En Gnostics
and their Remains, de King, se nos hace presente que la lengua griega sólo
tenía una palabra para decir vocal y voz. Esto ha sido causa de muchas
interpretaciones erróneas, en los no iniciados. Sin embargo, con el solo
conocimiento de este hecho bien sabido, puede intentarse una comparación, e
inundar de luz varios significados místicos. Así, las palabras, usadas con
tanta frecuencia en los Upanishads y
los Purânas, “Sonido” y “Lenguaje”
pueden confrontarse con las “Vocales” gnósticas y las “Voces” de los Truenos y
Ángeles del Apocalipsis. Lo mismo se
verá en Pistis Sophia y otros
fragmentos y manuscritos antiguos. Esto fue notado hasta por el autor mismo de
la obra arriba mencionada.
Por Hipólito, un
primitivo Padre de la Iglesia, sabemos lo que Marcos -un pitagórico más bien
que gnóstico cristiano, y seguramente kabalista- había recibido en revelación
mística. Se dice que a Marcos le fue revelado que:
Los siete cielos... emitieron cada uno una vocal, todas las
cuales, combinadas juntas, formaban un solo concepto, “cuyo sonido al descender (de estos siete
cielos) a la tierra, se convierten en el creador y padre de todas las cosas que
existen en ella”.
Lo cual traducido de la
fraseología Oculta al lenguaje vulgar, diría: El Logos Séptuple, habiéndose
diferenciado en siete Logos o Potencias Creadoras (Vocales), éstas (el Segundo
Logos o “Sonido”) crearon todo en la tierra.
Seguramente que el que
conozca la literatura gnóstica no podrá por menos de ver en el Apocalipsis
de San Juan una obra de la misma escuela de pensamiento, pues vemos a Juan que
dice:
Siete truenos emitieron
sus voces... (y) yo iba a escribir... (pero) oí una voz del cielo que me decía:
Sella esas cosas que dijeron los siete truenos y no las escribas .
El mismo mandato recibió
Marcos, y el mismo también todos los completamente
Iniciados, y semi-iniciados. La
igualdad misma de las expresiones usadas y de las ideas que bajo ellas se
ocultan, revelan siempre una parte de los Misterios.
Debemos siempre buscar más
de un sentido en todo misterio revelado alegóricamente, sobre todo en aquellos
en que aparecen el número siete y su múltiplo siete por siete, o cuarenta y
nueve. Ahora bien; cuando en Pistis
Sophia los discípulos del Rabino Jesús le suplicaron que les revelase los
“Misterios de la Luz de su Padre” -esto es, del Yo Superior iluminado por la
Iniciación y el Conocimiento Divino-, Jesús contesta:
¿Buscáis estos
misterios? No hay misterios más excelentes que ellos; los cuales conducirán
nuestras almas a la Luz de las Luces, al lugar de la Verdad y del Bien, al
sitio donde no existe varón ni hembra, ni forma en ese lugar sino Luz,
imperecedera, impronunciable. Nada hay, por tanto, más excelente que los
misterios que buscáis, exceptuando sólo
el misterio de las siete Vocales, y sus cuarenta y nueve Poderes, y los números de los mismos. Y ningún hombre
es más excelente que todas estas (Vocales).
Según dice el
Comentario hablando de los “Fuegos”:
Los Siete Padres y los Cuarenta y
nueve Hijos resplandecen en las TINIEBLAS, pues ellos son la VIDA y la
LUZ, y la continuación de éstas durante
la Gran Edad.
Ahora bien; es evidente
que, en toda interpretación esotérica de creencias exotéricas expresadas en
formas alegóricas, se entraña la misma idea - el número fundamental siete, el compuesto de tres y cuatro, precedido por el TRES divino (.....) constituyendo el
número perfecto diez.
