CAPITULO 2
LAS DIFERENCIAS
¿En que consiste la perfección de un Universo? Tomemos la idea
Universo y preguntémosnos lo que entendemos por esta palabra. Llegamos a
definirlo así: es un número inmenso de objetos separados trabajando en conjunto
con más o menos armonía. La variedad es la nota "tónica" del
universo, e igualmente la unidad es la del No - Manifestado, del No Condicional,
del Único que no tiene igual.
La Diversidad es la "tónica" de lo
manifestado y condicional, es el resultado de la voluntad de multiplicar.
Cuando un Universo debe comenzar a existir se dice, que la Causa Primera,
Eterna, Inconcebible, Imposible de discernir y Sutil, hace radiar su luz hacia
fuera en virtud de su propia Voluntad.
Lo que esta radiación significa para
Ella misma, nadie se atrevería a conjeturarlo; pero lo que significa, estudiada
en la fase que nos presenta, podemos concebirlo hasta cierto punto. Ishvara
aparece. Pero al aparecer, Él se muestra envuelto con el velo de Máya. Tales
son los dos aspectos del Supremo Manifestado.
Muchas palabras han sido
empleadas para expresar esta unión fundamental de opuestos: Ishvara y Máya,
Sat y Asat, Realidad e Irrealidad, Espíritu y Materia, Vida y Forma. He aquí
las palabras de que nos servimos en nuestro insuficiente lenguaje para expresar
lo que nuestro pensamiento puede apenas comprender. Solo podemos decir:
"Esta es la enseñanza de los Sabios y la repetimos humildemente".
Ishvara y Máya. ¿Qué debe ser el Universo?.
La imagen de Ishvara reflejada en
Maya, la imagen fiel que le plugo presentar a este universo particular cuya
hora de nacer ha sonado. Su imagen, pero limitada, sometida a condiciones, por
Él mismo, es lo que el universo debe manifestar perfectamente. Pero ¿cómo lo
que es limitado y parcial, puede ofrecer la imagen de Ishvara? Por la
multiplicidad de las partes reuniendo su trabajo en un todo armonioso. La
infinita variedad de las diferencias y sus condiciones múltiples, expresarán la
ley del pensamiento divino, hasta que este pensamiento encuentre su fórmula en
la totalidad del Universo hecho perfecto.
Debéis tratar de entrever lo que
esto puede significar. Busquemos juntos para comprender. Ishvara piensa en la
Belleza. Inmediatamente su formidable energía, omnipotente y fecunda, viene a
tocar a Maya y la transforma en miríadas de formas que llamamos bellas. Toca
la materia maleable, el agua, por ejemplo y el agua reviste un millón de formas
de belleza. Vemos una de ellas en la vasta superficie del Océano calmado y
tranquilo que ningún viento agita y cuyo seno profundo refleja al cielo. Otra
forma de Belleza se nos ofrece cuando al impulso del viento, las olas suceden a
las olas, los abismos a los abismos, hasta que toda la masa de agua se presenta
terrible en su cólera y en su majestad. Después aparece una nueva forma de
Belleza.
Las furiosas y espumantes aguas se han apaciguado, y el Océano
presenta ahora miríadas de ondulaciones que brillan y juguetean a la luz de la
luna, de la que quiebran y refractan los rayos en millares de chispas y esto
también nos da una idea de lo que significa la Belleza.
Después contemplamos
el Océano cuyo horizonte no limita tierra alguna y cuya inmensa extensión nada
interrumpe, o bien en la orilla vemos las olas que vienen a nuestros pies. Cada
vez que el mar cambia de humor, sus ondas expresan un nuevo pensamiento de
Belleza expresada por el lago alpestre en la inmovilidad y serenidad de su
apacible superficie; por el arroyuelo que salta de roca en roca; por el
torrente que se deshace en millares de gotas que refractan la luz del sol con
todos los tonos del arco-iris.
