los dogmas Ocultos. Éste no es lugar para disquisiciones filológicas;
pero se puede recordar al lector que las palabras Âdi significa en sánscrito el “primero”; en arameo “uno” (Ad-ad, el “uno único”); en asirio,
“Padre”, de donde Ak-ad o
“padre-creador”.
Y una vez que se vea la exactitud de esta afirmaicón, se
hace difícil limitar Adam a la Biblia Mosaica, y ver en él tan sólo un nombre
judío.
Con
frecuencia se nota confusión en los atributos y genealogías de los Dioses en
sus Teogonías, el Alfa y el Omega de los anales de la ciencia simbólica, según
la han dado al mundo los escritores brahmánicos y bíblicos medio iniciados. Sin
embargo, no pudo haber tal confusión de parte de las naciones primitivas, los
descendientes y discípulos de los Instructores Divinos; pues tanto los
atributos como las genealogías estaban inseparablemente ligados con símbolos
cosmogónicos, siendo los “Dioses” la vida y el “principio-alma” animador de las
diferentes regiones del Universo. En ninguna parte y a nadie se permitía que la
especulación pasase más allá de esos
Dioses manifestados. La Unidad sin
límites, infinita, permaneció en todas las naciones como terreno virgen
prohibido, que ningún pensamiento ni especulación inútil holló jamás. La única
referencia que se hacía era la concisa noción de su propiedad diastólica y
sistólica, de su expansión periódica, o dilatación y contracción. En el
Universo, con todas sus incalculables miríadas de Sistemas y Mundos
desapareciendo y reapareciendo en la eternidad, los Poderes antropomórficos, o
Dioses, sus Almas, tienen que desaparecer de la vista con sus Cuerpos. Según
dice nuestro Catecismo:
“El Aliento volviendo al Seno eterno que los
exhala e inhala”.
La
Naturaleza ideal, el espacio Abstracto en el cual todo en el Universo es
misteriosa e invisiblemente engendrado, es el mismo aspecto femenino del poder
procreativo de la Naturaleza, tanto en la Cosmogonía Védica como en todas las
demás. Aditi es Sephira, y la Sophia de los gnósticos, e Isis, la Virgen Madre
de Horus. En todas las Cosmogonías encuéntrase tras la Deidad “Creadora” y más
alta que ella, una Deidad Superior, un Ideador o Arquitecto, de quien el
Creador no es más que el agente ejecutivo. Y todavía más elevado, por encima y alrededor, dentro y fuera, hay
lo Incognoscible y lo Desconocido, la
Fuente y Causa de todas estas Emanaciones.
Así,
pues, es fácil comprender la razón por la cual Adam-Adami se encuentra en la
Escritura caldea, seguramente más antigua que los Libros Mosaicos. En asirio, Ad es el “padre” y en arameo Ad es “uno”, y Ad-ad el “uno único”, mientras que Ak en aasirio es “creador”. Así Ad-am-ad-ad-mon
se convirtió en Adam-Kadmon en la Kabalah (Zohar)
significando el Uno “(Hijo) del Padre divino, o el Creador”, pues las palabras am y om significaban en un
tiempo, en casi todas las lenguas, lo divino,
o la deidad. De este modo Adam-Kadmon
y Adam-Adami llegaron a significar “la primera Emanación del Padre-Madre o la
Naturaleza Divina”, y literalmente, el “primer Uno Divino”. Y fácil es ver que Ad-Argat (o Aster’t la Diosa siria, la
esposa de Ad-on, el Señor Dios de
Siria o el Adonai judío), y Venus, Isis, Ister, Milita, Eva, etc., son
idénticas a la Aditi y Vâch de los hindúes. Todas son las “Madres de todo lo
que vive” y “de los Dioses”. Por otra parte -cósmica y astronómicamente- todos
los Dioses masculinos fueron primeramente “Dioses Soles”; luego,
teológicamente, los “Soles de Rectitud” y los Logos, todos simbolizados por el
Sol.
Todos son Protogonos -Primogénitos- y Microposopos. Para los judíos,
Adam-Kadmon era lo mismo que Athamaz, Tamaz, o el Adonis de los griegos -”el
Uno con, y de su Padre”- convirtiéndose el Padre durante las últimas Razas, en
Helios, el Sol, como Apolo Karneios, por ejemplo, que era el “nacido del
Sol”; Osiris, Ormuzd, y los demás, fueron todos transformados en los tipos aún
más terrestres que más tarde les siguieron, tales como Prometeo, el crucificado
del Monte Kajbee, Hércules y tantos otros Dioses-Soles y Héroes, hasta que
todos ellos llegaron a no tener otro significado mejor que el de símbolos
fálicos.