Estos números se aplican igualmente a
divisiones del tiempo, a cosmografía metafísica y física, así como al hombre y
a todo lo demás en la Naturaleza visible. De modo que estas Siete Vocales con sus cuarenta y nueve Poderes, son idénticas
a los Tres y Siete Fuegos de los
indos y cuarenta y nueve Fuegos; idénticas a los misterios numéricos del
Simorgh persa; idénticas a las de los kabalistas judíos. Estos últimos
empequeñeciendo los números (una manera suya de poner velos) reducían el tiempo de cada Renovación sucesiva, o lo que llamamos Ronda en lenguaje esotérico,
a 1.000 años solamente, o sean 7.000 para las siete Renovaciones del Globo, en
lugar de lo que, como es más probable, 7.000.000.000; y asignaban a la duración total del Universo, tan sólo 49.000
años (5).
Ahora bien; la Doctrina
Secreta proporciona una clave que nos revela, sobre el indisputable fundamento
de la analogía comparada, que Garuda, el monstruoso semihombre y semiave
alegórico -el Vâhana o vehículo en que Vishnu, como Kâla o el “Tiempo” se dice
que montaba-, es el origen de todas estas alegorías.
Es el Fénix indo, emblema
del tiempo cíclico y periódico, el “Hombre-león” (Sinha), de cuyas
representaciones están tan llenas las llamadas joyas gnósticas.
Sobre los siete rayos
de la corona del león, y correspondiendo a sus puntos, están las siete vocales
del alfabeto griego, AEHIOTO, que son testimonio de los Siete Cielos.
Éste es el León Solar y
el emblema del Ciclo Solar, como Garuda es el del Gran Ciclo, el Mahâ
Kalpa, coeterno con Vishnu, y también, por supuesto, emblema del Sol y del
Ciclo Solar. Esto se demuestra por los detalles de la alegoría Garuda, cuando
nació a causa de su “deslumbrante
esplendor”, es tomado por Agni, el Dios del
Fuego, siendo por esto llamado Gaganeshvara, “Señor del Firmamento”. Su
representación como Osiris en las joyas Abraxas (gnósticas), y las muchas
cabezas de monstruos alegóricos, con cabeza y pico de águila o de halcón -ambas
aves solares- denotan el carácter solar y cíclico de Garuda. Su hijo es Jatâyu,
el ciclo de 60.000 años. Según observa muy bien C. W. King:
Cualquiera que sea su
significado primitivo (el de la joya con el león solar y las vocales) fue
probablemente importado en su forma presente de la India (esa verdadera fuente
principal de la iconografía gnóstica).
Los misterios de las
siete Vocales gnósticas, pronunciadas por los Truenos de San Juan, sólo pueden
descifrarse por el Ocultismo primitivo y original del Aryâvarta, traído a la
India por los primeros brahmanes, que habían sido iniciados en el Asia Central. Y éste es el Ocultismo que
estudiamos y tratamos de explicar, en cuanto nos es posible, en estas páginas.
Nuestra doctrina de las siete Razas y siete Rondas de vida y evolución
alrededor de nuestra Cadena Terrestre de Esferas puede verse hasta en el Apocalipsis. Cuando los siete
“Truenos”, o “Sonidos”, o “Vocales” -un significado de entre los siete, pues
cada una de tales vocales se relaciona directamente con nuestra Tierra y sus
siete Razas-Raíces de cada Ronda- “hubieron emitido sus voces”, pero
prohibiendo al Vidente el escribirlas, y haciéndole “sellar aquellas cosas”,
¿qué hizo el Ángel “que está en el mar y en la tierra?”
Levantó su mano al
cielo, y juró por aquél que vive para siempre jamás...; que no existiría más el
tiempo; sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando ésta empiece a
sonar, el misterio de Dios (del Ciclo) concluirá.
Esto significa, en
fraseología teosófica, que cuando termine la Séptima Ronda, entonces cesará el
Tiempo. “El tiempo no existirá más” - muy naturalmente, puesto que vendrá el
Pralaya y nadie quedará en la Tierra que lleve la división del tiempo, durante
esa disolución periódica y suspensión de la vida consciente.