Del agua bajo todos sus aspectos y todas sus
formas desde el agitado Océano hasta el témpano de hielo; desde las nieblas y
turbonadas hasta las nubes de brillantes colores se desprende el pensamiento
de belleza que en ella imprimió Ishvara cuando la palabra salió de Él. Si
dejamos el agua, encontramos otros pensamientos de Belleza en la delicada
planta trepadora y los brillantes colores que reúne en si, en las plantas: más
fuertes, en la robusta encina y en el bosque de obscuras profundidades. Nuevos
pensamientos de Belleza llegan a nosotros desde las cimas de las montañas, de
la sábana ondulada por innumerables valles en que la tierra parece solicitada
por nuevas posibilidades de existencia, de las arenas del desierto, de la
vegetación de los prados. ¿No separamos de la tierra? El telescopio presenta a
nuestra vista la belleza de miríadas de soles, que se lanzan y gravitan a
través de las profundidades del espacio.
El microscopio a su vez, descubre a
nuestras miradas asombradas, las bellezas de lo infinitamente pequeño como el
telescopio nos revela las de lo infinitamente grande. Una nueva puerta se abre
así para nosotros y nos deja contemplar la Belleza. En torno nuestro hay
millones y millones de objetos que todos tienen su belleza. La gracia del
animal, la fuerza del hombre, la suave belleza de la mujer, los hoyuelos del
riente niño, todo esto nos da una idea de lo que es el pensamiento de la
Belleza en el espíritu de Ishvara. De esta manera podemos comprender hasta
cierto punto como su pensamiento hace nacer el esplendor en miríadas de formas
cuando
Él habla en belleza al mundo. Será lo mismo para la Fuerza, la Energía,
la Armonía, la Música, etc. etc. Ahora comprendéis porqué la variedad es
necesaria: porque ningún objeto limitado puede expresar por completo lo que Él
es, porque ninguna forma limitada es suficiente para expresarla. Pero a
medida que cada forma llega a la perfección en su género, todas ellas llegan,
en conjunto, a revelarle parcialmente. La perfección del Universo es, pues, la
perfección en la variedad y en la armonía de las partes.
Comprendido esto,
empezamos a ver que el Universo no puede alcanzar la perfección sin que cada
parte juegue su papel especial y desenvuelva de una manera completa la parte
de vida que le es propia. Si el bosque pretendiera imitar al agua o a la
tierra, los unos perderían sus bellezas sin obtener las de los otros. La perfección
del cuerpo no resulta de que cada célula lleve la misión de otra célula, sino
que cada una cumpla perfectamente sus propias funciones.
Nosotros tenemos un
cerebro, pulmones, un corazón, órganos digestivos. Si el cerebro tratase de hacer
el trabajo del corazón, o si los pulmones ensayaren digerir los alimentos, el
cuerpo quedaría seguramente en un triste estado. La salud corporal está
asegurada por el hecho de que cada órgano ejerce sus propias funciones.
Comprendemos así que, en el desenvolvimiento del universo, cada parte debe seguir
el camino que le está trazado por la ley que gobierna su propia vida. La imagen
de Ishvara en la naturaleza no será perfecta, mientras cada parte no esté
completa en si misma y en sus relaciones con las demás. ¿Cómo nacen estas
innumerables diferencias? ¿Cómo llegan a existir? ¿Cuáles son las relaciones
del Universo, evolucionando como un todo con las partes, si evoluciona cada una
siguiendo una línea particular? Se ha dicho que Ishavara, expresándose bajo su
aspecto de Prakriti, manifiesta tres cualidades: Sattva, Rajas y Tamas.