En
el Zohar se dice:
E
l hombre fue creado por los Sephiroth (también, Elohim-Javeh), y engendraron
por poder común el Adam terrestre.
Por
consiguiente, en el Génesis, los
Elohim dicen: “Mirad, el Hombre ha llegado a ser como uno de nosotros”. Pero en la Cosmogonía Hindú o “Creación”,
Brahmâ-Prajâpati crea a Virâj y a los
Rishis, espiritualmente; por tanto, estos últimos son llamados distintivamente
los “Hijos nacidos de la mente de Brahmâ”; y este modo especificado de engendrar excluye toda idea de
Falicismo, por lo menos en las naciones humanas primitivas. Este ejemplo
demuestra claramente la respectiva espiritualidad
de las dos naciones.
3
DIJO EL SEÑOR DE LA FAZ RESPLANDECIENTE: “YO TE ENVIARÉ UN FUEGO
CUANDO HAYA COMENZADO TU OBRA. ELEVA
TU VOZ A OTROS LOKAS; ACUDE A
TU PADRE, EL SEÑOR DEL LOTO
(a) EN DEMANDA DE SUS HIJOS... TU GENTE
ESTARÁ BAJO EL MANDO DE LOS PADRES. TUS HOMBRES SERÁN MORTALES.
LOS HOMBRES DEL SEÑOR DE LA SABIDURÍA, NO LOS HIJOS DE SOMA,
SON
INMORTALES. CESA EN TUS QUEJAS,
(b) TUS SIETE PIELES ESTÁN AÚN SOBRE
TI...
TÚ NO ESTÁS PREPARADA. TUS HOMBRES NO ESTÁN PREPARADOS”
a)
Kumuda-Pati es la Luna, la madre de la Tierra, en su región de Somaloka. Aun
cuando los Pitris, o Padres, son Hijos de los Dioses, además Hijos de Brahmâ y
hasta Rishis, son ellos generalmente conocidos como los Antecesores Lunares.
b) Pitri-Pati es el Señor o Rey de los Pitris,
Yama, el Dios de la Muerte y el Juez de los Mortales. Los hombres de Budha,
Mercurio, son metafóricamente “inmortales” por su Sabiduría. Tal es la creencia
común entre los que sustentan la opinión de que todas las estrellas o planetas
están habitados; y hay hombres de ciencia, C. Flammarión entre otros, que creen
en esto fervientemente, fundándose tanto en datos lógicos como en astronómicos.
Siendo la Luna un cuerpo inferior, aun respecto de la Tierra, sin hablar de
otros planetas, los hombres terrestres producidos por sus Hijos (los Hombres
Lunares o los Antecesores), de su corteza o cuerpo, no pueden ser inmortales.
No pueden ellos llegar a ser hombres verdaderos, conscientes e inteligentes a
menos de ser “acabados”, por decirlo así, por otros creadores. Así, en la
leyenda Purânica, el hijo de la Luna (Soma) es Budha (Mercurio), el inteligente
y el sabio, porque es el linaje de Soma, el Regente de la Luna (in)visible, no
de Indo, la Luna física. Así, pues, Mercurio es el hermano mayor de la Tierra,
metafóricamente, su medio hermano, por decirlo así, el linaje del Espíritu,
mientras que la Tierra es la progenie del Cuerpo.
Estas alegorías tienen un
sentido más profundo y más científico, astronómica y geológicamente, que el que
quieren admitir nuestros físicos modernos. Todo el ciclo de la primera “Guerra
en los Cielos”, el Târakâ-maya, está tan lleno de verdades filosóficas como
cosmogénicas y astronómicas. Puede uno encontrar en ellas la biografía de todos
los planetas, por la historia de sus Dioses y Regentes. Ushanas (Shukra o Venus),
el íntimo amigo de Soma y el enemigo de Brihaspati (Júpiter), el “Instructor de
los Dioses”, cuya esposa Târâ, o Târakâ, había sido robada por la Luna, Soma
-”de quien tuvo a Budha”- tomó también una parte activa en esta guerra contra
los “Dioses”, e inmediatamente fue rebajado a una Deidad Demonio (Asura), y así
permanece hasta hoy.