El doctor Kenealy y
otros creían que los cálculos de los números cíclicos siete y cuarenta y nueve
fueron traídos por los Rabinos de Caldea.
Esto es más que probable. Pero los
babilonios, que poseían todos esos ciclos y los enseñaban solamente en sus
grandes misterios iniciadores de Magia astrológica, obtuvieron su sabiduría y
conocimiento de la India. Por tanto, no es difícil reconocer en ellos a nuestra
propia Doctrina Esotérica. En sus cómputos secretos, los japoneses tienen las
mismas cifras en sus ciclos. En cuanto a los brahmanes, sus Purânas y Upanishads son
buena prueba de ello. Los últimos han pasado por completo a la literatura
gnóstica; y un brahman sólo necesita leer Pistis
Sophia (12) para reconocer la propiedad de sus antepasados, hasta en la
misma fraseología y símiles empleados. Comparemos. En Pistis Sophia los discípulos dicen a Jesús:
Rabino revélanos los
misterios de la Luz (esto es, el “Fuego del Conocimiento o Iluminación”)... por
cuanto te hemos oído decir que hay otro bautismo de humo, y otro bautismo del Espíritu de la Luz Santa ( esto es, el
Espíritu del Fuego).
Según dice Juan de
Jesús:
Yo te bautizo
verdaderamente con agua...; pero... él te bautizará con el Espíritu Santo y con
fuego (Mateo, III, 11).
La significación
verdadera de esta frase es muy profunda. Significa que Juan, asceta no
iniciado, no puede comunicar a sus discípulos una sabiduría mayor que la de los
Misterios relacionados con el plano de la Materia, cuyo símbolo es el Agua. Su
gnosis era la del dogma exotérico y ritual, la de la ortodoxia de la letra
muerta (14); al paso que la sabiduría que Jesús, Iniciado en los Misterios
Superiores, les revelaría, era de un
carácter más elevado, pues era la del “Fuego” de la Sabiduría de la
verdadera Gnosis o Iluminación Espiritual real.
La una era el Fuego, la otra el Humo. Para Moisés, el Fuego en el Monte Sinaí y la Sabiduría Espiritual; para las
multitudes del “pueblo” que estaba abajo, para el profano, el Humo del Monte
Sinaí, esto es, la corteza exotérica del
ritualismo ortodoxo o sectario.
Ahora bien; teniendo en
cuenta presente lo expuesto, léase el diálogo entre los sabios Nârada y
Devamata en el Anugîtâ (15), episodio
del Mahâbhârata, cuya antigüedad e
importancia pueden verse en los Libros
Sagrados del Oriente, editados por el profesor Max Müller. Nârada
discurre sobre los “soplos” de los “aires vitales”, según llaman en las toscas
traducciones a tales palabras como Prâna, Apâna, etc., cuyo total significado y
aplicación a las funciones individuales, apenas pueden traducirse al inglés.
Dice él de esta ciencia que:
Enseña el Veda que el fuego es, verdaderamente, todas las deidades, y el conocimiento (de
él) se encuentra entre los brahmanes, acompañado de la inteligencia.
Por “fuego -dice el comentador- él quiere
significar el Yo. Por “inteligencia” -dice el Ocultista- Nârada no quería
significar ni la “discusión” ni la “argumentación”, según cree Arjuna Mishra,
sino la “inteligencia”, verdaderamente, o la adaptación del Fuego de la Sabiduría al ritualismo exotérico, para el profano. Ésta es la
principal empresa de los brahmanes, que fueron los primeros en dar el ejemplo a
otras naciones, las que de este modo antropomorfizaron e hicieron carne a las
verdades metafísicas más grandes. Nârada muestra esto plenamente, y dice:
El humo de ese (fuego) que es de gloria excelente (aparece) en forma
de ... tinieblas (efectivamente); (sus) cenizas... (son) las pasiones; y ... la
bondad es aquello, en relación con él, en que se deposita la ofrenda.