Estas
palabras no tienen equivalente en inglés. No pueden traducirse de una manera
satisfactoria. Podría sin embargo, por el momento, traducir Tamas por la
inercia, la cualidad que, opuesta al movimiento, da la estabilidad. Rajas es
la cualidad de la energía y del movimiento. La palabra que mejor idea da de
Sattva, es armonía, la cualidad de lo que causa placer, teniendo éste su origen
en la armonía y siendo solo ella quien puede darlo. Vemos enseguida que estos
tres Gunas se modifican de siete maneras diferentes, siguiendo en cierta forma
siete grandes, direcciones y dando nacimiento a innumerables combinaciones.
Cada religión menciona esta división séptuple y proclama su existencia. En la
religión hindú está representada por los cinco grandes elementos y los dos
superiores, siendo los siete Purushas de que habla Manú.
Los tres Gunas se
combinan y se dividen, constituyendo siete grandes grupos, de donde nacen por
combinaciones variadas, una infinidad de cosas. Recordad que en cada una de
ellas, está representada cada una de las cualidades en un grado variable
sometida a una de las siete grandes clases de modificaciones.
Esta diferencia
inicial, transmitida por un Universo pasado porque un mundo se relaciona a
otro mundo y un Universo a otro Universo nos lleva a comprobar que el torrente
de la vida es dividido y subdividido al caer en la materia, hasta que,
encontrando la circunferencia del enorme círculo, retrocede sobre si mismo. La
evolución comienza, cuando cambiando de dirección, la ola de vida empieza a
retornar a Ishvara. El periodo precedente ha sido el de la involución, durante
el cual la vida se mezcla, con la materia. En la evolución, la vida
desenvuelve las facultades que están en ella. Para citar a Manú, podemos decir
que Ishvara ha colocado Su semilla en las grandes aguas.
La vida dada por
Ishvara no era una vida desarrollada, sino una vida susceptible de desarrollo.
Todo comienza por existir en germen. El padre da su vida por engendrar al
hijo. Esta semilla de vida se desenvuelve a través de mil combinaciones hasta
que llega el nacimiento; después, los años se suceden -a través de la infancia,
la juventud y la virilidad hasta alcanzar la edad madura y que la imagen del
padre se encuentra en el hijo.
Igualmente el Padre Eterno da la vida cuando coloca
la semilla en el seno de la materia; pero esta es una vida que no está todavía
evolucionada. El germen comienza ahora su ascensión, pasando por las fases sucesivas
de la existencia que llega gradualmente a expresar.
Al estudiar el Universo,
vemos que las variedades que en él se encuentran, son constituidas por
diferencias de edad. Este es un punto que interesa a nuestro problema. El
mundo ha sido traído a su condición actual por la virtud de una palabra
creadora. Ha sido lenta y gradualmente y por una prolongada meditación como
Brahma hizo el mundo. Las formas vivientes aparecieron unas después de otras.
Una tras otra fueron sembradas las simientes de vida. Tomad un Universo
cualquiera, en un momento determinado y veréis que tal Universo, tiene por
factor principal el Tiempo.
La edad del germen en curso de desarrollo
determinará el grado alcanzado por el germen. En un Universo existen,
simultáneamente gérmenes de diversas edades y desigualmente desarrollados. Hay
gérmenes más jóvenes que los minerales, constituyendo lo que se llama reinos
elementales. Los gérmenes en vías de desarrollo llamado reino mineral, son más viejos que aquellos. Los que
evolucionan en el reino vegetal, son a su vez más antiguos que los del mineral;
es decir, tienen tras de sí un pasado de evolución más largo. Los animales son
gérmenes de un pasado mayor aún y los gérmenes que llamamos humanidad tienen
un pasado mayor que todos los demás.
Cada gran clase se distingue, por su antigüedad.
Lo mismo en un hombre, la vida separada e individual (entiéndase, no la vida
esencial, sino la vida individual y separada) difiere de la de otro hombre.
