No debemos terminar
esta parte sobre el Simbolismo de la Historia Arcaica sin tratar de explicar la
repetición perpetua de este número, verdaderamente místico, la Hebdómada, en
todas las escrituras conocidas de los orientalistas. Como cada religión, desde
la más antigua a la más reciente, revela su presencia y la explica en su propio
terreno, de acuerdo con sus propios dogmas
especiales, no es ésta una tarea fácil. Por tanto, no podemos hacer cosa
mejor, ni un trabajo más explicatorio, que presentarlas todas a vista de
pájaro.
Los números 3, 4, 7, son los números sagrados de la Luz, Vida y Unión -
especialmente en este presente Manvántara, nuestro Ciclo de Vida del cual el
número siete es el representante
especial, o el factor numérico. Esto
hay que demostrarlo ahora.
Si se preguntase a un
brahman versado en los Upanishads,
que tan llenos están de la antigua Sabiduría Secreta, por qué “aquél, de quien
siete antepasados han bebido el jugo de la planta de la Luna”, es Trisuparna,
dicho que se atribuye a Bopaveda; y por qué los Pitris Somapa han de ser
adorados por el brahman Trisuparna - muy pocos podrían contestar; o si lo
sabían, satisfarían aún menos la curiosidad de uno. Así, pues, atengámonos a lo
que enseña la antigua Doctrina Esotérica. Según dice el Comentario:
Cuando los primeros Siete aparecieron sobre la Tierra, arrojaron al
suelo la semilla de todas las cosas que crecen en ella. Primeramente vinieron
Tres, y Cuatro fueron agregados a estos, tan pronto como la piedra se
transformó en planta. Luego vinieron los segundos Siete, quienes, guiando a los
Jivas de las plantas, produjeron las naturalezas intermedias entre la planta y
el animal vivo que se mueve. Los terceros Siete desenvolvieron sus Chhâyâs...
los quintos Siete aprisionaron su ESENCIA... Así se convirtió el hombre en un
Saptaparna.
A
SAPTAPARNA
Tal es el nombre que se
da en la fraseología Oculta al hombre. Significa, como se ha indicado en otra
parte, una planta de siete hojas, y el nombre tiene una gran significación en
las leyendas buddhistas. Lo mismo sucedía, bajo un disfraz, en los mitos
griegos. La T, o Tau, formada por la
figura 7 y la letra griega I’ (Gamma), era, como se ha dicho en la
Sección anterior, el símbolo de la vida y de la Vida Eterna; de la vida
terrestre, porque I’ (Gamma) es el símbolo de la Tierra (Gaia) y de la vida
Eterna; porque la cifra 7 es el símbolo de la misma vida enlazada con la Vida Divina, siendo el doble signo expresado en
figuras geométricas:
Un Triángulo y un Cuaternario,
símbolo del HOMBRE Septenario.
Ahora bien; el número seis ha sido considerado en los Antiguos
Misterios como un emblema de la Naturaleza física.
Porque el seis es la representación de las seis dimensiones de todos los
cuerpos - las seis direcciones que
componen su forma, a saber: las cuatro direcciones extendiéndose hacia los
cuatro puntos cardinales, Norte, Sur, Este y Oeste, y las dos direcciones de
altura y profundidad que corresponden al Cenit y al Nadir. Así, pues, mientras
el Senario era aplicado por los
Sabios al hombre físico, el
Septenario era para ellos el símbolo de este hombre, más su Alma inmortal
J. M. Ragón presenta una ilustración muy buena del “senario
jeroglífico”, como él llama a nuestro doble triángulo equilátero.
El senario jeroglífico
es el símbolo de la mezcla de los tres
fuegos filosóficos y las tres aguas, de donde resulta la
procreación de los elementos de todas las cosas.
La misma idea se
encuentra en el doble triángulo equilátero indo. Pues, aunque en este país se
le llama el signo de Vishnu, sin embargo, en verdad, es el símbolo de la
Tríada, o Tri-mûrti. Porque, aun en la interpretación exotérica, el triángulo
inferior,
con el vértice hacia abajo, es el símbolo de Vishnu, el Dios
del Principio Húmedo y el agua, siendo Nàrâyana el Principio Moviente en el
Nârâ, o las Aguas ; mientras que el triángulo con su vértice hacia arriba, es Shiva, el Principio del Fuego, simbolizado por la triple llama en su mano .