Es decir, aquella
facultad del discípulo que percibe la verdad sutil (la llama) que se escapa
hacia el cielo, mientras que el sacrificio objetivo queda como prueba y testimonio de piedad, sólo para el profano. Pues ¿qué otra cosa quiere decir
Nârada con lo que sigue:
Los
que comprenden el sacrificio comprenden el Samâna y el Vyâna como la principal (ofrenda).
El Prâma y el Apâna
son partes de la ofrenda... y entre ellos está el fuego. Éste es el asiento excelente del Udâna, según lo entienden
los brahmanes. En cuanto a lo que es distinto de estos pares, he aquí lo que
digo: El día y la noche son un par, entre ellos está el fuego... Lo que existe y lo que no existe son un
par, entre ellos está el fuego...
Y a cada contraste de
estos, añade Nârada:
Ese es el asiento
excelente de Udâna, como comprendido por los brahmanes.
Ahora bien; mucha gente
no conoce todo el significado de la afirmación de que Samâna y Vyâna, Prâna y
Apâna - que se dice son “aires vitales”, pero que nosotros decimos son
principios con sus respectivas facultades y sentidos - son entregados a Udâna,
el soi-dissant “aire vital”
principal, (?) que se dice que actúa en todas las coyunturas. Así, el lector
que ignora que la palabra “Fuego” en estas alegorías significa a la vez el
“Yo” y el Conocimiento Divino superior,
no comprenderá nada en esto, y se le escapará por completo el sentido de
nuestro argumento, así como el traductor y hasta el editor, el gran
sanscritista de Oxford, Max Müller, no comprendieron el verdadero significado
de las palabras de Nârada. Exotéricamente, esta enumeración de los “aires
vitales” tiene, por supuesto, aproximadamente,
el significado que se le atribuye en las notas, a saber:
El
sentido parece que es el siguiente: El curso de la vida en el mundo es debido a
las operaciones de los aires vitales unidos al yo y conducen a sus
manifestaciones como almas individuales (?). De estos, El Samâna y el Vyâna son
dominados y refrenados por Prâna y Apâna... Los dos últimos son refrenados y
dirigidos por el Udâna, el que de este modo domina a todos. Y el dominio de
éste, que es el dominio de todos los cinco... conduce al yo supremo.
Lo anterior se da como
una explicación del texto, que registra las palabras del brahman, que refiere
cómo alcanzó la última Sabiduría del Yogismo, y por tanto, la Omnisciencia. Al
decir que había “percibido por medio del yo la sede que se halla en el yo”, donde mora el Brâhman libre de todo; y al explicar que ese principio
indestructible estaba completamente fuera
de la percepción de los sentidos -esto es, de los cinco “aires vitales”
-añade él que:
En medio de todos estos
(aires vitales) que discurren por el cuerpo y se absorben los unos a los otros,
arde el séptuple fuego Vaishvânara.
Este “Fuego”, según el
comentario de Nilakantha, es idéntico al “Yo”, el YO supremo, que es la
aspiración del asceta; siendo Vaishvânara una palabra que se usa muchas veces
en lugar del Yo. Luego el brahman prosigue enumerando lo que significa la
palabra “séptuple”, y dice:
La nariz (o el olfato),
y la lengua (el gusto), y el ojo, y la piel, y el oído como el quinto, la
mente, y el entendimiento, son las siete lenguas de la llama de Vaishvânara . Éstas son las siete (clases de) combustible para mí... Estos son
los siete grandes sacerdotes oficiantes .
Estos siete sacerdotes
los admite Arjuna Mishra en el sentido de significar “el alma diferenciada como
otras tantas (almas o principios) con referencia a estos varios poderes”, y
finalmente, el traductor parece aceptar la explicación, y a pesar suyo admite
que “pueden significar” esto; aunque, por su parte, cree que el sentido es:
Los poderes de oír,
etc. (los sentidos físicos, en una palabra), presididos por las diversas
deidades.