Diferimos por la edad de nuestras existencias individuales, como diferimos por
la edad de nuestros cuerpos físicos. La vida es una, una en todo, pero ha sido
involucionada en épocas diferentes, si se tiene en cuenta el punto de partida
dado al germen que crece. Es necesario comprender bien esta idea. Cuando un
universo toca a su fin, se encuentran en él entidades que han alcanzado
diversos grados de desenvolvimiento. Ya he dicho que un mundo se relacionaba a
otro mundo y un Universo a otro Universo. Ciertas unidades se encontrarán al
principio en un período de evolución poco avanzado; otras, muy cerca del momento
en que su conciencia se extenderá hasta Dios.
En este Universo habrá cuando su
periodo de existencia llegue a su fin, todas las diferencias de crecimiento
resultantes de las diferencias de edad. No hay más que una vida en todos; pero
el grado de desenvolvimiento de una vida particular depende del tiempo desde
que ha comenzado a evolucionar separadamente. Tocamos aquí a la misma raíz de
nuestro problema, una sola vida inmortal, eterna, infinita por su origen y por
su fin. Solamente que esta vida se manifiesta siguiendo diferentes grados de
evolución, diferentes periodos de desenvolvimiento. Las facultades inherentes
se manifiestan más o menos y proporcionalmente a la edad de la vida separada.
Tales son los dos puntos que hay que comprender y enseguida podréis abordar la
segunda parte de la definición del Dharma.
Podemos ahora definirlo Como:
"la naturaleza interior de una casa en un momento dado de la evolución y
la ley que rige al periodo próximo en que entrará su desenvolvimiento", la
naturaleza en el punto alcanzado por el desenvolvimiento, más la ley conducente
al periodo de desenvolvimiento que va a seguir.
La naturaleza misma determina
el grado de evolución alcanzado. Después vienen las condiciones a que están
subordinados los progresos ulteriores de su evolución. Poned estas dos ideas en
contacto y comprenderéis porqué nuestro propio Dharma es el único camino que
lleva a la perfección. Mi Dharma es el grado de evolución alcanzado por mi
naturaleza en el desenvolvimiento de la semilla divina que está en mi misma,
mas la ley de vida que determina la manera de que yo debo elevarme al grado
siguiente. El pertenece al yo separado. Es preciso que yo conozca el grado de
mi desenvolvimiento y que conozca también la ley que me permite llevarlo más
lejos. Entonces yo conoceré mi Dharma y siguiéndole iré hacia la perfección.
Realizando el sentido de lo que precede, vemos claramente la razón por la cual
es preciso estudiar esta condición presente y este período que va a seguir. Si
no conocemos el grado alcanzado actualmente, forzosamente ignoraremos el grado
siguiente que debe ser nuestro objetivo y por lo tanto actuamos contra nuestro
Dharma y retardamos nuestra evolución. En cambio, conociendo una y otro podemos
trabajar de una manera conforme a nuestro Dharma y apresurar nuestra
evolución.
Aquí se presenta un escollo peligroso. Vemos que una cosa es buena,
elevada y grande y aspiramos a realizarla. ¿Es este nuestro próximo grado de evolución?
¿Es esto lo que exige la ley de nuestro desenvolvimiento vital para asegurar el
armonioso florecimiento de nuestra vida? Nuestro objetivo inmediato no es
aquello que es lo mejor en sí, sino aquello que es lo mejor según el grado
actualmente alcanzado por nosotros, aquello que nos haga dar un paso de
avance. He aquí una criatura. Sí es una niña, es inútil decir que tiene ante sí
un porvenir más noble, más elevado y más vasto que el momento actual en que
ella juega a las muñecas.