Estos dos triángulos entrelazados, llamados erróneamente “Sello de
Salomón” -que forman también el emblema de nuestra Sociedad- son los que
producen a la vez el Septenario y la Tríada, y son la década. De cualquier modo
que éste .......... se examine, todos los diez números están contenidos en él.
Porque, con un punto en medio o en el centro, ........es un signo séptuple o Septenario; sus triángulos
denotan el número tres (o la Tríada); los dos
triángulos muestran la presencia del Binario; los triángulos, con el punto
central común a ambos, producen el Cuaternario; las seis puntas hacen el
Senario, y el punto central, la Unidad; el Quinario está trazado por
combinación, como un compuesto de dos
triángulos, el número par, y de tres
lados en cada triángulo, el primer número impar. Ésta es la razón por qué
Pitágoras y los antiguos consagraban el número seis a Venus, pues:
La unión de los dos
sexos y la espagirización de la materia por tríadas son necesarias para
desarrollar la fuerza generadora, esa virtud prolífica y tendencia a la
reproducción que es inherente a todos los cuerpos.
La creencia en
“Creadores”, o Poderes personificados de la Naturaleza, no es, en verdad,
politeísmo alguno, sino una necesidad filosófica. Como todos los otros Planetas
de nuestro sistema, la Tierra tiene siete Logos -los Rayos emanados del
“Rayo-Padre”- el PROTOGONOS, o Logos Manifestado, el que sacrifica su Esse (o
“Carne”, el Universo), para que el Mundo pueda vivir, y que todas las criaturas
que en él existen, tengan conciencia.
Los números 3 y 4 son respectivamente masculino y femenino,
Espíritu y Materia, y su unión es el emblema de la Vida Eterna en Espíritu, en
su arco ascendente, y en la Materia como el Elemento que siempre resucita, por
procreación y reproducción. La línea masculina espiritual es vertical ..... ;
la línea de la materia diferenciada es horizontal __ ; y las dos forman la cruz
o +. El 3 es invisible; el 4 está en el plano de la percepción objetiva. Ésta
es la razón por la que toda la Materia del Universo, si se analizase hasta sus
confines por la Ciencia, podría reducirse a cuatro elementos solamente:
Carbono, Oxígeno, Nitrógeno e Hidrógeno; y por la que los tres primarios, los
nóumenos de los cuatro o el Espíritu o Fuerza graduados, han permanecido una terra incognita y meras especulaciones,
simples nombres, para la Ciencia exacta. Sus servidores tienen que creer y
estudiar primeramente las causas primarias antes de que puedan esperar
profundizar la naturaleza y conocer las potencialidades de los efectos. Así,
mientras que los hombres del saber occidental tenían, y tienen aún, el 4, o la
Materia, con que entretenerse, los ocultistas orientales, y sus discípulos, los
grandes Alquimistas de todo el mundo, tienen todo el septenario en que estudiar . Según esos alquimistas:
Cuando el Tres y el Cuatro se besan,
el Cuaternario junta su naturaleza media con la del Triángulo (o Tríada, esto
es, la faz de una de sus superficies planas se torna en la cara media del
otro), y se transforma en un Cubo; sólo entonces se convierte (el Cubo
desarrollado) en el vehículo y el número de la VIDA, el Padre-Madre SIETE.
El siguiente diagrama
quizás ayudará al estudiante a comprender estos paralelismos.
Ahora bien; se nos enseña que todas estas primeras formas de la vida
orgánica aparecen también en grupos de números septenarios. desde los minerales
o “piedras blandas que se endurecieron”, usando la fraseología de las
Estancias, seguidos por las “plantas duras que se ablandaron”, producto del
mineral; pues “la vegetación nace del seno de la piedra”; y luego por el hombre
- todos los modelos primitivos, en todos los reinos de la Naturaleza,
principian por ser películas transparentes etéreas. Esto, por supuesto, sólo
sucede en el primer comienzo de la vida. En el siguiente período se consolidan,
y en el séptimo principian a
ramificarse en especies, todos excepto
los hombres, primeros de los animales mamíferos en la Cuarta Ronda.