Pero sea el que quiera
el significado, bien en la interpretación científica o en la ortodoxa, este
pasaje de la pág. 259 explica los asertos de Nârada de la página 276 , y los
muestra refiriéndose a los métodos exotérico y esotérico y confrontándolos.
Así
el Samâna y el Vyâna, aunque sujetos al Prâna y al Apâna, todos cuatro dependiendo de Udâna cuando se
trata de la adquisición del Prânâyâma (del Hatha Yogi, principalmente, o forma
inferior de Yoga) se mencionan, sin embargo, como la ofrenda principal; pues,
como con razón arguye K. Trimbak Telang, sus “operaciones son prácticamente más
importantes para la vitalidad”; esto es, son las más groseras, y se ofrecen en
el sacrificio, a fin de que desaparezcan, por decirlo así, en la cualidad de
obscuridad de aquel fuego, o sea su HUMO - forma de ritual meramente exotérica.
Pero Prâna y Apâna, aunque se presentan como subordinados (a causa de ser menos
groseros o más purificados), tienen el FUEGO entre los dos; el Yo y el
Conocimiento Secreto poseído por ese Yo. Esto en cuanto al bien y al mal, y
para “lo que existe y lo que no existe”; todos estos “pares” tienen el
Fuego entre ellos, esto es, el Conocimiento Esotérico, la Sabiduría del YO
Divino. Que los que se encuentren satisfechos con el Humo del Fuego permanezcan donde están, esto es, dentro de la
obscuridad egipcia de las ficciones teológicas e interpretaciones de la letra
muerta.
Lo
que acabamos de exponer se ha escrito solamente para los estudiantes
occidentales de Ocultismo y Teosofía. La escritora no intenta explicar estas
cosas ni a los indos, que tienen sus Gurus; ni a los orientalistas, que creen
saber más que todos los Gurus y Rishis juntos, pasados y presentes. Estas citas
y ejemplos, algún tanto extensos, son necesarios, aunque no sea más que para
indicar al estudiante las obras que tiene que consultar, a fin de instruirse y
beneficiarse, comparando. Que lea Pistis
Sophia a la luz del Bhagavad Gitâ,
del Anugîtâ y otras; y entonces verá
claro en la declaración hecha por Jesús en el Evangelio gnóstico,
desapareciendo en el acto los “velos” de la letra muerta. Léase lo que sigue y
compárese con la explicación que se acaba de dar de las Escrituras indas.
Y ningún Nombre es más
excelente que todos estos, un Nombre en el cual están contenidos todos los
Nombres, y todas las Luces, y todos los (cuarenta y nueve) Poderes. Sabiendo
este Nombre, si un hombre deja este cuerpo de materia, ningún humo (esto es, ninguna ficción
teológica) , ninguna obscuridad, ningún Poder, ni Gobernante de la Esfera
(ningún Genio personal o Espíritu Planetario llamado Dios) del Destino (Karma)...
podrá retener al Alma que conoce ese Nombre... Si él pronuncia este Nombre ante
el fuego..., la obscuridad huirá... Y si pronuncia este nombre ante... todos
sus Poderes, más aún, hasta ante Barbelo , y el Dios Invisible, y los
Dioses tres veces poderosos, tan pronto como haya pronunciado ese nombre en
aquellos sitios, todos serán lanzados unos sobre otros, de manera que podrán
fundirse y perecer, y gritarán: ¡Oh Luz de toda luz, existente en las luces sin
límites, acuérdate también de nosotros y purifícanos! .
Fácil es ver lo que son
esta Luz y este Nombre: la Luz de la Iniciación y el nombre del “Yo-Fuego”, que
no es ningún nombre, ni acción, sino un Poder Espiritual Siemprevivo, más
elevado aún que el verdadero “Dios Invisible”, pues este Poder es ÉL MISMO.