Por que el ideal femenino perfecto es la madre con
su hijo. Pero aunque este sea el ideal de la mujer perfecta, tomar este ideal
antes de tiempo no es un bien, sino un mal. Todo debe venir en su tiempo y
lugar. Si esta madre debe alcanzar el desenvolvimiento perfecto de la mujer y
llegar a ser una madre de familia bien dispuesta, fuerte y capaz de soportar la
presión de la gran ola vital, entonces es necesario un período en que la niña
debe jugar con su muñeca, debe aprender sus lecciones, debe desenvolver su
cuerpo. Pero si con la idea de que la maternidad es una cosa más elevada y más
noble que el juego, esta maternidad es impuesta muy temprano y un niño nace de
una niña, el hijo, la madre y la nación sufren y esto sucede porque no se ha
tenido en cuenta el momento y la ley del desenvolvimiento de la vida ha sido
violada. Es ir al encuentro de toda clase de sufrimientos coger el fruto antes
de que esté maduro. He puesto este ejemplo por que es llamativo. El os hará
comprender porque nuestro propio Dharma vale más para nosotros que el Dharma
bien ejecutado de otro, pero que no entra en el dominio de nuestro
desenvolvimiento vital. Podemos esperar una posición elevada en el porvenir,
pero es preciso que el momento llegue y que el fruto madure. Recogedle antes
de su madurez y os hará rechinar los dientes. Dejadle en el árbol, obedeciendo
así a la ley del tiempo y del orden evolutivo y el alma crecerá bajo el impulso
de una vida sin fin. Esto nos da una nueva solución al problema: la función
está en razón directa del poder.
Ejercer la función antes del desarrollo del
poder es extremadamente pernicioso para el organismo. Aprendamos, pues, a tener
paciencia y a conformamos con la Buena Ley. Se puede juzgar de los progresos de
un hombre por la buena voluntad que emplea en trabajar con la naturaleza y en
someterse a la ley. He aquí porque al Dharma se le llama ley o deber indistintamente,
porque estas dos ideas tienen por raíz común el principio de que el Dharma es
la naturaleza interior, en un momento dado de la evolución y la ley del período
de desenvolvimiento que va a seguir. Esto explica porqué la moralidad es una
cosa relativa, porqué el deber debe ser diferente para cada alma según su grado
de evolución. Si aplicamos esto a las disquisiciones del bien y del mal, veremos
que nos será posible resolver algunos de los problemas de más sutil moralidad
considerándolos según este principio.
En un Universo condicional, el bien y el
mal absolutos no son encontrados nunca, sino solamente el bien y el mal
relativos. Lo absoluto no existe más que en Ishvara, donde se le encontrará
eternamente. Las diferencias son, pues, necesarias a nuestra existencia
condicional. Nosotros pensamos, sentimos y sabemos por diferencias. Solo por
ellas sabemos que somos hombres vivientes y pensantes. La unidad no hace
ninguna impresión sobre la conciencia. Las diferencias y la diversidad son las
que hacen posible el desenvolvimiento de la conciencia. La conciencia no
condicional escapa a nuestra comprensión.
No podemos pensar más que dentro de
los límites de lo que es separado y condicional. Ahora tenemos la posibilidad
de ver como las diferencias se manifiestan en la naturaleza, como interviene el
factor tiempo y como (por más que todos tengan la misma naturaleza y deben
alcanzar el mismo fin) hay diferencias en los grados de la evolución y por
consiguiente, hay leyes apropiadas a cada grado. Esto es lo que tenemos que
comprender esta tarde antes de tratar del complejo problema de: ¿cómo se
desenvuelve esta naturaleza interior? El asunto es realmente difícil. Sin
embargo, los misterios del sendero de la acción podrán aclararse
para nosotros
si comprendemos la ley subyacente y reconocemos el principio de la vida
evolucionante, Pueda Aquel que ha dado a la India por nota "tónica"
el Dharma, iluminar, por Su vida ascendente e inmortal, por Su luz
resplandeciente e inalterable, nuestras obscuras inteligencias que buscan a
tientas Su ley. Porque sola Su bendición descendiendo sobre el suplicante que
busca, permitirá que Su ley sea comprendida por nuestra inteligencia, que Su
ley se grabe en nuestros corazones.
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