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LAS LLAMAS VINIERON. LOS FUEGOS CON LAS CHISPAS; LOS FUEGOS DE LA NOCHE Y LOS FUEGOS DEL DÍA (a). ELLOS SECARON LAS
AGUAS TURBIAS Y OBSCURAS. CON SU CALOR LAS AGOTARON. LOS LHAS DE
LA ALTURA Y LOS LHAMAVIN DE ABAJO, VINIERON (b). HICIERON MORIR
A LAS FORMAS DE DOS Y DE CUATRO CARAS. LUCHARON CON LOS HOMBRES-CABRÍOS, CON LOS HOMBRES DE CABEZA DE PERRO Y CON LOS HOMBRES CON CUERPOS DE PEZ.
a) Las “Llamas”
son una Jerarquía de Espíritus paralela, si no idéntica a los “ardientes”
ígneos Saraph (Serafines) mencionados por Isaías, aquellos que, según la
Teogonía hebrea, acompañan al “Trono del Todopoderoso”. Melha es el Señor de
las “Llamas”. Cuando él aparece en la Tierra, asume la personalidad de un
Buddha, dice una leyenda popular. Es uno de los Lhas más antiguos y venerados,
un San Miguel Buddhista.
b) La palabra “Abajo” no debe tomarse en el
sentido de Regiones Infernales, sino simplemente en un sentido espiritual o más
bien etéreo, un Ser de grado inferior por estar más próximo a la Tierra, o un
grado más elevado que nuestra Esfera Terrestre; al paso que los Lhas son
Espíritus de las Esferas más elevadas, y de ahí proviene el nombre de la
capital del Tibet, Lha-ssa.
Además
de ser una declaración de naturaleza puramente física e inherente a la
evolución de la vida sobre la Tierra, puede haber otro sentido alegórico en esa
sloka, o más bien varios, según se enseña en efecto. Las LLAMAS o “Fuegos”
representan el Espíritu o el elemento masculino, y el “Agua”, la Materia o el
elemento contrario. Y aquí vemos nuevamente, en la acción del Espíritu,
destruyendo la forma puramente material, una referencia a la lucha eterna, en
los planos físico y psíquico, entre el Espíritu y la Materia, además de ser un
hecho cósmico científico, pues según se dice en el versículo que sigue:
9-EL AGUA MADRE, EL GRAN MAR, LLORÓ. ELLA SE LEVANTÓ, DESAPARECIÓ EN LA LUNA, QUE LA HABÍA ELEVADO, QUE LA HABÍA
HECHO NACER.
Ahora
bien; cuál puede ser el sentido de esto? ¿No es una referencia evidente a la
acción de las mareas en el tiempo primitivo de la historia de nuestro Planeta
en su Cuarta Ronda? La investigación moderna se ha estado ocupando últimamente
de especulaciones sobre las grandes mareas paleozoicas. La teoría de Mr. G. H.
Darwin era que hace lo menos 52.000.000 de años -y probablemente mucho más- la Luna
se originó de la masa plástica de la Tierra. Partiendo del punto donde llegaron
las investigaciones de Helmholtz, Ferrel, Sir William Thomson y otros, siguió
el curso del retardo de la marea, de los movimientos giratorios de la Tierra,
hasta perderlo en lo más profundo de la noche de los tiempos, y colocó a la
Luna, durante la infancia de nuestro Planeta, sólo a “una parte de la distancia
actual”. en resumen, su teoría era que la Luna fue la que se separó de la
Tierra.
La elevación de la marea, concurriendo con la oscilación de la masa
globular (la tendencia centrífuga siendo entonces casi igual a la gravedad);
ésta fue vencida, y la masa elevada del flujo pudo separarse así completamente
de la Tierra.
La
enseñanza Ocultista es lo contrario de esto. La Luna es mucho más antigua que
la Tierra; y, según se ha explicado en el volumen I, esta última es la que debe
su ser a la primera, por más que la Astronomía y la Geología lo expliquen de
otro modo. De aquí las mareas y la atracción hacia la Luna, como lo demuestra
la parte líquida del Globo; siempre esforzándose por elevarse hacia su madre.