Virgilio, versado como
lo estaba todo poeta antiguo, más o menos, en la Filosofía Esotérica, cantaba
la evolución en los siguientes versos:
Principio coelum ac terras camposque
liquentes
Lucentenque
globum Lunae, Titaniaque astra
Spiritus intus alit, totamque infusa per artus
Mens agitar molem et magno se corpore miscet.
In de hominum
pecudumque genus vitaeque volantum
Et quae marmoreo fert
mosntra sub aequore pontus
coelum ac
terras camposque liquentes
Lucentenque
globum Lunae, Titaniaque astra
Spiritus intus alit, totamque infusa per artus
Mens agitar molem et magno se corpore miscet.
In de hominum
pecudumque genus vitaeque volantum
Et quae marmoreo fert
mosntra sub aequore pontus
“Primero vino el tres, o el Triángulo”. Esta expresión tiene un
significado profundo en Ocultismo, y el hecho es corroborado en Mineralogía,
Botánica y hasta en Geología -como se ha demostrado en la Sección sobre “La
Cronología de los Brahmanes”- por el número compuesto siete, estando contenido
en él, el tres y el cuatro. La sal en disolución lo prueba. Pues cuando sus
moléculas, agrupándose, principian a depositarse en sólidos, la primera forma
que toman es la de triángulos de pequeñas pirámides, y de conos. Es la figura
del Fuego, y de aquí la palabra
“Pyramis”; mientras que la segunda figura geométrica en la Naturaleza manifestada es un Cuadrado o un Cubo, 4
y 6 , pues, como dice Enfield, “siendo cúbicas las partículas de la tierra, las
del fuego son piramidales”; y es verdad. La forma piramidal es la que asumen
los pinos, que es el árbol más primitivo después del período de los helechos.
De este modo, los dos opuestos de la Naturaleza cósmica -el fuego y el agua, el
calor y el frío- principian sus manifestaciones metrográficas, el uno por un
sistema trimétrico, y el otro por un sistema hexagonal. Pues los cristales
estrellados de la nieve, mirados con un microscopio, son todos y cada uno de
ellos una estrella doble o triple de seis puntas, con un núcleo central, como
una estrella en miniatura dentro de la mayor. Mr. Darwin, al mostrar que los
habitantes de las costas son grandemente afectados por las mareas, dice:
Los progenitores más
antiguos en el reino de los
vertebrados... consistían, aparentemente, en un grupo de animales
marinos... Los animales que viven ya sea en la pleamar media, o en la baja mar media,
pasan por un ciclo completo de cambios de mareas en quince días... Ahora bien;
es un hecho misterioso que en los vertebrados superiores hoy terrestres...
muchos procesos normales y anormales tienen una o más semanas (septenarios)
como períodos... tales como la gestación de los mamíferos, la duración de las
fiebres.
Los huevos de la paloma
se empollan en dos semanas (o 14 días); los de la gallina en tres; los de patos
en cuatro; los de ganso en cinco, y los de avestruz en siete .
Este número está
estrechamente relacionado con la Luna, cuya influencia Oculta se manifiesta
siempre en períodos septenarios. La Luna es el guía del lado Oculto de la
Naturaleza terrestre, mientras que el Sol es el regulador y factor de la vida
manifestada. Esta verdad siempre ha sido clara para los Videntes y Adeptos.
Jacobo Boheme, al insistir sobre la doctrina fundamental de las siete
propiedades de la eterna Madre Naturaleza, probó con ello ser un gran
Ocultista.
Pero volvamos a la
consideración del septenario en el simbolismo religioso antiguo. A la clave
metrológica del simbolismo de los hebreos, que revela numéricamente las
relaciones geométricas del Círculo (el Todo-Deidad), con el Cuadrado, el Cubo,
el Triángulo, y todas las emanaciones integrales del área divina, puede
añadirse la clave teogónica. Esta clave explica que Noé, el Patriarca del
Diluvio, es, en un aspecto, la permutación de la Deidad (La Ley Creadora
Universal), con el fin de la formación de nuestra Tierra, su población y la
propagación en ella de la vida en general.