Pero si el hábil y
sabio autor de Gnostics and their Remains
no ha concedido mucho al espíritu de alegoría y misticismo en los fragmentos
traducidos de Pistis Sophia y citados
por él en la mencionada obra, otros orientalistas lo han hecho mucho peor. No
teniendo ni su percepción intuitiva del origen indo de la Sabiduría gnóstica, y
menos aún del significado de sus “joyas”, la mayor parte de ellos, principiando
por Wilson y concluyendo por el dogmático Weber, han cometido los disparates
más extraordinarios respecto a casi todos los símbolos. Sir M. Monier Williams
y otros muestran el más decidido desdén hacia los “Buddihistas Esotéricos”,
como son llamados ahora los Teósofos; y sin embargo, ningún estudiante de
Filosofía Oculta ha confundido nunca un ciclo con un personaje vivo y viceversa, como sucede muchas veces con
nuestros modernos orientalistas. Uno o dos ejemplares pueden ilustrar nuestro
aserto más gráficamente.
Tomemos el más conocido. En el Râmâyana, Garuda es llamado “el tío materno de los 60.000
hijos de Sagara”; y Amshumat, nieto de Sagara, “el sobrino de los 60.000 tíos”,
que fueron reducidos a cenizas por la mirada de Kapila - el Purushottama, o
Espíritu Infinito, que hizo desaparecer el caballo que Sagara guardaba para el
sacrificio del Ashvamedha. Además, el hijo de Garuda (31) -Garuda mismo siendo
el Mahâ Kalpa o Gran Ciclo- Jatâyu, rey de la tribu alada (en el momento de ser
muerto por Râvana que se lleva consigo a Sitâ), dice, hablando de sí mismo:
“¡hace 60.000 años que nací, oh, rey!”; después de lo cual, volviendo la espalda al sol, muere.
Jatâyu es, por
supuesto, el ciclo de 60.000 años dentro del Gran Ciclo de Garuda; de aquí que
se le represente, ad libitum, como su
hijo o como su sobrino, pues todo el sentido se
funda en que se le coloque en la línea de los descendientes de Garuda.
Por otra parte, también, está Diti, madre de los Maruts, cuya descendencia y
progenie pertenecían a la posteridad del Hiranyâksha, “cuyo número era 77
crores (o 770 millones) de hombres”, según el Padma Purâna. Todas estas narraciones se declara que son
“ficciones sin sentido” y absurdos. Pero la verdad es hija del tiempo, y el tiempo
dirá.
Mientras tanto, ¿qué
cosa más fácil que el tratar, por lo menos, de comprobar la cronología
Puránica? Hay muchos Kapilas; pero el Kapila que mató a la progenie del rey
Sagara -consistente en 60.000 hombres- fue indudablemente el Kapila fundador de
la filosofía Sânkhya, puesto que así lo declaran los Purânas; aunque uno de ellos niega en redondo la imputación, sin
explicar su sentido esotérico. El Bhâgavata
Purâna dice que:
No es verdad lo que se
dice de que los hijos del rey fueron abrasados por la ira del sabio. ¿Pues cómo
la cualidad de las tinieblas, producto de la cólera, puede existir en un Sabio
cuyo cuerpo era la bondad y que purificó el mundo -como si dijéramos, el polvo
de la tierra atribuido al cielo? ¿Cómo podía la perturbación mental atacar a
este sabio, identificado con el Espíritu Supremo, que ha gobernado aquí (en la
tierra) la sólida nave de (la filosofía) Sânkhya, con la ayuda de la cual, el
que desea obtener la liberación cruza el temido océano de la existencia, ese
sendero de la muerte?.
El Purâna tiene el deber de hablar así. Tiene él un dogma que
promulgar y tiene que exponer con prudencia - para guardar todo secreto
respecto de las verdades místicas divinas,
que durante edades sin cuento sólo se han divulgado en la Iniciación. Por
tanto, no es en los Purânas donde
debemos buscar una explicación del misterio relacionado con los diversos
estados trascendentales del ser. Que la narración es una alegoría, lo demuestra
ella misma: los 60.000 “hijos” brutales, viciosos e impíos, son la
personificación de las pasiones humanas
que “una simple mirada del Sabio” -el Yo que representa el mayor estado de
pureza que puede alcanzarse sobre la tierra- reduce a cenizas. Pero tiene ello
también otros significados, cíclicos y cronológicos, tal el de un método de
marcar las épocas en que florecieron ciertos Sabios, que se ve también en otros
Purânas.