Aquí
la palabra “hombres” se refiere a los hombres Celestes, o lo que llaman en la
India los Pitaras o Pitris, los Padres, los Progenitores de los hombres. Esto
no aparta la aparente dificultad, en opinión de las hipótesis modernas, de la
enseñanza que muestra a estos Progenitores o Antecesores creando a los primeros
Adanes humanos de sus costados, como sombras astrales. Y aun cuando es ello una
mejora sobre la costilla de Adam, sin embargo, no dejarán de presentarse
dificultades geológicas y climáticas. Tel es, sin embargo, la enseñanza del
Ocultismo.
c) El organismo del hombre se adaptó en cada
raza a todo lo que le rodeaba. La primera Raza-Raíz fue tan etérea como la
muestra es material. La progenie de los Siete Creadores, que desenvolvieron los
Siete Adanes Primordiales, no necesitaba, seguramente, gases purificados
para respirar y vivir. Por tanto, por mucho que proclamen los devotos de la
Ciencia Moderna la imposibilidad de esta doctrina, el Ocultismo sostiene que
tal fue el caso evos de años antes de
la evolución de los lemures, los primeros hombres físicos, que tuvo lugar hace
18.000.000 de años.
La
Escritura Arcaica enseña que al principio de cada Kalpa local, o Ronda, la
Tierra vuelve a nacer, y la evolución preliminar se describe en uno de los Libros de Dzyan, y en sus Comentarios
como sigue:
“Así como el Jiva
humano (la Mónada) al pasar a una nueva matriz, se vuelve a cubrir con el otro
cuerpo, asimismo sucede con el Jiva de la Tierra; obtiene él una cubierta más
perfecta y sólida a cada Ronda después de volver a surgir una vez más de la matriz
del espacio a la objetividad”.
Este
procedimiento, por supuesto, se halla acompañado por los dolores del nuevo
nacimiento, o convulsiones geológicas.
La
única referencia a este punto se encuentra en un versículo del volumen del Libro de
Dzyan que tenemos a la vista, en donde se lee:
4
DESPUÉS DE GRANDES SUFRIMIENTOS DESECHÓ ELLA (60) SUS TRES PIELES
VIEJAS,
SE PUSO LAS SIETE PIELES NUEVAS, Y AFIRMÓSE
EN LA PRIMERA.
Esto
se refiere al progreso de la Tierra, pues que en la Estancia que trata de la
Primera Ronda, se dice en el Comentario:
“Después que la Naturaleza sin cambios
(Avikâra) inmutable (la Esencia Sadaikarûpa) hubo despertado y se hubo alterado
(diferenciado) en (un estado de) causalidad (Avyakta), y de causa (Kârana) se
hubo convertido en su propio efecto discreto (Vyakta), de invisible se
convirtió en visible. Lo más pequeño de lo pequeño (el más atómico de los
átomos o anîyânsan anîyasâm) se convirtió en uno de los muchos (Ekânekarûpa); y
al producir el Universo produjo también el cuarto Loka (nuestra Tierra) en la
guirnalda de los siete lotos. El Achyuta se convirtió entonces en Chyuta”.
Se dice que la
Tierra desechó “sus tres viejas”
Pieles, porque esto se refiere a las tres Rondas precedentes, por las que había
ya pasado; siendo la presente la cuarta Ronda de las siete. Al principio de
cada nueva Ronda, después de un período de “obscuración”, la Tierra, como
también lo hacen las otras seis “Tieras”, desecha o se supone que desecha sus
Pieles viejas como lo hace la serpiente; y, por tanto, es llamada en el Aitareya-Bâhmana el Sarpa-Râjni, la
“Reina de las Serpientes”, y “la madre de todo lo que se mueve”. Las “Siete
Pieles”, en la primera de las cuales se afirma entonces, se refieren a los
siete cambios geológicos que acompañan y corresponden a la evolución de las
Siete Razas-Raíces de la Humanidad.
La
Estancia II, que habla de esta Ronda, principia con algunas palabras de
información respecto de la edad de nuestra Tierra. La cronología se dará
oportunamente. En el Comentario añadido a la Estancia se mencionan dos
personajes, Nârada y Asuramaya, especialmente este último. Todos los cálculos
se atribuyen a esta celebridad arcaica; y lo que sigue hará conocer
superficialmente al lector algo de estas figuras.
H.P Blavatsky D.S T III
H.P Blavatsky D.S T III
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