domingo, 12 de agosto de 2018

SAN PABLO, VERDADERO FUNDADOR DEL ACTUAL CRISTIANISMO




Podemos repetir con el autor de Falicismo:

“Somos partidarios de la construcción; de la cristiana inclusive, aunque desde luego de la construcción filosófica. Nada tenemos que ver con la realidad y con el realismo, en su mecánica y científica acepción. Hemos tratado de demostrar que el misticismo es vida y alma de la religión... y que la Biblia sólo puede leerse e interpretarse equivocadamente, cuando de antemano se la supone un tejido de fábulas y contradicciones; que Moisés no usó de engaños sino que habló a los “hijos de los hombres” en el único lenguaje que pueden comprender los niños de corta edad; que el mundo es verdaderamente un lugar muy distinto del que se suele suponer; que lo que ridiculizamos por supersticioso es lo único verdadero y el único conocimiento científico; y por último, que la ciencia moderna es una superstición de especie, destructora y mortífera”.

Todo esto es perfectamente verdad; pero también lo es que en el Nuevo Testamento, en los Hechos y en las Epístolas (dejando aparte los rasgos históricos de la figura de Jesús), abundan las frases simbólicas y alegóricas; como también es verdad que “Pablo y no Jesús fue el verdadero fundador del cristianismo”, aunque no de la Iglesia oficial cristiana.
“El nombre de cristianos empezó a emplearse en Antioquía”, según afirman los Hechos de los Apóstoles ; pues hasta entonces se habían llamado sencillamente nazarenos.
Esta opinión la comparten muchos autores del presente y de los pasados siglos, si bien siempre hubo reparo en tocar este punto por temor de blasfemia y como hipótesis no probada. Sin embargo, el Dr. Wilder, dice en un artículo titulado Pablo, fundador del Cristianismo:

Hombres como Ireneo, Epifanio y Eusebio han legado a la posteridad tal reputación de insinceridad y poco honradas prácticas, que el corazón se desmaya al leer la historia de los crímenes de aquella época.

Y con mayor razón al considerar que todo el plan del cristianismo descansa sobre sus afirmaciones. Pero actualmente encontramos en la correcta lectura de los símbolos bíblicos. En El Origen de las Medidas (página 262), leemos:

Conviene tener presente que el actual cristianismo debe su origen a Pablo y no a Jesús. Durante su vida terrena, fue Jesús un judío obediente a la ley mosaica, y dijo: “Los escribas y fariseos ocupan la silla de Moisés; por lo tanto, cumplid y guardad lo que os manden”. Y en otro pasaje: “No he venido a abrogar por la ley, sino a cumplirla”. Así, pues, sujeto a la ley estuvo hasta el día de su muerte, y no derogó en vida ni una tilde. Fue circuncidado y ordenó la circuncisión. Pablo, por el contrario, dijo que de nada valía la circuncisión, y derogó con ello la ley. Saulo y Pablo (es decir, Saulo, bajo la ley y Pablo libre de las obligaciones de la ley), fue figura de Jesús, según la carne o sea del Jesús que sometido a la ley la observó hasta morir en Chrestos y resucitar libre de sus obligaciones en espíritu, como Christos o Cristo triunfante. Cristo quedó libre, pero en Espíritu, Saulo, según la carne, fue función y figura de Chrestos. Pablo, según la carne, fue función y figura de Jesús, cuando éste llegó a ser cristo en Espíritu; y así tuvo autoridad en la carne para derogar la ley humana, como Cristo fue una primera realidad que respondiese y trabajase por la apoteosis.