Ahora bien; se ha
comprobado, tanto como puede serlo una tradición, que fue en Hardwar, o
Gangâdvâra, la “puerta del Ganges”, al pie de los Himalayas, donde Kapila
permaneció en meditación durante años. No lejos de la cordillera Sewalik, el
paso de Hardwar es llamado hasta hoy “el Paso de Kapila”, y el lugar es llamado
también por los ascetas “Kapilasthen”. Allí es donde el Ganges, Gangâ,
surgiendo de su montañosa garganta, principia su curso por las calurosas
llanuras de la India; y se ha confirmado claramente, por la investigación
geológica, que la tradición que pretende que el Océano bañaba la base de los
Himalayas en remotas edades, no está del todo desprovista de fundamento, pues aún quedan diversos
vestigios de ello.
La Filosofía Sânkhya
pudo haber sido traída y enseñada por
el primer Kapila, y tan sólo escrita
por el último.
Ahora bien; Sagara es,
hasta hoy en la India, el nombre del Océano, y especialmente de la Bahía de
Bengala, en la desembocadura del Ganges . ¿Han calculado alguna vez los
geólogos el número de milenios que ha necesitado el mar para retirarse a la
distancia a que está ahora de Hardwar, que se alza actualmente a 1.024 pies
sobre su nivel? Si lo hubiesen hecho, esos orientalistas que muestran a Kapila
floreciendo desde el siglo I al IX después de Cristo, podrían cambiar de
opinión, aunque sólo fuera por una de las dos buenas razones siguientes: Primeramente,
el verdadero número de años transcurridos desde los días de Kapila, se
encuentra, sin ningún género de duda, en los Purânas, aun cuando los traductores no puedan verlo; y, en segundo
lugar, el Kapila del Satya Yuga y el del Kali Yuga pueden ser una misma
INDIVIDUALIDAD, sin ser la misma PERSONALIDAD.
Por otra parte, Kapila,
a la vez que es el nombre de un personaje, del Sabio que existió en un tiempo y
fue el autor de la Filosofía Sânkhya, es
también el nombre genérico de los Kumâras, los Ascetas y Vírgenes celestes; por
tanto, el hecho mismo de llamar el Bhâgavata
Purâna a eso Kapila, -cuando precisamente acababa de mostrarlo como una
parte de Vishnu- el autor de la Filosofía Sânkhya, debió haber advertido al
lector la existencia de un “velo” ocultando un significado esotérico.
Que fuese
hijo de Vitatha, como dice el Harivamsha,
o de otro caulquiera, el autor de la Sânkhya no puede ser el mismo que el Sabio
del Satya Yuga, al principio mismo del Manvántara, cuando se muestra Vishnu bajo la
forma de Kapila, “comunicando a todos los seres la verdadera Sabiduría”;
pues esto se refiere al período primordial, cuando los “Hijos de Dios”
enseñaron a los hombres recién creados las artes y ciencias, que desde entonces
han sido cultivadas y preservadas en los santuarios por los Iniciados. Hay
varios Kapilas muy conocidos en los Purânas.
Primeramente el Sabio primitivo, luego Kapila uno de los tres Kumâras
“secretos”, y Kapila, hijo de Kashyapa y de Kadrû- “serpiente de muchas
cabezas” - además de Kapila, gran Sabio y Filósofo de Kali Yuga. Siendo
este último un Iniciado, una “Serpiente de Sabiduría”, un Nâga, fue mezclado de
intento con los Kapilas de las edades precedentes.
H.P Blavatsky D.S T IV
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