Ahora
bien; teniendo presente la división septenaria en las Divinas Jerarquías, así
como en la constitución cósmica y en la humana, el estudiante comprenderá
fácilmente que Jah-Noah esté a la cabeza y sea la síntesis del Cuaternario
inferior. La Tríada Sephirothal superior,
de la cual Jehovah-Binah
(la Inteligencia) es el ángulo izquierdo femenino- emana al Cuaternario, Este último, que simboliza por sí al Hombre Celeste, el Adam Kadmon sin sexo, considerado como la Naturaleza en lo abstracto, se convierte también en un septenario, emanando así los otros tres principios adicionales, la Naturaleza inferior terrestre o Naturaleza física manifestada, la Materia y nuestra Tierra -siendo el séptimo Malkuth, la “Esposa del Hombre Celeste”-, y formando así, con la Tríada superior, o Kether, la Corona, el número completo del Árbol Sephirothal: el 10, el total en la Unidad, o el Universo. Aparte de la Tríada superior, los Sephiroth creadores inferiores son siete.
Lo anterior no se
relaciona directamente con nuestro objeto, pero es un recuerdo necesario para
facilitar la comprensión de lo que sigue. La cuestión está en mostrar que
Jah-Noah, o el Jehovah de la Biblia hebrea, el supuesto Creador de nuestra
Tierra, del hombre y de todo lo que hay en ella, es:
a) El Septenario inferior, los Elohim Creadores,
en su aspecto cósmico.
b) El Tetragrammaton o
el Adam Kadmon, el “Hombre Celeste” de las cuatro letras - en sus aspectos
teogónico y kabalístico.
c) El Noé -idéntico al
Shista indo, la Semilla humana, dejada para poblar la Tierra de una creación o
Manvántara anterior, como lo expresan los Purânas;
o el período prediluviano, como lo expresa alegóricamente la Biblia- en su
carácter cósmico.
Pero ya sea un
Cuaternario (Tetragrammaton) o una Tríada, el Dios Creador bíblico no es el 10
Universal, a menos de confundirse con Ain Soph (como Brahmâ con Parabrahman)
sino un septenario, uno de los muchos septenarios del Septenario Universal. En
esta explicación del asunto que estamos tratando, su posición y estado como Noé
puede mostrarse mejor colocando el 3, ...., y el 4, ...., en líneas paralelas
con los principios cósmicos y humanos. Para estos últimos, emplearemos la
antigua clasificación familiar. Como sigue:
Como demostración adicional de estas declaraciones, puede el lector
dirigirse a obras kabalísticas.
“Ararat = el monte de descenso , Hor-Jared. Hatho lo
menciona como compuesto por Arath El editor de Moisés Cherenensis, dice: “Por esto, dicen, se significa el primer sitio de descenso (del arca)”.
(Anal., de Bryant, volumen IV, págs.
5, 6, 15).
Bajo “Berge” montaña, Nork
dice de Ararat: “....., por .....
(esto es, Ararat por Arath) la tierra, reduplicación Aramaica”. Aquí se ve que Nork y Hatho
hacen uso el mismo equivalente, en Arath, con el significado de tierra.
Simbolizando así Noé,
tanto el Manu-Raíz como el Manu-Simiente, o el Poder que desenvolvió nuestra
Cadena Planetaria, y nuestra Tierra, así como la Raza-Simiente, la Quinta, que
se salvó (mientras que perecieron las últimas subrazas de la Cuarta), el Manu
Vaivasvata, se verá que el número siete se
presenta a cada paso. Noé, como permutación de Jehovah, es el que representa la
hueste septenaria de los Elohim, y es por esto el Padre o Creador (el
Preservador) de toda la vida animal. De aquí los versículos del Génesis: “De cada animal puro tomarás
por sietes, el macho (3) y la hembra
(4); de las aves del aire también por sietes, etc., seguido por todos los períodos de siete días, y lo demás.
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