La razón de que Pablo aparezca como “derogador de la ley”, sólo puede hallarse en la India, en donde se han conservado hasta nuestros días en toda su pureza las más antiguas costumbres y privilegios, no obstante los abusos basados en ellos. Sólo hay en la India una categoría de personas que puedan quebrantar impunemente la ley de las instituciones brahmánicas, incluso la de castas; son los perfectos “svâmis”, los yoguis, que han alcanzado, o que se supone han traspuesto, los siete primeros peldaños del estado de Jîvanmukta, o sea la plena iniciación. Y Pablo fue indudablemente un iniciado. Citaremos al efecto uno o dos pasajes de Isis sin Velo, pues nada podemos decir ahora más de lo que dijimos entonces:

Leed los pocos originales que nos quedan entre los escritos atribuidos a este hombre franco, honrado y sincero, y decid si alguien puede afirmar que haya en ellos ni una sola línea en la cual signifique Pablo con la palabra Cristo, algo más que la idea abstracta de la personal divinidad morante en el hombre. Para Pablo no es Cristo una personalidad, sino una idea humanada. “Si un hombre está en Cristo, es otra criatura”; es decir, nace de nuevo como después de la iniciación, porque el Señor es el espíritu del hombre. Pablo fue el único apóstol que comprendió las ideas subyacentes en las enseñanzas de Jesús, por más que nunca anduvo con él.

Sin embargo, Pablo no era perfecto e infalible.
Resuelto a implantar una nueva y amplia reforma, que abarcase a la humanidad entera, encaramó ingenuamente sus propias doctrinas sobre la sabiduría de los pasados tiempos, y sobre los antiguos misterios y la final revelación a los Epopteia.

Otra prueba de que Pablo pertenecía al círculo de los “Iniciados”, la tenemos en que se tonsuró en cencrea, donde fue iniciado Lucio (Apuleio) “porque había hecho un voto”. Los nar o nazarenos (puesto aparte), como vemos en las Escrituras hebreas, no se cortaban los cabellos “ni consentían navaja” en su cabeza, hasta el día de sacrificar su cabellera en el altar de la iniciación. Y los nazarrenos eran una clase de caldeos teurgos o iniciados. (Isis sin Velo, II, 574).
Ya indicamos en Isis sin Velo que Jesús fue un nazareno.

Declara San Pablo que: “Según la gracia de Dios que se me ha dado, eché el cimiento como maestro de obras juicioso” .

La palabra maestro de obras aparece una vez tan sólo en toda la Biblia, y en boca de San Pablo, puede considerarse como una completa revelación. La tercera parte o sección de los misterios se llamaba Epopteia, que quiere decir revelación o entrada en el secreto; pero esencialmente significa el supremo y divino estado de clarividencia... aunque el significado real de la palabra sea “vigilante” de ....., “me veo”. En sánscrito la raíz âp tuvo en su origen la misma significación; pero actualmente quiere decir “obtener”.

La palabra epopteia se compone de ..... ..... epi, “sobre”, y ....., optomai, “mirar”; esto es: vigilar, inspeccionar, como hacen los maestros de obras. El título de maestro masón de la francmasonería, se deriva de esto, en el sentido acostumbrado en los misterios. Por lo tanto, cuando Pablo se llama a sí mismo maestro de obras, emplea una palabra eminentemente cabalística, teúrgica y masónica, no usada por ningún otro apóstol. De este modo se titula adepto, con derecho de iniciar a otros.


Si buscamos en esta dirección, guiados expertamente por los misterios griegos y la Kabalah, hallaremos fácilmente el secreto motivo de que Pedro, Juan y Santiago persiguieran y detestaran a Pablo. El autor del Apocalipsis era un cabalista de pura cepa, y alimentaba hereditario odio contra los misterios paganos. En vida de Jesús tuvo Juan celos hasta de Pedro, y, poco después de la muerte de su común maestro, vemos a los dos discípulos –el primero de los cuales usó la mitra y el petaloon de los rabinos judíos- defender ardientemente el rito de la circuncisión. A los ojos de Pedro era Pablo un mago, porque le había vencido intelectualmente y reconocía su superioridad en conocimientos de filosofía y “erudición griegas”. De aquí provino tal vez que le llamaran Simón el Mago por analogía, y no por apodo (9), considerándole contaminado con la “Gnosis”, la “sabiduría” de los Misterios griegos.

D.S TV

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