Éste es el significado de la frase de que el Agua-Madre “se levantó,
desapareció en la Luna, que la había elevado, que la había hecho nacer”.
10-CUANDO FUERON DESTRUIDOS LA TIERRA MADRE QUEDÓSE VACÍA. PIDIÓ QUE LA SECARAN.
El
tiempo de la incrustación de la Tierra había llegado. Las aguas se habían
separado, y el proceso se inició. Era el principio de una nueva vida. Esto es
lo que nos descubre una clave. Otra clave enseña el origen del Agua, su mezcla
con el Fuego -”Fuego líquido” como le llama- y entra en una descripción
alquímica de la progenie de ambos: las
materias sólidas, tales como minerales y tierras. De las “Aguas del
Espacio”, la progenie del Espíritu-Fuego masculino y del Agua femenina
(gaseosa) se ha convertido en la extensión oceánica de la Tierra. Varuna es
arrastrado hacia abajo desde el Espacio infinito, para reinar como Neptuno
sobre los mares finitos. Como siempre, se ve que la fantasía popular está
basada en un fundamento estrictamente científico.
El
Agua es en todas partes el símbolo del Elemento femenino; Mater, de la cual
viene la letra M, se deriva pictóricamente de un jeroglífico del
agua. Es la Matriz Universal del “Gran Océano”. Venus, la gran Madre-Virgen,
surge de la ola del mar, y Cupido o Eros es un hijo. Pero Venus es la última
variante mitológica de Gaea, Gaia, la Tierra, la cual, en su aspecto superior,
es Prakriti, la Naturaleza, y metafísicamente Aditi, y hasta Mûlaprakriti, la
Raíz de Prakriti, su nóumeno.
Por
tanto, Cupido o el Amor, en su primitivo sentido es Eros, la Voluntad Divina, o
el Deseo de manifestarse por medio de la creación visible. De aquí que Fohat,
el prototipo de Eros, se convierta en la Tierra en el Gran Poder de la
“Electricidad Vital” o el Espíritu “Dador de Vida”. Recordemos la Teogonía
Griega, y penetremos en el espíritu de su filosofía. Los griegos nos enseñan
que todas las cosas, incluso los Dioses, deben su ser al Océano y a su esposa
Tethys, siendo esta última Gaea, la Tierra o Naturaleza. ¿Pero quién es el
Océano? El Océano es el Espacio inconmensurable -el Espíritu en el Caos- que es
la Deidad; y Tethys no es la Tierra, sino la Materia Primordial en su proceso
de formación. En nuestro caso no es ya Aditi-Gaea quien engendra a Urano o
Varuna, el Âditya principal entre los siete Dioses Planetarios, sino Prakriti,
materializado y localizado. La Luna, masculina en su carácter teogónico, es, en
su aspecto cósmico solamente, el principio generador femenino, así como el Sol
es el emblema masculino del mismo. El Agua es la Progenie de la Luna, una
deidad andrógina en todas las naciones.
La
Evolución procede con arreglo a las leyes de analogía, lo mismo en el Kosmos
que en la formación del Globo más pequeño. Así, lo de arriba, que se aplica al modus operandi en el tiempo cuando el
Universo aparecía, se aplica también al caso de la formación de nuestra Tierra.
La
estancia que se está comentando principia hablando de treinta crores,
300.000.000 de años. Puede preguntársenos: ¿qué podían saber los antiguos
acerca de la duración de los períodos geológicos, cuando ningún hombre
científico o matemático moderno es capaz de calcular su duración ni siquiera
con exactitud aproximada? Que dispusiesen o no de mejores medios para ello -y
se sostiene que los tenían, como lo evidencian sus Zodíacos-, de todos modos se
dará ahora la cronología de los antiguos brahmanes con toda la fidelidad que
sea posible.
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